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5 comportamientos que revelan que eres un mal conductor (Primera parte)

Todos creemos que somos buenos conductores, ¿pero verdaderamente lo somos? De vez en cuando deberíamos reflexionar y hacernos esta pregunta. Conducir involucra tantas acciones y comportamientos que lo lógico es que incurramos en errores. Errores que a menudo se deben al desconocimiento, en otros muchos casos a conducir despreocupadamente sin reflexionar acerca de lo importante que es esta actividad, y a menudo por haber caído en malos hábitos, que cuanto más se repiten, más nos llevan a olvidarnos de cómo se ejecuta correctamente una acción cuando conducimos. Conducir bien no significa tener la habilidad de conducir rápido, sino de hacerlo correctamente. Y estos 5 comportamientos revelan, indudablemente, que eres un mal conductor.

1. La posición de tus manos sobre el volante dice mucho de ti.

Probablemente sea una de las primeras lecciones que todos recibimos en la autoescuela, y la más básica. ¿Por qué entonces olvidamos tan rápido cómo hemos de situar nuestras manos sobre el volante? Aunque en los últimos años hayan surgido diferentes estudios que conminan a los conductores a replantear ligeramente la posición de sus manos, lo que tenemos muy claro es que nuestras manos han de estar siempre, salvo cuando soltemos la derecha para accionar el cambio manual, sobre el volante.

Un buen conductor no conduce con su mano derecha, mientras la izquierda reposa sobre la puerta. Un buen conductor no conduce con su mano izquierda, mientras la derecha se apoya sobre la palanca de cambios (un hábito que además te puede costar averías). Un buen conductor no conduce con una mano en el extremo superior del aro del volante. Un buen conductor no lleva las manos juntas, ya sea en la parte superior o inferior del aro.

2. Tu manejo del volante dice aún más de ti.

La posición de las manos sobre el volante es muy importante, de ella dependerá nuestra capacidad para realizar algunas maniobras, o incluso responder con agilidad y seguridad a algunas situaciones de peligro que tendremos que afrontar mientras conducimos. Un buen conductor no cruza las manos mientras estas sujetan el aro del volante. Un buen conductor no hace la bayeta, manejar el volante con la palma de una mano. Son conceptos muy básicos que todo conductor debería conocer, y estoy convencido de que alguna vez habrá oído, al menos en aquellos tiempos, tal vez lejanos, en los que estaba aprendiendo a conducir.

Coger bien el volante no es una tarea demasiado compleja, de hecho una buena técnica – que por otra parte es sencilla – será primordial para que seamos capaces de conducir nuestro coche con agilidad. Y no hablo de la agilidad que se requiere para ir rápido, o conducir en circuito, sino la necesaria para movernos en nuestros desplazamientos diarios, entrar en una rotonda, llegar a cruces entre calles estrechas, o buscar aparcamiento en el parking del supermercado.

Os recomiendo encarecidamente que dediquéis dos minutos y medio de vuestra vida a ver el vídeo que hemos incrustado más arriba, de nuestros colegas de Centímetros Cúbicos, para comprobar si de verdad lo estáis haciendo bien.

3. Pisa con mucha energía el acelerador, y aún más el pedal del freno.

¡Sorpresa! Los pedales de tu coche no son un botón de on y off. En condiciones normales, porque hablamos de la calle y no los circuitos, un buen conductor no pisará con energía el freno salvo que tenga que practicar una frenada de emergencia, ni acelerará a fondo, y de golpe, en cualquier situación. De hecho, un buen conductor dosifica el freno, sabe exactamente el recorrido del pedal que tiene que accionar para decelerar en cualquier momento. Un buen conductor podría, incluso, conducir a diario sin apenas pisar el pedal del freno.

¿Por qué? Porque un buen conductor sabe anticiparse. Un buen conductor reconoce instintivamente que un coche va a frenar para girar a la derecha, incluso cuando no nos indica su intención. Un buen conductor no sigue acelerando cuando al fondo ve que un semáforo se ilumina en ámbar. Un buen conductor suelta el acelerador mucho antes de realizar un giro. Etcétera, etcétera…

4. Tiene que accionar el freno de mano, o estacionamiento, para arrancar en una pendiente.

Otro mal hábito, muy difícil de corregir, por cierto, es el de aquellos conductores que no han aprendido a mantener el famoso punto de embrague de su coche. Es decir, conductores que no son capaces de salir de una pendiente pronunciada soltando el embrague, y cambiando el pie derecho del freno al acelerador, y por ello recurren al freno de mano para que la maniobra les resulte más sencilla y solo necesiten pisar el acelerador con su pie derecho, y soltar el embrague con el izquierdo.

Un conductor que en el momento en que tiene que detener su vehículo en una cuesta, aunque solo sea un instante, un segundo, necesita tirar del freno de mano para reanudar la marcha, no es un buen conductor. Aprender a mantener el punto de embrague de nuestro coche es sencillo si ponemos un mínimo interés en ello.

El caso extremo de un mal conductor es aquel en el que este llega incluso a evitar las cuestas, especialmente aquellas en las que se forman atascos, para no enfrentarse al momento de mantener el punto de embrague.

5. Revoluciona demasiado el motor, o va dando tirones porque cambia de marcha demasiado pronto.

Un buen conductor sabe cuál es el régimen adecuado de su motor. Un buen conductor no fuerza el motor, revolucionándolo demasiado, o haciendo que este se ahogue y vaya dando tirones, para ahorrarse la tarea de tener que pisar el embrague y cambiar de marcha.

Continuará…

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