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Oshkosh JLTV: el Hummer del Siglo XXI es la peor pesadilla de sus enemigos

El Hummvee militar – también conocido como Hummer o HMMMV – ha pasado a mejor vida. El transporte de tropas por excelencia ha sido reemplazado por el JLTV (Joint Light Tactical Vehicle), mediante un contrato de 6.700 millones de dólares concedido por EE.UU. a Oshkosh Defense. El contratista de Wisconsin suministrará 55.000 unidades de su L-ATV durante los próximos 25 años. Es hora de conocer al vehículo táctico ligero que será ubicuo en los lugares del mundo azotados por el conflicto. Por desgracia, eso está garantizado.

Mucho más que un transporte de tropas

El coste total del programa para el país se estima en unos 30.000 millones de dólares.

A la vista, el Oshkosh L-ATV es prácticamente un camión. Mide más de 6 metros de longitud y supera holgadamente los dos metros tanto en altura como en ancho. Aún así, debe caber en las bodegas de un Hercules C-130 de transporte y debe poder ser arrastrado por un helicóptero de carga. Su diseño no inspira confianza a quienes lo ven, ya que es prácticamente una tanqueta. Ya no parece un todoterreno militar como el Hummer. El L-ATV es una solución de movilidad e intimidación militar, no un todoterreno.

El vehículo está construido sobre una plataforma pesada y un núcleo llamado 1080 Core Protection. No es una pantalla de alta definición, es una estructura en forma de V diseñada para disipar correctamente la explosión de un explosivo situado bajo el coche, permitiendo la supervivencia de los ocupantes. A esta estructura se fija el blindaje, de carácter permanente en lugares de difícil acceso – así como superficies acristaladas – y de «quita y pon» en carrocería, permitiendo su fácil sustitución o mejora.

Con todos sus accesorios, un Oshkosh L-ATV puede costar hasta 400.000 dólares.

El Oshkosh L-ATV está diseñado para ser impenetrable, pero también puede montar un arsenal de lo más capaz. Ametralladoras, lanzagranadas, bombas de humo y armas de calibre medio se pueden montar en su zaga, desde donde la visibilidad es envidiable. El corazón de esta bestia de 6.400 kg de peso es un motor turbodiésel de origen General Motors. Una versión con menor potencia del conocido 6.6 V8 Duramax que equipan las Chevrolet Silverado Heavy-Duty. En su configuración militar, desarrolla 300 CV y un par motor de unos 800 Nm.

Este motor va asociado a una caja automática fabricada por Allison, con reductora para hacer frente a terrenos complicados. La potencia pasa al suelo a través de las cuatro ruedas, con neumáticos de camión militar altamente reforzados. La suspensión independiente TAK-4i es regulable electrónicamente, permitiendo su elevación con un simple pulsador. Esta suspensión tiene un recorrido de al menos 510 mm en las cuatro ruedas. Su velocidad máxima es de unos 120 km/h y es capaz de cargar con 2.300 kg adicionales.

Aunque en la licitación gubernamental no se contemplaba la propulsión híbrida, Oshkosh dispone de versiones híbridas que además pueden servir como generador de electricidad para incluso alimentar un pequeño hospital de campaña. Además, se fabricarán versiones ambulancia y versiones de apoyo anti-tanque, con misiles guiados de última generación. Es en definitiva una máquina de aspecto intimidante – quizá no tanto como los todoterrenos militares rusos – y extremadamente capaz en todo tipo de circunstancias.

Fuente: Oshkosh Defense
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