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Cruzando Portugal: un Beetle Cabrio, los Parrots, Oporto y Lisboa

Sábado, una de la tarde. En plena ola de calor, descapotado y con la cabeza “tostada” en exceso, inmerso en plena insolación, recojo a Juanma. Juanma me espera hoy a las puertas del campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos. Tira su maletín de cuero en unas plazas traseras repletas de chismes, de trípodes, cámaras y bolsas de viaje. “Pon la capota, estas loco, no sé como puedes ir descapotado con este sol”. Por delante nos esperan un buen puñado de kilómetros, un nuevo viaje a Portugal que nos llevará de Madrid a Oporto y de Oporto a Lisboa acompañando a los Parrots en un par de conciertos por el país vecino ¿nuestro compañero de viaje? Un Volkswagen Beetle Cabrio.

Días atrás, una semana antes de este nuevo roadtrip y poco después de regresar de Lisboa con el Audi R8 LMX empezamos a planificar cual podría ser nuestro próximo viaje, nuestra próxima producción y con que montura lo haríamos, qué nuevo Altas Prestaciones podríamos preparar.

Habíamos decidido que Oporto. Conocíamos bien Lisboa y en cambio Oporto la teníamos totalmente descuidada. El azar, caprichoso el, se encargó de que a última hora se “cayera” un modelo deportivo con el que íbamos a viajar y apareciera ante mí las fechas de dos conciertos de los Parrots, uno precisamente en Oporto y otro, al día siguiente, en Lisboa. Como si fuera una señal. Rápidamente llamé a Volkswagen, les pregunté por la edición especial Fender del Beetle y tras encontrarme con que ya no estaba disponible me sirvieron en bandeja este Escarabajo descapotable con el acabado R Line y el motor diésel de 150 caballos.

Algo se cuece en Madrid…

Hace unos cuantos años escuchaba en esa misma universidad en la que acababa de recoger a Juanma a un grupo que por aquel entonces estaba empezando. Ellos, los Parrots, estudiaban comunicación audiovisual, yo periodismo. Les recuerdo perfectamente tocar una versión del someday de los Strokes en las puertas de la cafetería, en plena fiesta de la primavera. Hoy, unos cinco años más tarde, nuestros caminos se volvían a cruzar.

Algo se está cociendo en Madrid, en su panorama cultural, en su música. Hay movimiento, hay quien lo llama escena, hay, en definitiva, grupos haciendo cosas y haciéndolo muy bien. Los Parrots son uno de estos grupos, uno de esa lista de nombres donde son de obligada mención Los Nastys, las Hinds, Trajano! o Lois, el proyecto en solitario del cantante de este último grupo. Nombres que, dicho sea de paso, verás pasar por los carteles de los festivales de este verano: BBK, FIB, DCODE…

Los Parrots mezclan el garage con el surf, le añaden unas cuantas pizcas adicionales de tropicalidad, un poco más de distorsión por allá y sobre todo actitud y mucha energía. El grupo queda conformado por Diego a la guitarra y voz, Alex al bajo y Dani a la batería. Madrileños los tres.

Hace sólo unos días han lanzado un nuevo EP “Weed for the parrots”, que se suma a “Aden Arabie” y “Dee Dee Dangerous” y como os podéis imaginar estos últimos días han desfilado por multitud de escenarios y publicaciones especializadas. Me encanta ver como medios foráneos de la talla de NME se hacen eco también de este movimiento que se siente ya por las calles de Malasaña.

Pero volvamos a la carretera…

Es diésel, es descapotable y tiene un aspecto genial

He de reconocer que me gusta el diseño del nuevo Escarabajo. Atrás han quedado las líneas afeminadas del “New Beetle”, ahora tiene más músculo. En el caso de nuestra unidad se le suma además el encanto de su carrocería descapotable y el toque “R Line”, lo que implica la aparición de una serie de detalles específicos, como sus paragolpes o sus asientos. Entre su dotación de equipamiento de serie no faltan tampoco las llantas de aleación de 18 pulgadas, asistente al aparcamiento delantero y trasero, faros bi xenón o el climatizador bizona.

Nuestra unidad cuenta además con la caja de cambios DSG de doble embrague lo que sumado a la motorización diésel de 150 caballos y al acabado R Line nos deja con un precio de partida de 35.960 euros. Para aquellos a los que juntar un motor diésel con un descapotable les parezca una aberración, pueden optar también con este acabado por motores gasolina de 150 y 220 caballos.

A mayores contamos con el Pack sport (300 euros), que añade una suspensión más dura, una nueva barra estabilizadora delantera y un conjunto de tres relojes sobre el salpicadero con la presión del turbo, la temperatura del aceite y un reloj con funciones de cronómetro; el navegador (640 euros) y un sistema de sonido firmado por Fender (575 euros).

No soy demasiado partidario de los compactos, bueno en realidad, a título personal, no valoro para mí ningún coche que tenga más de dos asientos, pero si tuviera que hacerme con un compacto este sería uno de mis candidatos… pienso mientras ya en Ciudad Rodrigo, a tiro de piedra de la frontera con Portugal, pongo fin a unos (benditos) huevos con pisto y patatas.

El trayecto hasta aquí se ha solventado con un cómodo rodar, bien insonorizado. Aprovechamos para hacer alguna foto, llenamos el depósito tras chequear un consumo medio de 7 l/100 km y proseguimos. No hay demasiado tiempo que perder. Los Parrots tocan esta noche en Oporto y nosotros queremos aprovechar el atardecer para sentenciar algunas de las fotos cruciales de este reportaje.

Encontrándonos con Oporto

Unos cuantos peajes después, kilómetros y más kilómetros de autopista de esa Portugal que cada vez me tiene más fascinado, llegamos a una Oporto sumergida en los primeros compases del atardecer. Las calles están repletas de banderines, huele a barbacoa, a brasas en cada rincón y todo, todo, está repleto de coches y gente yendo y viniendo por esas empedradas calles. Portugal es caótica, calles, casas y monumentos se disponen por norma general en el mayor de los desordenes.

Damos una primera vuelta. Juanma va a puntando en una desgastada libreta posibles localizaciones que nos vamos encontrando. Bajamos hasta la ribera del Duero, hasta el Atlántico e intentamos, a duras penas, sacar un par de instantáneas del atardecer. Oporto está totalmente entregada a un ambiente festivo y veraniego que hace realmente difícil fotografiar al Beetle en condiciones. Posponemos tras tres o cuatro fotos la sesión, dejamos el Beetle en un parking y nos topamos con lo que parecer ser el equivalente al Barrio Alto de Lisboa, al Malasaña de Madrid, aderezado por una atmósfera más bohemia. Vinilo a vinilo, en la terraza del Plano B y acompañados por un par de copas de vino, caemos rendidos en el encanto de esta ciudad. Hora de ver a los Parrots en concierto.

A las puertas de uno de los locales de la zona, en la Rua das Galería de París nos encontramos con Diego, Dani y Alex. Tomamos un trago, hablamos de los últimos conciertos que han estado dando, de algunos de los últimos viajes que tanto ellos como nosotros hemos hecho y minutos después, escaleras abajo, en una pequeña y sencilla sala los loros nos sirven en bandeja unas cuantas toneladas de energía. Es tarde, los cinco estamos agotados, mañana nos encontraremos de nuevo en Lisboa.

Hacemos noche en una playa cercana y al día siguiente a primera hora y tras un rápido baño intentamos reencontrarnos con una Oporto por fortuna mucho más tranquila. Una fotografías rápidas, una parada en Peniche y un monton de horas atravesando Portugal desde Oporto a Lisboa por carreteras secundarias bajo un sol abrasador.

Cara a cara con su dinámica:

Más allá de los paisajes, más allá de todos esos pequeños pueblos, este trayecto nos permite conocer más de cerca la dinámica de este Beetle diésel de 150 caballos. Hundimos el pie en el acelerador, el cambio DSG desciende una marcha y nos encontramos con una buena entrega, con un buen nivel de fuerza, suave aunque con la mella de la falta de refinamiento sonoro de su mecánica diésel.

La suspensiones resuelve con buena soltura el paso por curva. Firme. Sí buscamos una conducción más espirituosa nos topamos con un lógico subviraje, pero en términos generales nos ofrece una buena dinámica, percibiendo desde la dirección un equilibrado tacto con un nivel correcto de resistencia, directa. Comunicativamente se echa en falta un poco más de información, pero encaja bien con el enfoque de este coche, pensado para rodar a ritmos más tranquilos disfrutando de la conducción sin capota.

Sobre asfalto roto, adoquines, las calles empedradas de Oporto y Portugal, se transmiten ciertas vibraciones a su habitáculo, aunque tampoco algo excesivamente destacado.

Una polivalente mecánica, el confort añadido de su transmisión automática y un buen y ergonómico puesto de conducción acompañado por unos asientos que nos ofrecen una buena sujeción lateral y confort.

Seguimos sumando kilómetros y más kilómetros a nuestras espaldas, la tarde avanza y vamos con el tiempo justo. Aún nos quedan un buen número de fotos y tenemos que estar a tiempo en Lisboa para el concierto de los Parrots. La Praia Do Guincho, allí donde tuvimos que pasar la noche con el Audi R8 LMX en nuestra última visita a Portugal, nos recibe. Unas fotos rápidas, muy rápidas y afrontamos el atasco el atasco de la N6.

Reencontrándonos con los Parrots

La noche comienza a caer sobre Lisboa. Buscamos parking a toda prisa y atravesamos rápido, entre los turistas ese Montmartre portugués que es el Barrio Alto. La cita es en la Galería Zé Dos Bois, una casa convertida en local que nos recibe con los Parrots ya sonando de fondo. Llegamos a tiempo por los pelos y buscan rápidamente nuestros nombres en la lista. Juanma atraviesa el camerino para buscar su sitio, cámara a cuestas, en el escenario. Yo hago lo propio entre un enloquecido público lisboeta.

Totalmente entregados, lanzándose desde el escenario a la mínima de cambio, fervorosos pogos. Dudo si decir que los lisboetas están locos es quedarme corto. La gente aúlla cada vez que los Parrots mencionan la siguiente canción.

De nuevo la energía, la actitud, desborda la sala. Simplemente geniales.

Puedes escuchar a los Parrots en Bandcamp

La versión del clásico del surf “Demolición” de los Saicos lleva a un nuevo nivel la locura antes de poner el broche final a un concierto sentenciado al grito de “somebody to love” e invasión de escenario.

Poco a poco la sala se vacía y la acción se traslada a un pequeño patio. La gente les pide fotos, no falta aquellos que les piden que les firme su recién comprado vinilo de “Weed for the Parrots” nosotros compartimos unas cervezas con Alex y Dani mientras Diego sigue atendiendo a algunos de esos locos portugueses.

Alex me comenta que tenemos que hacer un reportaje yendo en furgo a algún festival, a algún concierto, de gira, que busque algo con sitio para poder llevar los instrumentos. Dani me menciona que en agosto bajarán a casa de Paco Loco, al Puerto de Santa María, a grabar su primer disco. La “temprana” madurez palpable en canciones como “To The People Who Showed Me Their Love While I Was Here” y “I am a man” lo piden a gritos.

Empieza a hacerse tarde. Juanma y yo tenemos que emprender nuestra partida, aún nos queda alguna foto más y volver esa misma madrugada hasta Madrid.

La progresión de los loros es evidente, sus escapadas fuera de España tienen cada vez más peso… pero, evolución sonora al margen, he seguido notando aquella misma energía que noté años atrás desde el césped de esa universidad que nos vio crecer. “Hasta pronto hermanos, os queremos”, se despiden al unísono Diego, Dani y Alex tras darnos un abrazo.

Una foto más. Cruzamos el Tajo para emprender el camino de vuelta a Madrid.

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