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Audi Winter Driving Experience: nieve, tracción quattro y toneladas de diversión

Son poco más de las 7 de la mañana, el Sol apenas se deja ver entre las colinas de Baqueira Beret, el termómetro coquetea con los cero grados y una flota de Audi A7 Sportback y Audi A6 nos espera para llevarnos hasta la pista de pruebas que ha preparado el equipo capitaneado por Jordi Gené con motivo de la Audi Winter Driving Experience. Conducir sobre nieve tiene algo especial, no hay nada que pueda asemejarse a este escenario, ni por las exigencias a las que obliga, ni por la diversión que puede llegar a generar. Hoy Audi nos ha preparado un total de cuatro circuitos sobre nieve acompañados de modelos de la talla del nuevo Audi TT, el Audi S3 o el Audi RS Q3, un elenco escogido para extraer la quinta esencia de la tracción quattro. Ya os puedo adelantar que nunca el control resultó tan sumamente divertido.

Me considero de la opinión de que a la hora de sacarnos nuestro permiso de conducir, es imperdonable que la conducción sobre superficies de muy baja adherencia no sea una prueba obligada. La capacidad para reaccionar ante las adversidades menos esperadas puede ser vital en cualquier instante, más aún cuando estamos rodeados de tráfico. Con esta idea me enfrento a un experiencia de conducción sobre nieve que, además de intentar mostrarnos las posibilidades que ha alcanzado la tecnología, también pretende mostrarnos elementos clave que marcan la diferencia entre un buen susto y un accidente.

Se podría decir que la conducción sobre nieve supone llevar un paso más allá las complicaciones que añade la aparición de agua sobre cualquier superficie. Sin embargo, sobre nieve, la instalación de neumáticos de invierno o clavos es requisito obligado para afrontar cualquier superficie de este tipo, más aún si la temperatura y el Sol nos sorprenden con la aparición de hielo. De este modo, y aunque la tracción integral se presenta como el mejor aliado para atacar cada vértice, la instalación de un buen equipo de neumáticos se antoja igual de importante que la tecnología con la que el par motor llega hasta el suelo.

Conducir sobre nieve se rige por tres puntos clave que nunca podemos perder de vista. En primer lugar, debemos hacernos a la idea de que nuestros ojos siempre deben mirar hacia donde queremos ir, no donde las inercias del vehículo parece que van a llevarte. Esta idea es clave a la hora de controlar el sobreviraje con el que realmente efectúas los giros, obligándote a cambiar el «chip» para entender que la conducción sobre nieve requiere una mejor comunicación entre hombre y máquina, comprendiendo desde el primer segundo que sobre nieve todo es cuestión de desplazamiento de masas y puntos de apoyo.

Sin entrar en apartados técnicos, conocer tu montura y su distribución de pesos te permitirá colocar el coche justo donde quieres, brindándote esa posibilidad de mantener el control incluso cuando el deslizamiento de las ruedas sobre la superficie de la nieve parezca que ha superado el límite de la cordura. La antelación, segundo punto clave, es la mejor arma para acometer giros sin verte castigado por las leyes de la física, bien sea por un giro tardío (subviraje), o por un exceso de antelación (sobreviraje), que te llevará irremediablemente a acometer un giro completo hasta el montículo de nieve más cercano.

El tercer punto, y el más complicado, no es otro que reconocer y gestionar dónde están repartidas las masas que te ayudarán a mantener la trayectoria. En resumidas cuentas hablamos de un elemento clave a la hora de controlar el vehículo, pero que necesita de tiempo y de la ejecución de muchos errores para pulir nuestras percepciones. Girar es fácil, pues la mayor parte del tiempo notarás como la dirección flota entre topes, administrar el agarre es lo verdaderamente complicado; pues ahí reside el punto óptimo donde encontrar apoyo y generar adherencia.

Jordi Gené es el maestro de ceremonias, él nos ofrece el briefing de la jornada con los detalles técnicos, la presentación del equipo de instructores y los consejos para afrontar la jornada sin demasiadas salidas de pista. Cada uno de los cuatro escenarios propuestos ofrece un reto diferente al conductor: slalom en forma de ocho, giro cerrado en cambio de rasante, doble curva con cambio de dirección y circuito completo combinando las tres anteriores pistas. Tenemos toda la mañana para exprimir a un regimiento de modelos Audi combinados con la tracción integral quattro, hay diferentes propuestas, todas interesantes, y el primer turno arranca con un Audi S3 levantando kilos y kilos de nieve mientras encadena curvas yendo de lado. Promete el día.

Un Audi A5 Coupé y un Audi A6 Avant con potencias cercanas a los 300 CV son los primeros candidatos, también los únicos que emplean diferencial central Torsen. Desactivamos el ESP y hundimos el pie en el acelerador, de pronto todos los espejos muestran una tormenta de nieve a mi alrededor. Lo reconozco, hemos empezado por lo fácil, extensa distancia entre ejes y facilidad para jugar con las inercias gracias a una carrocería familiar. Las primeras pasadas demuestran que la nieve está en perfecto estado para encadenar giros sin sorprenderte por socavones, el principal enemigo de este tipo de experiencias, pues es fácil desllantar a poco que una de tus ruedas se introduzca en una de estas trampas. Con las reglas básicas aprendidas es turno del subir listón, añadiendo picante bajo el capó y complicando la conducción con cambios de rasante y giros más cerrados. Es turno del Audi S3.

El Audi S3 no es un novato para mí, este compacto de altas prestaciones me gustó en carretera abierta por su buen aplomo y su magnífico agarre, quizás peque de ausencia de carácter, pero para eso Audi trabaja en un RS3. Sobre nieve es difícil aburrirse, más cuando atacas un giro en cambio de rasante yendo lanzado. Con el S3 se consigue que la docilidad aparezca gracias al sistema de tracción total, obligando a la rueda trasera exterior a buscar ese punto de adherencia que la dirección no encuentra. En ese momento se puede percibir como el reparto de par actúa en tiempo real mientras el acelerador toca fondo, sorprende la suavidad con la que se efectúan las correcciones, aunque todo es balde cuando el hielo aparece o no has dosificado gas como debieras.

El turno del Audi TT es quizás con en el que uno más aprende, por el coche, pero sobre todo por cómo combinar propulsor y tracción para completar una pista en forma de ocho. El Audi TT estrena sistema de tracción integral, menor peso, bajo centro de gravedad y un puesto de conducción más acorde con toda esta experiencia. Es el momento de pasarlo en grande, sin ir demasiado rápido, pero sí intentando emular a Ken Block en una de sus Gymkhanas. Intentar he dicho…

Tras varias tandas a los mandos del TT, los instructores dan el aviso que estábamos esperando. ¡Por fin llega el momento de realizar el circuito completo! y lo mejor de todo es que el Audi RS Q3 será uno de los candidatos disponibles. Es el momento de aplicar todo lo aprendido, de buscar velocidad y de sacar a la luz toda la diversión que se esconde detrás de tanto control. Las cualidades del RS Q3 son magníficas para cerrar el día, 310 CV y 410 Nm para castigar a la tracción integral. La despedida se avecina, y es irremediable reconocer que girar en este circuito nevado es toda una locura… una locura que quieres repetir una y otra vez.

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Belleza y elegancia se dan la mano en el Audi A5 que en su segunda generación añade además una importante carga tecnológica. La oferta de motores en gasolina y diésel se irá completando poco a poco

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