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Sucedió hace 20 años: el Volvo 850 Estate y el sentido de la carrocería familiar en carreras de turismos

Sucedía hace exactamente 20 años. Volvo había anunciado su regreso a la competición, su debut en el campeonato británico de turismos el BTCC. Cuando todos esperaban un sedán de carreras, que hubiera sido lo lógico para plantar cara a los Alfa 155, Renault Laguna, Ford Mondeo, y otras berlinas de la época, Volvo sorprendía a propios y extraños con un familiar de carreras, un Volvo 850 Estate que provocó la sorna de unos pocos, que creyeron que se trataba de una broma, y el desconcierto, incluso, de sus propios pilotos. Uno de ellos, Rickard Rydell, reconoció que de haberlo sabido el día que firmó su fichaje, probablemente no hubiera entrado en el equipo Volvo.

Pero aquel experimento resultó tan gratificante como interesante. El Volvo 850 Estate desarrollado junto con Tom Walkinshaw Racing, que hasta la fecha había sido el gran enemigo de Volvo en el campeonato europeo, formaba parte de un ambicioso proyecto que pretendía alcanzar victorias y títulos en el BTCC en los años venideros. Aquella primera temporada se planteó como un ejercicio de preparación.

Volvo 850 Estate en el BTCC

La carrocería familiar suponía una ventaja aerodinámica importante, superior incluso al handicap del incremento del peso y la elevación del centro de gravedad.

¿Y por qué un familiar? La idea de un deportivo familiar es bastante atípica, si me lo permiten, incluso radical, ya sea en deportivos de calle o en coches de competición, salvo honrosas excepciones. Elevar el centro de gravedad con una carrocería de estas proporciones y aumentar el peso descolgado tras el eje trasero, no solo era arriesgado, sino que iba en contra de los principios de la dinámica que imperan en este tipo de carreras.

Pero Volvo había encontrado en el 850 Estate un as en la manga aún más significativo que el handicap de su peso, los beneficios aerodinámicos que aportaba una carrocería de tipo ranchera. Según sus cálculos, la ventaja aerodinámica que obtendrían sería suficiente como para compensar sus defectos y obtener un pequeño plus frente a sus rivales, que se mantuvieron fieles a su carrocería sedán.

Pero, tal y como aún sigue reconociendo Volvo, la mejor virtud del Volvo 850 Estate era su capacidad para atraer miradas y lo sugerente que resultaba para sus clientes, para sus productos de calle, ver un familiar compitiendo entre berlinas. De hecho, algún que otro rival haría público el descontento que le generaba que su coche tuviera que vérselas con un 850 Estate. Y no por temor a esa ventaja de Volvo, sino por la imagen transmitida.

Volvo 850 Estate en el BTCC

Al perfeccionar su aerodinámica con un alerón un año más tarde, las berlinas hicieron que la carrocería familiar no tuviera sentido y Volvo tuvo que cambiar de coche, a un 850 sedán.

La mejor posición del Volvo 850 Estate en carrera fue un quinto, así como un tercer puesto en clasificación. Al final de la temporada, el piloto mejor clasificado de Volvo fue el joven Rydell, en la decimocuarta posición. Y aún así, el de Volvo fue sin duda alguna el campeón de aquel año por repercusión en los medios, el coche más comentado y el objetivo de todos los flashes.

Pero, estarás conmigo, que a las carreras se acude para ganar, no para que hablen de ti. El resultado del Volvo 850 Estate, en cualquier caso, se consideró todo un éxito de la propuesta de Volvo. Sobre todo si tenemos en cuenta que aquel año era de preparación y que cuando sus pilotos llegaron a la primera carrera aún no habían tenido ocasión de probar el coche en circuito. Las victorias, que seguro hubieran llegado, se esperaban para el siguiente año.

En 1995, la organización permitió el uso de un alerón trasero que aumentase el downforce de aquellas berlinas. Y con aquel cambio en la normativa, el familiar de Volvo perdía todo sentido, puesto que la ventaja que había ostentado el año anterior ya no era tal frente a berlinas con una aerodinámica perfeccionada. En su segundo año, y ya con un Volvo 850 de carrocería berlina, los suecos firmarían seis victorias y doce pole position. En 1997 sustituirían su coches de carreras por un S40. Y, un año más tarde, Rickard Rydell se anotaba el campeonato de 1998.

Fuente: Volvo
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Honda Civic Tourer BTCC

Y 20 años después, este Honda Civic Tourer intenta repetir la historia del Volvo. El japonés ya puede presumir del mérito de haber sido el primer familiar en ganar en el BTCC.

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