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Campeón del Mundo de WRC2: Pierre-Louis Loubet y un destino que ya estaba escrito

Comenzaba la temporada y Pierre-Louis Loubet se marcaba un objetivo claro: “tengo que empezar a ganar cuanto antes si quiero ser piloto profesional y Cerdeña y Portugal son los que más me gustan”. No mentía, pero quizás el éxito le llegó incluso antes de lo que esperaba, justo en el momento indicado, 12 de noviembre de 2019, tres décadas después de que su padre, Yves Loubet, lograra coronarse Campeón de Europa de Rallyes al volante del popular Lancia Delta Integrale.

Pierre-Louis, y su copiloto, Vincent Landais, lo conseguía en este caso sin ni siquiera correr. El error en el Rally de Catalunya le hizo dilatar un poco más la espera, pero el cero de Benito Guerra en la cita española le aseguraba tener un buen colchón de puntos de cara a Australia. Con la cancelación de la prueba oceánica debido a los incendios, el mexicano (copilotado por el llanisco, Dani Cué) ya no tendría opción de recortarle la renta y poner contra las cuerdas al francés. Una vez más Skoda lograba el título de WRC2, el cual en este caso se complementa con el de WRC2 Pro de Kalle Rovanperä.

Sin necesidad de hacer cuentas con los descartes, Loubet se corona campeón (a falta de la habitual confirmación) con 91 puntos por los 88 de Kajetan Kajetanowicz y los 75 de Benito Guerra. Lo ha hecho además siendo el más competitivo y regular de los distintos contendientes, ya que además de vencer en las citas lusa y sarda, ha sido líder en cada uno de los rallyes disputados desde el regreso del verano, incluido Finlandia, Gales (pinchazo) y España. Seguramente su peor ritmo lo mostró en casa, en el Rallye de Córcega.

Del JWRC al WRC sin pasar por la casilla del Campeón:

Dos victorias, un segundo puesto y dos Top5 más. Todos ellos logrados además en citas en las que habían presencia en la lista de inscritos dentro del WRC2, por lo que el trabajo del piloto galo demostraba haber dado sus frutos después de desembarcar en la categoría en 2016 con apenas 20 años. Curiosamente, desde su paso por el JWRC, Loubet fue dando bandazo entre los distintos R5 disponibles, siempre condicionado por el presupuesto y comenzando por los coches del Grupo PSA. Primero un Peugeot 207 S2000 en Portugal 2016 y después dando un salto al Citroën DS3 R5 con el fin de asegurarse el triunfo en aquel ‘trofeo’ que creó Citroën para encontrar un piloto oficial y en el que participaron otros talentos como Emil Bergkvist o Quentin Gilbert.

Los siguientes años sería una constante el cambio de montura, comenzando por el Ford Fiesta R5 con el que se planteó competir en el Campeonato de Europa, antes de intentarlo con el Hyundai i20 R5 en 2018, buscando en este caso la confrontación directa con el hombre salido del programa de jóvenes pilotos de la firma surcoreana, Jari Huttunen, precisamente el piloto que le ganó en ese proceso de selección en el que Pierre-Louis se quedó a las puertas de lograr un volante de fábrica. Cuarto, quinto, sexto… y una campaña pasada en la que fueron numerosos los abandonos con la unidad del equipo BRC con la que disputó citas sueltas del WRC2 y del ERC.

Algo habrán visto en él los expertos ojeadores de la Federación Francesa para decidir que él iba a ser uno de los hombres a ser apoyados durante casi tres temporadas en un plan de la FFSA del que salieron otros grandes nombres como Sébastien Loeb y Ogier, Stéphane Lefebvre, Stéphane Sarrazin y Nicolas Vouilloz. Nicolas Bernardi, el entrenador nacional, ya había expresado en más de una ocasión las expectativas que tenía respecto a él a pesar de compartir generación con talentos tan destacados como Jean-Baptiste Franceschi, Jordan Berfa, Yohan Rossel o Laurent Pellier: “Comencé a trabajar con Pierre-Louis cuando tenía 15 años. Fue increíble porque nunca había conducido un coche, era piloto de karts. Después de una hora, pudo derrapar como un conductor profesional y fue increíble”.

¿Qué opciones tiene Pierre-Louis Loubet en el Mundial?

Campeón del Mundo de WRC2 después de apenas una treintena de rallyes internacionales a sus espaldas y después de haberse arriesgado a saltar directamente desde el JWRC al WRC2 sin ni tan siquiera haber logrado el título. Loubet tiene un prometedor futuro después de haber encontrado en el Skoda Fabia R5 de 2C Compétition la pareja de baile perfecta. Incluso sus cronos terminaron por poner contra las cuerdas a los Skoda Fabia R5 Evo del equipo oficial, estando habitualmente por delante de Jan Kopecký en los tiempos parciales y en dura pugna con el Campeón del WRC2 Pro, Kalle Rovanperä.

En 2016, Loubet decía que Citroën era la única perspectiva de un futuro al volante de un World Rally Car, pero con el paso de los meses trató de atar su futuro tanto a M-Sport, con la que no pudo continuar a finales de 2017 a pesar de que quisieron hacerlo. Su apuesta por tratar de hacerse con el volante de Hyundai Motorsport no resultó y tras un muy mal 2018 decidió dar un paso adelante y junto a sus patrocinadores, Oscaro, Qatar e incluso de Claude Ruiz Picasso (hijo de Pablo Picasso), terminó por hacerse con una unidad del Skoda Fabia R5 con el que rivalizar con los principales gallos de la categoría.

Ahora sus opciones de futuro pasan por dar con la tecla correcta. Con Citroën Racing en un momento en el que debe evaluar sus opciones de futuro, más aún con la cercanía de la retirada de Sébastien Ogier, encontrar una nueva estrella francesa puede ser el empujón que necesitan para firmar su continuidad de cara a la entrada del nuevo reglamento. En el caso de perder a Elfyn Evans, no sería de extrañar que M-Sport pueda ver con buenos ojos su contratación, aunque el pasado mes de septiembre, en nuestra visita a las instalaciones de Cumbria, Malcolm Wilson no quiso hacer demasiado hincapié al respecto.

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