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5 averías de tu coche que provocan los baches (y cómo evitar que lo destrocen)

¿Qué sucede en las carreteras y las calles de nuestras ciudades? Es una pregunta que se hacen muchos conductores. La carga de impuestos sobre los ciudadanos, y sobre el uso de vehículos privados, no desciende, sino todo lo contrario. Y entre tanto hemos asistido a un panorama en el que el estado de nuestras carreteras, y las calles de nuestras ciudades, empeora irremediablemente. El socavón, que desde hace dos años nos encontramos al girar la esquina para llegar a nuestra casa, se ha convertido en ese vecino que no nos cae demasiado bien, pero al que con el tiempo nos hemos a acostumbrado a saludar cuando nos cruzamos a diario con él en los descansillos. Y el quiebro que hacemos para esquivar ese socavón se ha convertido en un hábito más en nuestro día a día, como si se tratase del equivalente a las conversaciones meteorológicas en el ascensor con nuestro vecino. ¿Qué 5 averías están provocando los baches de las calles, y las carreteras, de tu ciudad? ¿Cómo podemos evitarlas? ¿Podemos reclamar al ayuntamiento, o a la administración regional o estatal encargada de sus competencias?

En los últimos años las infraestructuras en España han aumentado, pero los presupuestos siguen dedicándose sobre todo a creación de nuevas infraestructuras, y no a mejorar el mantenimiento de las ya existentes

La Fundación CEA denunciaba hace tiempo que la partida de los presupuestos del Ministerio de Fomento de 2016 solo dedicase algo más de 2.000 millones de euros a las carreteras, en su mayoría destinados a la construcción de nuevas infraestructuras, y no al mantenimiento de las ya existentes. El gran problema lo encontramos en que en los últimos años las infraestructuras no han dejado de aumentar, y la inversión, lejos de crecer, y centrarse en el mantenimiento de las carreteras, ha seguido dedicándose precisamente a nuevas infraestructuras, y no a preservar el buen estado de las ya existentes.

En el ámbito urbano, la situación en muchos casos es incluso peor. Estoy convencido de que en casi cualquier ciudad nos podremos encontrar con casos, a veces flagrantes, de barrios descuidados, de vías que no se han reasfaltado, o mínimamente reacondicionado, en muchos años, y de baches eternos, que instintivamente nos hemos acostumbrado a esquivar. De lo que sí estamos convencidos es de que la falta de mantenimiento de las carreteras, además de acortar su vida útil, está dañando nuestros vehículos, e incluso generando riesgos innecesarios a los usuarios de la vía.

1. Tus neumáticos son los primeros en sufrirlo

Los baches son especialmente dañinos para los neumáticos. Los daños más comunes que puede provocar un bache, según su profundidad, y los bordes cortantes de este, pasan por reventones, cortes, bultos, y otros desperfectos en la banda de rodadura, que pueden obligar a la sustitución del neumático, una incidencia nada económica.

Has de saber que ante una avería provocada como consecuencia de los desperfectos en la calzada, el conductor puede reclamar a la administración pública responsable de su mantenimiento. Un forero de Forocoches nos contaba hace tiempo en este hilo el proceso para reclamar, que empieza por llamar a la Policía Local o la Guardia Civil para levantar un atestado. El gran problema está en que el reventón no siempre llega a continuación de haber pasado sobre un bache. De hecho es muy común que se produzcan desperfectos, como bultos en el neumático, que acaben derivando en un reventón kilómetros, días, o incluso meses, más tarde. De ahí que a menudo resulte complicado realizar reclamaciones.

Los reventones, y desperfectos generados en el neumático como consecuencia de un bache no siempre se evidencian en el momento de haber pasado sobre el bache

2. Las llantas también lo pasan mal

Pasar sobre un bache a gran velocidad puede equivaler en muchas ocasiones a un bordillazo, a calcular mal las distancias y subirnos en un bordillo. La consecuencia directa de un bordillazo normalmente suele ser, como mínimo, una abolladura en la llanta. Dado que la llanta y el neumático han de ajustar perfectamente para mantener la presión, lo normal es que esa abolladura conlleve una súbita pérdida de presión en el neumático que exija recurrir a la rueda de repuesto, y acudir a un taller.

Según los desperfectos que haya sufrido la llanta, podremos arreglarla consiguiendo que los daños sean más o menos visibles. Las llantas de acero suelen ser las más sencillas de reparar, y las que nos permiten ocultar los daños con mayor facilidad, en tanto suelen emplear un tapacubos que cubre la llanta. Pero también es cierto que, al producirse una abolladura en una llanta de acero, lo más normal es que el tapacubos también suela romperse.

La evidencia de los daños sufridos por un desllantado son tan claras, y sus consecuencias tan inmediatas, que a nuestro juicio son un buen ejemplo de avería en la que deberíamos reclamar al ayuntamiento.

Según la velocidad, y la profundidad, y los bordes, de un bache, puede resultar equivalente a desllantar subiéndonos a un bordillo

3. El chasis se daña, los amortiguadores acortan su vida, y pierdes la puesta a punto de tu coche

Los baches también pueden provocar daños más o menos importantes en el chasis de tu coche, que normalmente no son visibles inmediatamente. Los amortiguadores acortan su vida, al deteriorarse además pueden perjudicar a otros elementos, como los neumáticos, e incluso poner en riesgo tu seguridad. Los brazos de suspensión también pueden dañarse, e incluso los anclajes del motor. Los baches pueden hacer que nuestro coche se convierta en una jaula de grillos, y surjan fuentes de crujidos y vibraciones que no estaban ahí cuando lo sacamos del concesionario.

Piensa que prácticamente cualquier pieza de nuestro coche es susceptible de sufrir daños por las vibraciones, y el golpe violento, que se produce al superar un bache. Personalmente podría contaros que he vivido situaciones en las que incluso el alerón móvil de un deportivo se ha soltado al superar un bache.

La puesta a punto también se puede resentir. Lo más habitual es que los baches provoquen la pérdida de los plomos que, a modo de contrapeso, equilibran el neumático, generando vibraciones en la dirección. También puede alterarse la geometría de la dirección y los ejes, al perderse la puesta a punto de la alineación y el paralelo del coche.

La aparición de vibraciones, la pérdida de la puesta a punto de nuestro coche, o incluso el deterioro prematuro de los amortiguadores, puede producirse como consecuencia de los baches

4. Lunas rotas

La consecuencia secundaria de un bache puede llegar incluso a provocar la rotura del parabrisas de nuestro coche. Los baches, si no se reparan a tiempo, solo van a empeorar con la circulación de vehículos sobre ellos. Cada coche que pasa sobre un bache va aumentando el bache. El alquitrán y la gravilla que conforma el firme se desprende, y esos restos pueden ser proyectados a los coches que nos preceden.

De manera que, en tramos con el firme en mal estado, y muchos baches, hemos de ser especialmente cuidadosos manteniendo una distancia prudencial con el coche que nos precede. Las roturas de luna más comunes se deben precisamente a esa gravilla que encontramos sobre el firme, especialmente en tramos muy bacheados.

Incluso en zonas en las que los baches han sido solucionados temporalmente con parches, hemos de extremar la precaución y mantener la distancia de seguridad con otros vehículos para evitar daños en el parabrisas. Los parches que se utilizan para reparar algunos baches también generan gravilla sobre el asfalto.

La gravilla que generan los baches puede producir roturas de lunas, por la proyección de esa gravilla por los coches que nos preceden

5. Daños en bajos, línea de escape…

A la vista de las consecuencias que puede tener pasar por encima de un bache, creo que ya habremos entendido por qué es importante tratar de esquivarlos, y sobre todo aminorar la velocidad en vías muy bacheadas. Superar un bache a gran velocidad, o hacer lo propio en baches realmente profundos, aún puede entrañar peligros mayores, como la pérdida del control de nuestro vehículo, o incluso dañar los bajos de nuestro coche, las defensas, o la línea de escape.

No es común que nos encontremos con baches tan profundos como para generar estos daños, pero existen. En este caso también hemos de tener en cuenta que frenar inmediatamente antes de llegar al bache no siempre es la solución, de hecho puede empeorarla. Pensad que el efecto físico que se produce en un coche al tocar el freno pasa por transferir toda la energía de su peso sobre el frontal, de manera que el coche se inclina hacia delante, acentuando aún más el efecto de hundirnos sobre el morro que se produce en el bache. Acelerar en pleno bache tampoco es una buena idea, en tanto podemos encontrarnos con que durante un instante las ruedas pierdan el contacto con el asfalto, y momentáneamente perdamos el control del vehículo.

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