Circulando a caballo en las autopistas holandesas

Hubo una época en la que la imagen que preside este artículo era una ocurrencia común. Sí, es un coche de caballos, una bicicleta y un perro corriendo por una autopista de Holanda. Es increíble pero es cierto, pero lo mejor de todo es que no estaban incumpliendo ninguna ley. Todo ocurrió en 1973, tras la primera crisis del petróleo. De un día para otro, se triplicó el precio del barril de petróleo, y los países hubieron de poner en práctica racionamientos de combustible y medidas extraordinarias de ahorro, como si estuviesen en guerra.

No se podían usar coches entre las 3 de la mañana de los domingos y la medianoche. Al menos dejaban a la gente volver de fiesta.

Hace ya más de 40 años, Holanda prohibió la circulación de vehículos a motor – salvo los servicios públicos imprescindibles – durante los domingos, a nivel nacional. La medida sólo tuvo efecto entre el 4 de noviembre de 1973 y el 6 de enero de 1974, pero su verdadera entrada en vigor no estuvo directamente relacionada con la crisis del petróleo. Holanda había apoyado a Israel en la guerra del Yom Kippur y varios países árabes anunciaban medidas de represalia consistentes en cortar el grifo del petróleo.

La medida no era desconocida en Europa, pero sólo había sido empleada en tiempos de guerra. Y hacía casi 30 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, por fortuna. Durante los dos meses que estuvo en vigor se generaron imágenes como las que acompañan a este artículo. Niños pedaleando tranquilamente en sus bicicletas por el medio de una autopista desierta, ciclistas dominando las calles de Amsterdam o jóvenes haciendo picnic en una incorporación que normalmente estaría atestada de tráfico.

Si algún coche trataba de circular por las carreteras holandesas los domingos, era multado por la policía – que sí podía circular – y además no podía moverse hasta la medianoche salvo razones de fuerza mayor. La policía fue muy estricta con esta medida. Aunque ya había sido usada anteriormente, los entonces 3 millones de coches holandeses que dejaron de circular causaron un fuerte cambio en la mentalidad de la gente, que comenzó a ver que un país con menos coches no era algo necesariamente malo.