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Range Rover Sport SVR, a prueba: domando a la bestia

En Jaguar Land Rover se han vuelto locos, y creo que con esta afirmación puedo resumir el resto de esta prueba. Sólo llevo unos segundos al volante del Range Rover Sport SVR y ya os puedo adelantar que su arranque es tan espectacular como el del Jaguar F-Type con el que comparte motor V8. Si este Range Rover Sport SVR es capaz de hacer la mitad de lo que consigue el F-Type, callaré para siempre mis críticas a los SUV. Estamos hartos de hablar sobre lo imposible que resulta ligar deportividad y todo cuanto supone un SUV, pero esta prueba del Range Rover Sport SVR pretende obligarme a cambiar de opinión ¿Lo conseguirá?

No os voy a engañar, no soy muy aficionado a los tan de moda SUV. Entiendo los todoterreno si se usan para lo que son, hasta defiendo ciertos crossover con capacidades reales fuera de asfalto, pero el boom de modelos SUV en el mercado está poniendo en tela de juicio qué es verdaderamente un Sport Utility Vehicle. Con nada menos que 45 años de historia, el Range Rover sigue siendo una referencia entre los todoterreno, pero su apuesta siempre ha sido la de combinar capacidades off-road, confort y lujo. Es por ello por lo que Land Rover pensó en lanzar al mercado un todoterreno que fuese puramente Range, pero que añadiera agilidad y prestaciones, un SUV de verdad para que nos entendamos. Y así nació el Range Rover Sport en 2005.

Hoy nos ponemos a los mandos de la quinta esencia de lo que es un SUV, por lo menos en su definición original como vehículo multipropósito de tintes deportivos, pero os repito que los chicos de Jaguar Land Rover se han vuelto completamente locos. La división Special Vehicle Operations quiso poner su sello en el SUV más deportivo del grupo, y con esa idea nació el Range Rover Sport SVR heredando el corazón del Jaguar F-Type R, implementando un arsenal de mejoras técnicas y desarrollando un programa de puesta a punto en un sitio tan idílico como Nürburgring.

Con semejante cóctel de potencia, velocidad y dimensiones el Range Rover Sport SVR se convirtió en la bestia de Nürburgring, y es que su tiempo de 8 minutos y 14 segundos en el Infierno Verde lo convirtieron en la peor pesadilla de más de un deportivo. Unos meses más tardes el Porsche Cayenne en su versión Turbo S bajó ese tiempo en 15 segundos, pero las formas son las formas, y el eco del Range Rover Sport SVR todavía se dejaba escuchar en el circuito. Quizás el Cayenne sea más rápido, pero en carácter e imagen el Sport SVR no tiene rivales.

Dicho esto, los ya amigos Gabriel Ruiz, Diego Lara y Alejandro Terroba me dan la bienvenida al concesionario oficial Land Rover en Marbella C. de Salamanca, donde me espera imponente este Range Rover Sport SVR en color Estoril Blue. Me avisan de su potencia, de sus prestaciones, pero sin muchos preámbulos me entregan las llaves y me confirman con una sonrisa que me lo voy a pasar muy bien.

Lo contemplo por fuera, se muestra bruto, desafiante… y sin perder ni un segundo más me subo a él encontrándome el lujoso interior de la gama Range Rover, pero con unos asientos tipo bucket que me sirven de primer aviso. Piso el freno, pulso el botón «Start/Stop», y da comienzo la melodía. El arranque es de esos momentos que repetiría una y otra vez, sobre todo en frío. Un bramido intenso seguido de un gorgoteo en los escapes. ¡Pero espera! que todavía hay un modo Sport y un botón «mágico» para acentuar el sonido de sus escapes. Lo activo todo y ahora sí, la instrumentación se torna en color rojo y el sonido se vuelve más bronco llamando la atención de todos cuantos pasan cerca. Si cierro los ojos creería que estoy a lo mandos de un Jaguar F-Type.

Engrano primera, abro el inmenso techo panorámico y comienza el rumbo hacia una ratonera carretera de montaña que hay cerca. Con apenas unos metros a sus mandos ya noto que este 5.0 V8 sobrealimentado está esperando que desboque sus 550 CV, y aquí un servidor ha de controlarse porque nada más salir ya me cruzo con un control de la Guardia Civil que me analiza con cara de póker, lógico, los cuatro escapes de este SVR adelantan tu llegada mucho antes de lo que te piensas.

Varias rotondas, un poco de tráfico y cojo mi primera vía rápida que es un túnel limitado a 80 Km/h. Con sólo acariciar el acelerador me incorporo en un periquete y el sonido envuelve todo el túnel, quienes me rodean no tienen duda y saben que soy yo el culpable del estruendo, por lo que más de uno me pide que repita… yo sólo pienso en que no me haya escuchado la patrulla que acabo de dejar atrás.

Este pequeño tramo de autovía me sirve para confirmar que pese a la denominación SVR, sigo estando ante un Range Rover que ofrecer un alto nivel de confort y calidad. Hacer viajes es ya toda una delicia con este coche, por lo que contar con 550 CV bajo el capó es la excusa adecuada para irte hasta Alemania para poner a prueba las Autobahn. Pero sólo quiero llegar ya a mi destino, tengo ganas de ver de qué es capaz este SUV de altas prestaciones cerca de sus límites.

Con poco más de media hora a sus mandos ya he visto el lado angelical de este Range Rover Sport SVR, no me importaría tenerlo como coche familiar. Pero ya estamos justo donde quería, un tramo de unos 15 kilómetros de tráfico casi inexistente, vías cerradas y un paisaje tan espectacular por su belleza como por su capacidad para acentuar el sonido de este SUV hipervitaminado. Es el momento de divertirse, por lo que sonrío y acelero con decisión.

El Range Rover Sport SVR emplea un sistema de transmisión 4×4 con 8 relaciones y control inteligente de lo más sofisticado del mercado, te permite hacer de todo si te lo propones, tanto dentro como fuera de asfalto. Pero aquí hay tres elementos a los que yo les doy más importancia. Por un lado su suspensión, la estabilidad es un punto crucial cuando hay que manejar casi 2.400 kilogramos y por ello nos encontramos con una suspensión neumática revisada y reforzada. Los frenos, enormes pinzas y aún más grandes discos firmados por Brembo aseguran un rendimiento a la altura. Y neumáticos, sin unos buenos zapatos no hacemos nada, de hecho son los más castigados por el gran peso, pero Continental ha servido unos SportContact en medidas 295/40 R22 que cumplen en agarre… aunque yendo rápido os adelanto que puedo notar como se desintegran.

Lo dicho. Acelero y acelero, encadeno curvas sin pasar de tercera relación, conduzco con todos los modos en Sport y con la transmisión en modo secuencial. El Range Rover Sport SVR se muestra ágil, rápido y efectivo, parece más una berlina muy potente que un SUV, y eso ya es un paso importante que dice mucho de su puesta a punto. Las suspensiones digieren los cambios de apoyo con soltura, aunque no podemos negar que las inercias me hacen ir con cierta anticipación, tanto en la preparación de la curva como a la hora de buscar el punto donde abrir gas. El Range Rover Sport SVR consigue lo imposible en tanto a dinámica, es cierto, pero no por ello puede ocultar su gran peso, lo que resta algo de confianza yendo rápidos y te obliga a no equivocarte.

Cuando hablamos de 550 CV de potencia y 680 Nm de par te aseguro que las cosas pasan muy rápido, pero aquí lo importante es el control que es donde el Range Rover Sport SVR demuestra sus galones. Posee una buena puesta a punto, muy buena me atrevo a decir, pero las leyes de las física están ahí. No me extraña nada que este SUV de altas prestaciones haya conseguido un magnífico tiempo en Nürburgring, lo que me gustaría ver es lo que se siente yendo con esta bestia acariciando los límites de una pista que no permite errores.

Tras realizar varias veces el mismo recorrido voy ganando confianza, voy percibiendo dónde están esos límites que separan el control del azar, y me reitero en mis percepciones. El Range Rover Sport SVR es una locura, es un SUV muy rápido, de gran efectividad y excelente puesta a punto. Esto es un SUV de verdad. Pese a ello no es un coche que deba ser tomado a la ligera, es una máquina que ofrece mucha diversión pero que obliga a respetarla. Su sonido es por seguro su mejor seña de identidad, un símbolo que demuestra que estás ante una bestia, una máquina salvaje que pide ser domada.

Bonus: ¿Qué tal escuchar cómo ruge el Range Rover Sport SVR?

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