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24 horas en 24 fotogramas (por segundo). "Le Mans" y Steve McQueen

En 1958 Phil Hill, a bordo de un Ferrari, se convertía en el primer estadounidense en ganar las 24 horas de Le Mans, e iniciaba para la marca italiana una racha de 6 victorias en 7 ediciones. Ese año la CBS comenzaba a emitir en Estados Unidos “Wanted: dead or alive” (Randall el justiciero), protagonizada por un joven actor, Steve McQueen. El éxito de la serie no sólo lanzó su carrera como actor: con los grandes ingresos que obtuvo compró en pocos meses un Porsche 356 Super Speedster y un fascinante y raro Jaguar XKSS. Steve amaba los coches tanto como el cine. Su pasión por las carreras era tan fuerte que cuando en 1962 BMC le ofreció correr como piloto profesional, estuvo a punto de aceptar cansado de esperar “la gran película”. Era cuestión de tiempo que ambas pasiones se encontrasen, y se encontraron en la eternidad de “Le Mans”. Esta es una visita mitómana a una película tan irracional como una carrera que desafía a las agujas del reloj.

El día del campeón


El cine y el automóvil nacieron casi a la vez, por eso el género de las carreras no es raro en la gran pantalla. Algunas películas desde los años 20 habían usado la competición como escenario para sus historias, como “Avidez de tragedia” (1932) con James Cagney, “Indianápolis” (1950) con Clark Gable y “Hombre temerarios” (1955) con Kirk Douglas. Pero faltaba hacer de la competición LA historia. Las victorias del estadounidense Phil Hill en Le Mans (1958) y en la Fórmula 1 (1961) atrajeron el interés de los medios y los productores americanos, con algunos discretos resultados en los años 60 como “Rivales pero amigos” (1963) en la que aparecen Jim Clarke y Bruce McLaren.

“Grand Prix” y “Le Mans”, fueron el resultado de la ruptura entre John Sturges, John Frankenheimer y Steve McQueen para rodar una película sobre carreras, “The cruel sport”

En plena batalla entre Ford y Ferrari en Le Mans, y antes de que los GT40 finalizasen las 24 horas una sola vez, ya había un gran proyecto sobre la mesa. A principios de 1965 McQueen, John Sturges (“Los siete magníficos”, “La gran evasión”…) y John Frankenheimer anunciaron que rodarían una película basada en el libro de Robert Daley “The cruel sport”. La extraña alianza no tardó en disolverse con un curioso resultado: John Frankenheimer, con su parte iba a rodar “The cruel sport” con la Metro Goldwyn Mayer.

Sturges y McQueen afirmaron que grabarían una película sobre las carreras con Warner que se llamaría ¡”The cruel sport”!. Pocas semanas después, y antes de llegar al juzgado, las partes se pusieron de acuerdo. Frankenheimer inició un proyecto llamado “Grand Prix” centrado en el Mundial de Fórmula 1, mientras que Sturges y McQueen denominaron al suyo “Day of the Champion”.

“Grand Prix” se convirtió en una película de culto, rodada durante el mundial de Fórmula 1 de 1965 y con momentos ya clásicos en la historia del cine, como la secuencia de apertura y los títulos diseñados por el gran Saul Bass. McQueen y Sturges querían rodar una película centrada en el Gran Premio de Alemania, en un escenario de inagotable belleza y significado. Sin embargo los problemas comenzaron antes de empezar…

El largo camino a Le Mans


La idea para “Day of the champion” versaba también acerca de la Fórmula 1 y estaba previsto rodarla durante la temporada de 1966 de la Fórmula 1. Problemas de salud, de agenda y de coordinación retrasaron el proyecto de McQueen. A principios de ese año, con apenas un puñado de planos rodados en Brands Hatch y Nürburgring y casi cuatro millones de dólares gastados, el proyecto de Sturges no arrancaba mientras Frankenheimer estaba en pleno rodaje. Jack Warner decidió abortar el proyecto antes que ser segundo. McQueen había perdido la primera carrera, pero en 1968 el éxito de “Bullitt” llenó aún más las arcas del actor que fundó su productora, Solar, y rescató el proyecto de “Le Mans. Ese año el Ford GT40 ganaba su tercer Le Mans consecutivo con el equipo de John Wyer y el atractivo color azul celeste y naranja de Gulf. La decisión estaba tomada, y la maquinaria se puso en funcionamiento.

En 1970 Solar Productions alineó en Le Mans un Porsche 908 con cámaras para grabar imagenes reales de la carrera. Era el coche con el que McQueen hizo segundo en las 12 horas de Sebring

En 1969 McQueen y un equipo de Solar viajaron hasta Le Mans para rodar planos del ambiente que rodeaba a la carrera. Cuentan que el actor quedó fascinado con el Porsche 917 LH“Ese es el coche que conduciré en la película”. Al año siguiente, con el proyecto lanzado alinearon en las 24 horas un Porsche 908 para rodar imágenes desde dentro de la carrera con las que posteriormente montar la historia, el mismo coche que McQueen y Revson llevaron al segundo puesto de las 12 horas de Sebring en marzo.

El paisaje de Le Mans había cambiado. Los Ford GT40 habían desaparecido y una imponente escuadra de 11 Ferrari 512 S con pilotos como Ickx, Peterson y Bell, se alineaba contra 7 Porsche 917 con Vic Elford, Jo Siffert o el veterano Hans Hermann a los mandos. El color rojo de las diferentes escuderías italianas hacía un perfecto contraste con el azul de los coches y el blanco de los monos del John Wyer Racing Team y sus Porsche. Sólo uno de los modernos 917 K llegó a la meta… y era el austriaco de Porsche Salzburg de Hermann y Atwood, vestido con un irónico color rojo. El número 23 pasó a la historia como el primero de los 16 Porsche que hasta el día de hoy han ganado en Le Mans. Pero la película aún tenía que rodarse.

Racing is life


“Las carreras son mi vida. Todo lo que sucede antes o después es sólo esperar”. Con esa frase Michael Delaney (Mcqueen) resume lo que era “Le Mans” para el actor: un homenaje a la competición. Por eso se había quejado de que en “Grand Prix” las historias de los personajes pesaban más que las carreras. En su proyecto el planteamiento fue el opuesto, muy poco diálogo y muchas imágenes de carrera. La ausencia de una historia central en el guión creó tal tensión entre Sturges y él que una mañana se encontró en la puerta de la caravana del director una nota: “Me he ido a pescar”. Por supuesto no volvió, y la película hubo de acabarla el propio Steve aunque en los créditos la firmaría H. Lee Katzin, un director de segunda fila.

El rodaje iba a durar tres meses y se prolongó mucho más, el presupuesto se desbordó y Solar se arruinó. David Piper perdió una pierna en un accidente con un 917 rodando una escena.

McQueen quería el máximo realismo en pantalla. El presupuesto de partida rondaba los 7’5 millones de dólares, pero pronto se desbordó. En el rodaje de los planos se emplearían hasta 25 coches auténticos de competición Porsche, Ferrari y Lola. Jo Siffert, David Piper y la propia factoría Porsche prestaron los 908 y 917 para el rodaje. Los Ferrari tuvieron que ser los suizos de Filipinetti y los belgas de Francorchamps. Al parecer “Il commendatore” tenía recientes las heridas de la batalla con Ford, y no quiso prestar sus coches al enterarse de que en la película… no ganarían. El rodaje se realizó en el circuito de La Sarthe empleando el trazado de la carrera real, y poco después de la carrera de 1970.
Esto significó no sólo alquilarlo por un periodo que inicialmente iban a ser pocas semanas y terminó por sobrepasar los tres meses, sino también mantener cerrado ese tramo de carretera que, todavía hoy, es de uso público. En el rodaje de las escenas participaron 41 pilotos profesionales, entre ellos Jo Siffert, Vic Elford, Masten Gregory o Derek Bell, aunque a diferencia de “Grand Prix” no aparecían en pantalla. Los costes se dispararon y el dinero empezó a escasear, el equipo de rodaje se declaró en huelga, los prestatarios de los coches comenzaron a poner pegas… Derek Bell sufrió el incendio de uno de los Ferrari mientras conducía entre dos secuencias, y David Piper tuvo un grave accidente con un 917 que le costó la amputación de una pierna.

“Le Mans” se estrenó el día antes de la edición de 1971, que ganarían Marko y Van Lennep con el 917 K decorado de Martini Racing. La película arruinó la productora de McQueen y fue vapuleada por la crítica, carente de argumento, convertida casi en un documental, inferior a “Grand Prix” e incluso a “500 Millas” (1969) con Paul Newman. Sin embargo “Le Mans” supera a las otras en emoción hacia una carrera y una pasión, siendo un homenaje a la competición, a la estética y al propio actor. Los coches azules de Gulf, los monos blancos con las franjas rojas y azules de John Wyer, el Tag Heuer, los Porsche, el ambiente de Le Mans, la noche… todo quedó inmortalizado para siempre en una película sin la cual las 24 horas no habrían alcanzado su importante influjo en la cultura popular. Los colores de Gulf, hoy “alquilados” por Aston Martin, siguen siendo sinónimo de distinción en Le Mans, y todo lo que rodeó materialmente a “The king of cool” se ha convertido casi en artículo de culto. McQueen nunca corrió en Le Mans. Aunque algunos dicen que en aquel Porsche 908 de Solar hubo un tercer piloto que no estaba inscrito…

Fuente: Keyser, M.; “A french Kiss with death. The making of “Le Mans”; Bentley Publishers | http://www.imdb.com/ | http://www.lemans-history.com
Fotos: Porsche Press | Diariomotor | Wikimedia Commons
En Diariomotor: La protohistoria de Le Mans: La Gordon – Bennett

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