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Los neumáticos iluminados de Goodyear, ¿una idea absurda o genial?

A finales de los años 50 y 60 las empresas automovilísticas de Estados Unidos trataban de lanzar productos al mercado diferentes e innovadores. Las empresas de neumáticos y consultoras independientes exploraban cada tendencia de mercado y personalización con el objetivo de obtener ventajas con respecto a sus competidores. Goodyear vio que la iluminación empezaba a cobrar mucha importancia en el mundo del tuning, y por ello se decidió a lanzar unos neumáticos iluminados. En serio, esto es una historia real.

¿Cómo lo hicieron?

De día no eran espectaculares. Pero cuando caía la noche… eran espectaculares.

En primer lugar, los ingenieros de Goodyear diseñaron un compuesto de goma transparente. No podría haber sido completamente transparente, pero al menos sí translúcido. Este compuesto sintético experimental se convirtió en un neumático mediante las técnicas tradicionales de creación de neumáticos y se montó en varios vehículos. Para lograr este maravilloso efecto retroiluminado, se instalaron luces de salpicadero en el borde interior de la llanta del coche, directamente conectadas a la batería.

Gracias a ello, se podía disponer de un neumático casi transparente, iluminado con un impresionante efectismo. Sólo imaginad las fotografías de larga exposición que se habrían podido tomar, además de las tremendas posibilidades para el mundo de las preparaciones. En el plano de la seguridad, habría hecho mucho más visibles de noche a los coches, una evidente mejora de cara a la seguridad. El invento llegó a aparecer incluso en Life Magazine, y fue protagonista de una campaña de marketing de la época.

Fueron los altos costes y escasa viabilidad comercial lo que dio al traste con el proyecto.

Pero no llegó a ninguna parte. En primer lugar, el compuesto era extremadamente caro de producir. Aunque este fue el principal factor implicado en el abandono del proyecto, hubo otros factores a tener en cuenta. Por ejemplo, Goodyear tenía dificultades para transmitir potencia eléctrica al interior de las llantas. Otro problema era que tras apenas unos pocos kilómetros, la goma de los neumáticos perdía transparencia y terminaba adquiriendo un tono parduzco, que daba al traste con la transparencia deseada.

¿Habría sido todos estos problemas solucionables? Posiblemente, con la inversión de tiempo y dinero adecuada. Una inversión que Goodyear no quiso hacer en los años 60: el negocio de los neumáticos convencionales iba viento en popa, y los directivos prefirieron hacer caja frente a innovar en productos de dudoso atractivo. Con todo, fue un proyecto interesante que nadie ha vuelto a tratar de relanzar. Hemos querido rescatarlo, para que no se pierda en las profundidades de los archivos de internet.

Fuente: Petrolicious | Jalopy
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