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¿Por qué Mercedes-Benz ha apostado por sistemas de aire acondicionado basados en CO2?

En estos días en los que se habla tanto de malos humos, contaminación, calentamiento global, etcétera, etcétera, el hecho de que estemos hablando de sistemas de aire acondicionado basados en CO2 podría sonarte incluso negativo. ¿Lo es? Ni mucho menos. No vamos a entrar en demasiado detalle. Lo más importante es comprender que un sistema de aire acondicionado se basa en los cambios físicos que se producen en un fluido que circula a través de unos conductos. Ese fluido – en este caso CO2 – no es proyectado por los aireadores del sistema de climatización, evidentemente, pero con el tiempo sí existe cierta propensión a fugas, a que ese gas se libere a la atmósfera con lo que ello conlleva. Por esa razón las normativas medioambientales no solo son exigentes con las emisiones de los motores térmicos, y la eficiencia energética (relacionada directamente con la emisión de gases de efecto invernadero), sino también con el fluido que se emplea en los sistemas de climatización (los utilizados en los hogares y en nuestros coches).

Mercedes-Benz confía en el CO2 como el gas más adecuado para sus sistemas de climatización, por tener el potencial más bajo de riesgos para el calentamiento global y no inflamarse.

Sucede que el fluido, el gas refrigerante, más utilizado hasta la fecha en los sistemas de aire acondicionado de nuestros coches, el R134a, estará prohibido a partir de 2017. La Unión Europea ha impuesto unos límites más estrictos en el uso de este tipo de gases refrigerantes, en función del potencial de estos para contribuir al calentamiento global en un periodo determinado de tiempo (generalmente cien años). Como no existe una métrica exacta para ese potencial, se utiliza a un gas determinado como referencia, generalmente el CO2 y a este valor lo definimos como GWP (Global Warming Potential).

De esta forma, si el CO2 es la unidad básica, el potencial 1 de influencia en el calentamiento global en 100 años, los límites impuestos por la Unión Europea estarán en el GWP 150. El R134a utilizado hasta la fecha tiene un potencial superior a 1.300. Eso quiere decir, evidentemente, que este gas tendrá que dejar de utilizarse.

Mercedes-Benz ha presionado a la Unión Europa para retrasar la entrada en vigor de esta norma, ante el peligro de incendio del gas que se suponía como el más adecuado para sustituir a los gases que estarán prohibidos en 2017.

La solución más socorrida llegaba de la mano de otro gas refrigerante, el R1234yf, con un GWP muy bajo (sobre 4); las cualidades deseables en el gas que ha de utilizarse en un equipo de climatización; unas propiedades muy parecidas a las del gas al que sustituye, que facilitarían la adaptación de los sistemas ya existentes; y capacidad industrial suficiente para producirlo en volúmenes acordes con la demanda del mercado. Pero resulta que Mercedes-Benz considera que esta solución es peligrosa.

Mercedes-Benz presionó a la Unión Europea para obtener más tiempo, el suficiente para adaptar sus sistemas de climatización a un nuevo gas, que no necesariamente sea el R1234yf. La razón que esgrimen no es otra que el riesgo de incendio por la inflamabilidad de este gas, especialmente en caso de accidente, y en contacto con fluidos y piezas que se encuentren a temperaturas muy altas en el motor.

Mercedes-Benz además había encontrado la solución ideal, utilizar CO2, un gas con un GWP aún más bajo (1, puesto que es la referencia utilizada para este potencial). El problema es que la adaptación de todos sus sistemas de climatización no estará disponible en 2017, la fecha límite impuesta por la Unión Europea, aunque sí habrán logrado estrenarlo en dos modelos: el Mercedes Clase S y la nueva generación del Mercedes Clase E.

El CO2 por lo tanto es un gas más apropiado en términos medioambientales. El problema de este gas es que requiere un diseño completamente nuevo de los conductos y los sistemas que componen un equipo de climatización, de manera que la adaptación de los sistemas ya existentes no es posible, o es muy compleja. Según Mercedes-Benz, los sistemas de climatización basados en CO2 funcionarán a 100 bares (que es una presión diez veces superior a la de muchos sistemas actuales).

La solución temporal la han encontrado en una técnica que mediante el uso de argón en ciertos puntos reduce el riesgo de incendio del R1234yf. De esta forma, los sistemas de climatización de toda su gama utilizarán temporalmente esta solución hasta que Mercedes-Benz pueda garantizar el estreno de los nuevos sistemas basados en CO2. A partir de 2017, toda la gama Mercedes-Benz irá pasándose progresivamente a los climatizadores basados en CO2.

Curioso, ¿no?

Fuente: Mercedes-Benz
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