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Por qué si revolucionas tu coche, en frío, lo estás poniendo en peligro

Todo el mundo asume que un coche necesita de un cierto periodo de rodaje, de evitar ciertos excesos en los primeros cientos, o incluso miles de kilómetros. Aunque incluso muchos ya dudan de la necesidad de esta práctica tan saludable para nuestro motor. Pero cada vez más conductores se olvidan de que el gran problema, y el hábito que más daño puede generar a nuestro motor, y hacer que muera prematuramente, está en extender esa práctica al funcionamiento en frío del motor. Para que nuestro coche dure muchos años, y cientos de miles de kilómetros, es imprescindible ser muy cautos con las temperaturas de servicio y más concretamente la temperatura del aceite. ¿De verdad es tan importante para evitar averías, si mi coche ni tan siquiera goza de un termómetro con la temperatura del motor? ¿Cómo controlo la temperatura si no tengo termómetro?

Aunque nuestro coche no lleve termómetro de temperatura del aceite, sigue siendo muy importante respetar la temperatura de servicio antes de revolucionar el motor

 

1. No revolucionar el motor en exceso en frío

Los materiales se contraen y se dilatan con la temperatura, y acusan en demasía los cambios drásticos de temperatura. Esa es la razón por la cual un bol de cristal o cerámica que ha estado hirviendo agua en el microondas puede fracturarse si inmediatamente lo introducimos en un torrente de agua fría bajo el grifo. Debemos intentar, en la medida de lo posible, que los componentes de nuestro motor alcancen temperatura progresivamente.

Pero aún existe una razón más importante para no revolucionar en exceso el motor en frío. La buena lubricación del motor es imprescindible para que los componentes minimicen su desgaste, y funcionen adecuadamente. Esa lubricación depende directamente de la viscosidad del aceite utilizado, y esa viscosidad varía en función de la temperatura. Un motor que trabaja a un régimen alto no tiene por qué sufrir daños, pero necesita una lubricación excelente para funcionar correctamente, y si no dejamos tiempo suficiente para que el lubricante de nuestro motor alcance una temperatura adecuada, y reduzca su viscosidad, no podrá ejercer su función correctamente, y el estrés y desgaste de los componentes será mayor.

Sin termómetro, es difícil saber en qué momento el motor ha alcanzado la temperatura de servicio adecuada y ante esta situación lo mejor es recurrir al principio de precaución

 

2. La temperatura de servicio y del aceite

¿Cuánto tiempo he de esperar a que mi coche alcance la temperatura de servicio y el aceite esté a una temperatura adecuada? He aquí la pregunta del millón. En más de una ocasión nos hemos lamentado de que los coches modernos prescindan de medidores de temperatura del aceite, incluso los medidores de temperatura del líquido refrigerante están desapareciendo. Una aguja en el cuadro de instrumentos informándonos de la temperatura del circuito de aceite de nuestro coche sería más que suficiente para ofrecernos una referencia más que suficiente, a tener en cuenta, para saber en qué momento el motor de nuestro coche ha alcanzado la temperatura de servicio.

Sin ese termómetro resulta realmente difícil saber en qué momento nuestro motor está trabajando a la temperatura de servicio, y el tiempo en que este llegará a alcanzarla depende de diferentes factores, como la conducción que practiquemos durante los primeros instantes, o el factor ambiental, la temperatura exterior. Por esa misma razón ha de primar el principio de precaución. Es mejor curarnos en salud, pecar de precavidos evitando llevar el motor de nuestro coche a un régimen alto durante unos minutos, que pecar de atrevidos, y revolucionar en exceso el motor antes de tiempo.

Para ello no necesariamente hemos de permanecer parados al ralentí. De hecho lo ideal es iniciar la marcha, a un ritmo tranquilo, para que todos los componentes del motor y la transmisión se mantengan en movimiento.

La temperatura del termómetro del líquido refrigerante no necesariamente nos revelará que el motor de nuestro coche ha alcanzado la temperatura de servicio

 

3. La temperatura del aceite y la del líquido refrigerante

Huelga decir que es importante diferenciar entre un termómetro del líquido refrigerante, y un termómetro del lubricante. El primero suele identificarse por un pictograma de un termómetro en agua, y el segundo con una garrafa de aceite goteando. En la imagen superior, de un Ford Focus ST, se aprecia perfectamente cómo el termómetro del líquido refrigerante se ha instalado en la instrumentación del conductor, con una semircircunferencia en el espacio central derecho. Sobre el salpicadero, en una consola adicional con tres medidores, nos encontramos con la temperatura del lubricante (izquierda), la presión del turbo (centro), y la presión del circuito del lubricante (derecha). Estos medidores son especialmente importantes en un deportivo, en el que se entiende que su motor tendrá que responder a las exigencias de un uso intenso. Su ausencia en otras versiones menos potentes, y en otros automóviles, no responde a otro aspecto que al hecho de que los fabricantes consideren que no son relevantes para sus clientes. Y en tal caso, creen preferible ahorrarse su instalación, no tanto por economía, sino sobre todo por mostrarnos un cuadro de instrumentos más sencillo y despejado.

Un exceso en la temperatura del líquido refrigerante puede evidenciar un problema en el radiador, o falta de líquido refrigerante, una incidencia que hemos de resolver cuanto antes para evitar averías graves. Que la temperatura del líquido refrigerante haya alcanzado cifras que consideramos normales, no necesariamente ha de reflejar que el lubricante del motor ha alcanzado la temperatura de servicio. Es por eso que consideramos tan importante la presencia de este indicador.

Por otro lado, la ausencia de un termómetro en la instrumentación no quiere decir que nuestro coche carezca de sensor de temperatura del aceite. El sensor de temperatura sigue presente en el circuito del aceite, y en otros puntos importantes, puesto que su trabajo es imprescindible para diagnosticar posibles problemas, mostrarnos un aviso de que existe un problema en nuestro motor, y protegerlo antes de su reparación para evitar averías muy graves.

 

4. El mantenimiento y los cambios de aceite

Al hilo de la temperatura de servicio del motor, no está de más por qué es muy importante ser muy cautos y respetuosos con los periodos de mantenimiento de nuestro coche. Los lubricantes actuales han mejorado hasta el punto en que se comportan como un complemento de los tratamientos aplicados a los materiales que se emplean en las piezas del propio motor. Pero no hemos de olvidarnos que el rendimiento de ese lubricante, y por lo tanto su capacidad para proteger a aquellos componentes sujetos a fricción, no solo disminuye con el frío, sino también con el uso (la cantidad de kilómetros recorridos), el tiempo (cuanto más tiempo haya pasado desde el último cambio de aceite menor será su capacidad de lubricación), la climatología, o incluso la exigencia que hagamos de nuestro coche (no es lo mismo un vehículo que recorre 15.000 kilómetros en autovía que el hacer lo propio en ciudad).

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