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A solas. Foto a foto con el último Bugatti Veyron de la historia: La Finale

Si acaso pensabas que había pocos coches en el Salón de Ginebra que pudieran imponer tanto como el Aston Martin Lagonda Taraf que os mostré ayer, te equivocabas. No porque su imagen en un salón internacional ya nos parezca casi tan cotidiana como la de un asiático tomando medidas a los coches con un metro, o las bellisimas azafatas de Lamborghini, iba a ser menos espectacular encontrarte en un mismo stand a dos coches con tanta historia: el primer y el último Bugatti Veyron.

Creedme que en el fondo siento cierta emoción. Emoción por el recuerdo de todos estos años de Bugatti Veyron. También porque en el Salón de Ginebra, si mal no recuerdo, fue el primer sitio en el que vi un Bugatti Veyron en directo. Y en Ginebra, a pocos kilómetros del Salón, en los alrededores de los hoteles más lujosos a la orilla del Lac Léman, también sería el primer sitio en el que por primera vez vería a un Bugatti Veyron en la calle, en su hábitat natural. Es decir, un Veyron rodeado de gente haciéndose selfies, en un tiempo en el que ni siquiera existía la palabra selfie. Vaya. Me pongo nostálgico.

Emoción porque el año que viene no tenemos ni idea de lo que veremos en este mismo stand. ¿Alguna apuesta?

Como ya os decía, el último Bugatti Veyron, La Finale, el número 450, no estaba solo. Allí le acompañaba el primer Bugatti Veyron – con especificaciones finales – fabricado, el número 1.

El alerón del Bugatti Veyron Super Sport (y Grand Sport Vitesse) desplegado es un auténtico espectáculo. Te ayudará a no despegar en algún momento, a ganar estabilidad en muchas curvas, o incluso a frenar, cuando te dejes llevar por la bestia que tienes entre manos, recuerdes que puedes superar los 400 km/h en un rato, y te olvides de que todos los km/h que ganes los tendrás que perder cuando quieras frenar…

Bajo el alerón no podía faltar este detalle, el emblema La Finale.

El mismo emblema que verás en su frontal.

¿Qué me dicen del ornamento del elefante sobre sus patas traseras en las llantas? Es la mascota que esculpió Rembrandt Bugatti – hermano de Ettore Bugatti – para el Bugatti Royale, allá por los años 20.

El mismo ornamento que se aprecia en otros detalles, como la tapa del depósito de combustible. Aquí también se aprecia mejor el aspecto de la fibra de carbono pulida y barnizada. Un espectáculo.

Pero, para seros sinceros, yo me emociono más cuando veo imágenes como esta. El mero hecho de pensar en los retos que tuvieron que superar los ingenieros para alcanzar las prestaciones del Bugatti Veyron, primero; y el Super Sport, más tarde, me siento el hombre más afortunado del mundo al estar contemplando con mis ojos este prodigio de la ingeniería.

Estos que ves, son unos neumáticos Michelin Pilot Sport Pax creados en exclusiva para el Bugatti Veyron Super Sport.

El acabado interior quizás sea un pelín hortera y demasiado llamativo. ¿Pero de verdad hay algo más llamativo que conducir un coche que cuesta varios millones de euros y supera los 400 km/h?

Nos despedimos del Bugatti Veyron. Probablemente el año que viene ya no esté aquí.

Él no se quedará solo. En cuanto salgo del stand es acompañado por dos modelos que tratan de representar a dos clientes que aparentemente habrían escogido su Bugatti Veyron a juego con su chaqueta de piel y sus gafas de sol. Tiene sentido, ¿no crees?

En Diariomotor: El Bugatti Veyron La Finale impone en directo desde Ginebra

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