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10 coches que las marcas “arruinaron” en sus cambios generacionales, primera parte

En ocasiones, los cambios generacionales no salen tan bien como la marca querría. A lo largo de las últimas décadas, algunos coches han evolucionado a mejor, y otros han tenido iteraciones que sería mejor olvidar. Sin la intención de hacer daño a ninguna marca de forma gratuita, este artículo reparte capones virtuales, algunos más subjetivos, otros completamente merecidos. En este artículo nos vamos al lado oscuro de la industria automovilística, a conocer a diez coches que las marcas arruinaron al completo (o casi al completo) en sus cambios generacionales.

 

El SEAT Toledo monovolúmen

El SEAT Toledo de segunda generación es aún hoy en día un coche de proporciones armoniosas, gran calidad interior y buen empaque visual – pese a haberse dejado de producir en el lejano año 2004. En plena era de furor por los monovolúmenes, SEAT quiso convertir al Toledo en un producto más versátil, alejado del concepto tradicional de berlina de tres volúmenes. Inspirado en los prototipos Tango y Salsa, el SEAT Toledo se reveló al mundo con una polémica carrocería bitono y unas facciones bulbosas, además de considerablemente encarecido con respecto al nivel de precios del anterior SEAT Toledo. También era más caro que coches coetáneos como el SEAT Altea, que en verdad habitaban en el mismo segmento.

Seat Toledo Peor Generacion

El SEAT Toledo III no se vendió bien. Duró poco más de cuatro años a la venta, siendo retirado del mercado en 2009.

El SEAT Toledo duró pocos años a la venta, y terminó siendo reemplazado por el SEAT Altea XL, un monovolúmen con mucho más sentido. Su escasa diferenciación con los Altea y su mayor precio también fueron culpables de sus bajas ventas. SEAT aprendió la lección del Toledo, y su cuarta generación volvió a ser una berlina. Ahora bien, una berlina más pequeña, de marcada orientación low-cost y fabricada por Skoda en la República Checa. El SEAT Toledo de cuarta generación lleva a la venta desde el año 2012 y pronto desaparecerá del mercado.

 

El Ford Focus de segunda generación, sólo en EE.UU.

Nunca dejaré de alabar el brillante Ford Focus de primera generación. Fue uno de los primeros productos auténticamente globales de Ford, y gozó de una excelente reputación, con apasionantes versiones ST y RS. 20 años después de su lanzamiento, su diseño ha aguantado el tipo de forma ejemplar. En Europa su segunda generación tuvo también un gran éxito comercial, evolucionando en tamaño y prestaciones. Sin embargo, el Focus tuvo una evolución divergente al otro lado del charco. En vez de adoptar el desarrollo europeo, Ford transformó al Focus en un producto de bajo coste, con el objetivo de competir con los Honda Civic y Toyota Corolla. Se perdieron las versiones hatchback y familiares, reemplazadas por un único estilo de carrocería.

2008 Ford Focus

Estuvo a la venta entre los años 2007 y 2011. A pesar de recibir un lavado de cara, sus ventas fueron decepcionantes.

En lugar de meteóricas versiones RS y apasionantes ST, de grandes prestaciones y peso contenido, el Focus más potente pasó a montar un anémico motor de 2,0 litros y hasta 145 CV de potencia. La calidad interior del coche era habitualmente criticada, así como su diseño, soso y realmente anodino. Un lavaplatos tenía más personalidad, y sus ventas así lo reflejaron. Su tercera generación pasó de nuevo a ser un producto global, y en el departamento de contabilidad volvieron a lanzar las campanas al vuelo.

 

Mitsubishi Eclipse… y Eclipse Cross

Este es uno de los casos con más “delito” de esta lista. El primer Mitsubishi Eclipse nació como fruto de un acuerdo de colaboración entre Chrysler y Mitsubishi, que fundaron la sociedad conjunta Diamond Motors en EE.UU. Era un producto de desarrollo japonés al fin y al cabo, y durante los 90 brilló, tanto por su diseño como por sus versiones de tracción total y motor turbo – el mismo 4G63 que animaría a los míticos Lancer Evolution. No hubo quejas hasta su tercera generación, de aspecto mucho más anodino, menos deportivo. El coche perdió su deportividad buscando mayores ventas entre el gran público. Por el camino, perdió toda la credibilidad y reputación que había logrado en la época de “The Fast and The Furious”.

Mitsubishi Eclipse Generaciones

Muchos aún recordarán el mítico Eclipse que conducían Bryan en los primeros compases de “A Todo Gas”. Ese legado ha sido absolutamente pisoteado.

El Mitsubishi Eclipse dejó de venderse en 2011, cuando sus ventas eran poco menos que anecdóticas. Pensábamos que los japoneses dejarían descansar el paz a esta denominación mítica, pero en 2018 fue resucitada de entre los muertos en forma de crossover compacto, de orientación urbana. Aunque no tengo nada en contra del Mitsubishi Eclipse Cross, este SUV es el último clavo en el ataúd del primer Eclipse, un coche cuyo legado ha sido profundamente pisoteado por sus propios creadores.

 

Lancia Delta, o cómo asesinar un mito

La historia de Lancia es una de las historias más dolorosas del mundo moderno del automóvil. Hoy por hoy la marca ha prácticamente desaparecido: sólo venden en Italia un desfasado Ypsilon. Sin embargo, durante los años 80 y la primera mitad de los años 90 eran una de las marcas punteras en el mundo de los rallyes. Esto se traducía en coches como el Lancia Delta Integrale, creado para homologar su participación en el Campeonato del Mundo de Rallyes. Los primeros Lancia Delta también tuvieron versiones HF Turbo, con una deportividad algo más discreta, pero un gran componente pasional. En la segunda generación del Delta algo se empezó a torcer: desaparecieron los Integrale y el coche se volvió más coqueto… más blando.

Peor Lancia Delta

El reposicionamiento de Lancia para no chocar con Alfa Romeo dentro del Grupo FCA ha empujado a la marca a su desaparición.

Su tercera generación, lanzada en 2008, fue un verdadero despropósito. No es que fuera un mal coche, era un coche con un posicionamiento que abofeteaba el legado histórico del Delta. Todos los Lancia de la época eran coches de aspecto chic y lujoso, sin un ápice de deportividad. Era un coche grande, basado en el Fiat Bravo y con una gama de motores en la que el pináculo prestacional era un motor de 1,75 litros turboalimentado, con 200 CV de potencia. Sus ventas fueron lánguidas, junto a la esperanza en la supervivencia de la mítica marca italiana. En 2014, el Grupo FCA cesó su producción de forma discreta y silenciosa.

 

Ford Mustang II: el Mustang de la crisis del petróleo

El Ford Mustang de segunda generación no podía faltar en esta lista. El Mustang no necesita hoy por hoy una introducción. Es uno de los mayores iconos de la historia del automóvil, y lo es en gran parte gracias a su primera generación. Primera generación en la que presumió de versiones tan icónicas como los Boss 429 o los Mach 1, que representan la época dorada del muscle car americano. La crisis del petróleo del año 1973 se unió a las primeras normativas anticontaminación de la EPA: además de suponer el fin de los muscle car clásicos, fueron el germen de coches como el Ford Mustang II. Con los precios de la gasolina por las nubes, Ford construyó un Mustang II más pequeño y frugal, sobre la base del Pinto.

Peor Ford Mustang

Sus versiones King Cobra de mayor nivel de potencia superaban tímidamente los 150 CV.

El Ford Mustang II de acceso a la gama tenía un motor de 2,3 litros y 78 CV de potencia. El primer año del Mustang II, 1974, fue el único en sus más de 50 años de historia en carecer de alternativas V8. Aunque Ford pronto le añadió más carácter e incluso Carroll Shelby se empeñó en añadirle más picante, el Mustang II apenas estuvo cinco años a la venta. En 1979 fue reemplazado por el Fox Body, el exitoso Mustang III, un muscle car que volvía a la fórmula original.

En nuestra próxima entrega os hablaremos de otros 5 relevos generacionales desafortunados…

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