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El BMW 507 de Elvis Presley ha sido restaurado, y esta es su turbulenta historia

Elvis Presley ya era el rey del rock and roll a finales de los años 50, pero no se pudo librar del servicio militar, como tantos otros jóvenes estadounidenses. Elvis no pudo evitar ser destinado a Alemania Occidental para su «mili», pero su fama y sus buenos recursos económicos hicieron su experiencia algo más llevadera. Entre otros privilegios, tomó la excelente decisión de adquirir un BMW 507 como coche de diario. La historia de este mito del automóvil es larga y turbulenta, y sólo recientemente ha sido recuperado y restaurado.

Sólo 254 unidades del BMW 507 fueron construidas. Hoy es uno de los clásicos más valiosos de la marca alemana.

Todo comenzó en diciembre de 1958. Un concesionario de BMW en Frankfurt hizo entrega a Elvis Presley de un BMW 507 de color blanco, con número de chasis 70079 y matrícula M–JX 800. El coche había sido fabricado en septiembre de 1957, y expuesto en el Salón de Frankfurt de dicho año. Tras unos días bajo los focos, se convirtió en un coche de prensa de la marca, probado y documentado por varios periodistas. Hans Stuck se llevó el coche de tourné por Europa, y entre 1957 y 1958 fue la estrella de varios salones del automóvil.

Incluso llegó a ganar un premio de belleza automovilística en Wiesbaden, y apareció en una película alemana llamada “Hula-Hopp Conny” como extra de cuatro ruedas. Stuck era conocido por su impresionante habilidad al volante, especialmente en competiciones de ascenso, en las que era un especialista. En 1958 compitió con este BMW 507 en varios ascensos en Austria, Suiza y Alemania. El coche fue meticulosamente mantenido por BMW, y tras cada carrera era revisado y puesto a punto para garantizar su funcionamiento correcto.

Legiones de fans dejaban mensajes – escritos con pintalabios – sobre su carrocería blanca.

Incluso había recibido una nueva caja de cambios, instalada en el mismo concesionario que lo adquirió tras su periplo en competición. Dos meses después, un tal Elvis Presley se dejaba caer por la concesión. Dicen que quedó tan impresionado tras su prueba de conducción que lo compró en el acto. Elvis usaba el coche para conducir desde su casa en Bad Neuheim hasta la base militar de Freidberg. Las fans del cantante solían dejarle mensajes de amor escritos con pintalabios sobre la carrocería del coche, así como marcas de labios.

Elvis estaba avergonzado de dichos mensajes, por lo que ordenó pintar el coche de color rojo. En marzo de 1960, Presley abandonó Alemania y exportó el coche a Estados Unidos. Pronto perdió el interés en su BMW, y lo vendió a un concesionario de Chrysler en Nueva York, que a su vez lo vendió al locutor de radio Tommy Charles por 4.500 dólares de la época. Charles era un apasionado de la competición, y para ello, decidió alterar radicalmente la mecánica e interior del BMW, para desgracia de los puristas e historiadores de BMW.

Jack Castor quiso restaurar el BMW 507, pero no tenía tiempo, y era muy complicado conseguir su motor.

Vendió el motor y su caja de cambios, reemplazando el refinado 3.2 V8 alemán por un rudo bloque Chevrolet de ocho cilindros. También cambió la instrumentación o los asientos. Durante tres años lo usó para competir por todo Estados Unidos, venciendo algunas carreras en Daytona. En 1963 lo vendió, y tras cambiar de manos dos veces más, terminó en poder del ingeniero espacial Jack Castor. Este ávido coleccionista adquirió el coche sin motor y caja de cambios, pero sabía que aquél ajado y maltratado 507 tenía mucha historia.

Pronto hizo acopio de documentos y descubrió que había sido usado por Hans Stuck. No fue hasta que leyó un artículo de la periodista Jackie Jouret cuando ató cabos, averiguando la historia completa de aquél BMW 507 tan especial. No obstante, el coche pasó décadas almacenado en un granero, compartiendo espacio con otros clásicos y calabazas de la finca del ingeniero. Fue en 2014 cuando BMW recuperó el 507, recomprándolo a Jack Castor por un precio posiblemente nada desdeñable, pero desconocido, dicho sea de paso.

La restauración

Varias piezas tuvieron que ser imprimidas en 3D ante la imposibilidad de ser producidas de nuevo.

El coche viajó a Alemania por contenedor, y tras su llegada fue sometido a una exhaustiva restauración, durante nada menos que dos años. La instalación del V8 de origen Chevrolet había sido la transformación más dolorosa, obligando a Tommy Charles a cortar parte de su chasis. Se separó su carrocería de aluminio de su chasis de acero, se eliminó la pintura roja de todos sus paneles, y los restos de su habitáculo fueron restaurados, eliminándose el óxido de forma prácticamente artesanal. Miles de horas hombre fueron invertidas.

No obstante, muchas piezas tuvieron que ser fabricadas de nuevo, ya que ni siquiera BMW Group Classic tenía repuestos de todas las piezas necesarias. Para su producción se recurrió a moldes originales, se trabajó con sus proveedores originales e incluso se recurrió a la impresión en 3D – especialmente en elementos como asas y tiradores, detalles de interior. El motor fue reconstruido a base de repuestos, sin su número de serie taladrado en el bloque, respetando la – escasa – posibilidad de recuperar el bloque original.

El coche fue repintado en color Feather White, siguiendo procesos de pintado respetuosos con la técnica de los años 50 del pasado siglo. Era el deseo de Jack Castor ver el coche como fue entregado al rey del rock and roll en 1958, pero por desgracia, el ingeniero espacial falleció en 1958. Sin él, BMW jamás habría descubierto el paradero de este precioso 507. El coche ha sido uno de los protagonistas de Pebble Beach este año – el concurso de elegancia automovilística más famoso del planeta.

Fuente: BMW
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