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¿Sabías que Mazda creó un coche que cabía en una maleta y superaba los 30 km/h?

Seguro que más de una vez, probablemente mientras te desesperabas buscando aparcamiento en el centro de una gran ciudad, habrás deseado que tu coche pudiera guardarse en una maleta, de manera que pudieras llegar a tu destino, empaquetarlo, y llevártelo contigo. Con un poco – o mucho – de imaginación, y la frustración, o más bien el cansancio de repetir siempre el mismo procedimiento en sus viajes, de aterrizar en un aeropuerto, y hacer cola para coger el taxi, un ingeniero de Mazda tuvo una idea brillante, pero extravagante. Y así fue como nació en 1991 este Mazda que cabe en una maleta.

Esta locura de Mazda tal vez no lo fuera tanto, si miramos al panorama actual y a la cantidad de sistemas de transporte personal que cada día se están presentando, como los famosos hoverboard.

La idea que perseguía, y que exponía Mazda hace más de veinte años en el programa de Oprah Winfrey, era la de conseguir que tu coche te acompañase a cualquier sitio. Y eso, evidentemente, implicaba crear un coche extraordinariamente compacto, tanto como para poder empaquetarse en una maleta.

La primera decisión que había que tomar, y la más obvia, era la de encontrar una maleta apropiada. Sus creadores optaron por la maleta Samsonite más grande que encontraron en ese momento. Una maleta que, si bien es cierto no podría volar en cabina, al menos podría facturarse, de manera que el propietario tan solo tuviera que recogerla en las cintas de equipaje al aterrizar. Como viajero frecuente, he de decir que no sé si sus diseñadores valoraron en algún momento que fastidia más al aterrizar en un aeropuerto, dirigirse a la cola del taxi, o esperar a que salga tu maleta por la cinta de recogida. Pero tampoco vamos a entrar a valorar este punto.

La segunda decisión, y también muy obvia, era la de encontrar un motor apropiado para tal empresa. Se optó por la mecánica de un ciclomotor, un bloque muy compacto de 33,6 cm3, 1,7 CV y dos tiempos. También se necesitaban ruedas, y entonces se optó por unas muy compactas, de 4 pulgadas, de manera que las dos traseras pudieran desmontarse y guardarse en la maleta en unos segundos, y una tercera, solidaria a un pequeño manillar direccional, pudiera plegarse de forma rápida y sencilla. Las ruedas traseras iban conectadas al diferencial, en el que también se había instalado un pequeño motor.

Con eso, y un pequeño soporte que hacía las veces de asiento, el conductor podía montar su propio coche en unos segundos, y dirigirse hasta su destino. No parece que fuera cómodo, ni tampoco seguro, pero este coche de Mazda incrustado en una maleta podía superar los 30 km/h (y dicen que superó los 40 km/h en las pruebas que se realizaron en aquellos días). Lo cual, sinceramente, ya nos parece una auténtica burrada. Este coche convertido en maleta o, mejor dicho, maleta convertida en coche, contaba incluso con unos pequeños faros en su frontal.

Su autonomía estaba en torno a las 2 horas de uso, que a tenor de sus prestaciones permitirían recorrer una distancia sorprendente. Y su funcionamiento se aprecia perfectamente en el vídeo que ves más arriba, el que en su día apareciera en el programa de Oprah Winfrey que ya os comentábamos.

Como te habrás podido imaginar, y aunque Mazda lo construyera, esta idea jamás llegaría a prosperar, y a comercializarse. A pesar de que en aquellos años se habló de que el coste del prototipo era de 5.000 dólares y de que, de proponerse su producción en serie, costaría en torno a 2.000 dólares de la época, como contaban en la Popular Science de enero de 1992.

Finalmente no llegaría a comercializarse, pero sí consiguió alzarse con el premio del Fantasyard en 1991, algo así como un certamen interno de Mazda diseñado para incentivar la creatividad de sus empleados a la hora de diseñar «una máquina con capacidad para moverse» innovadora e imaginativa.

Según Mazda, el primer prototipo que crearon fue destruido por accidente, no sabemos si por culpa de un operario que no trató el equipaje facturado con cuidado. Bromas aparte, aún se conserva – y funciona – un segundo prototipo de esta maleta transformada en coche en la colección de los especialistas en preparaciones de Road/Race Engineering en Santa Fe Springs, California. Esa es la razón por la que en estas fotos se aprecian dos coches-maleta, uno rojo, y uno azul.

A pesar de que hayan pasado más de 25 años desde su presentación, imagino que nuestra impresión al verla, y nuestras dudas, serán las mismas que acechaban a aquellos que en los noventa vieron a este artilugio en el programa de Oprah Winfrey. ¿Quién se atrevería a moverse en un cacharro cómo este? ¿Por dónde nos moveríamos en él?

En cualquier caso, y si lo miramos con la perspectiva actual, la idea en realidad no era tan descabellada. Hoy en día no nos sorprende ver a nadie moviéndose en un Segway, en patinetes, o en los famosos hoverboard que tan de moda se han puesto en el último año, y a la vez han generado tanta polémica.

Tampoco nos sorprende que muchos fabricantes de automóviles nos presenten, de vez en cuando, diferentes soluciones para la movilidad personal, que si bien no están diseñadas para sustituir a nuestro coche, sí han sido concebidas para complementar al coche particular, el transporte público, y la bicicleta, y de alguna forma hacernos un poquito menos dependientes de estos.

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