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Mick Schumacher rinde un emocionante homenaje a su padre con su primera experiencia en el DTM

Muchos tuvieron un escalofrío cuando hace un año, Mick Schumacher salía al Circuito de Spa-Francorchamps con un casco en el que compartían protagonismo su habitual decoración y la empleada por su padre, Michael Schumacher, en su debut y exprimía a fondo el Benetton B194. Era imposible contener la emoción para todos aquellos que admiraron al Kaiser. Hoy, 7 de septiembre, la historia se repite una vez más, en este caso con lo que ha sido el debut de Mick al volante de un coche del DTM, repitiendo los pasos de los otros dos miembros de la familia Schumacher que han estado anteriormente en el campeonato germano.

Llegaba Mick Schumacher después de ganar hace unas semanas la segunda carrera del europeo de Fórmula 3 disputada en el Circuito de Silverstone, para conseguir su tercer triunfo del año sólo unos días después, ya en Misano. Ahora, encaramado a la cuarta posición de la clasificación general, el joven alemán tenía vía libre para repetir experiencia casi 30 años después de que su padre se pusiera por primera vez al volante del Mercedes 190E 2.5 16V en el año 1989.

Solo un año después, Michael Schumacher realizaría su debut en competición este caso en Hockenheim, con una unidad cedida por AMG y con la publicidad de Kärcher con el que no pudo terminar la carrera e incluso arruinó las opciones de título del venezolano Johnny Cecotto, el cual había sido líder hasta esa última carrera del campeonato en la que el joven Schumi se lo llevaba por delante y allanaba el camino de Hans-Joachim Stuck hacia el título. Michael todavía disputaría cuatro carreras en 1991 con la firma de la estrella (con el Evo 2 de Zakspeed en Diepholz y Norisring), prácticamente compaginándolo con su último año completo en Resistencia y en las que obtuvo un 14º puesto como mejor resultado.

El paso de Mick Schumacher por el DTM ha sido por el momento testimonial. Aprovechando que las series dirigidas por el ITR pasaban por Nürburgring, mismo lugar en el que se disputa este fin de semana la antepenúltima cita del Campeonato de Europa de Fórmula 3, la firma de la estrella decidía cederle el Mercedes-AMG C63 DTM utilizado para las funciones de Race Taxi, situación similar a la vivida por Sébastien Ogier en Zandvoort. El joven de 19 años conseguía así ponerse al volante del dominador de la temporada 2018, sólo unas semanas antes de que el vehículo sea relegado a los museos con la decisión de Mercedes de poner punto y final a su participación en el Deutsche Tourenwagen Masters.

Imposible rechazar la invitación personal de Gerhard Berger, y aunque el plan inicial fue el de hacer que los nostálgicos suspiraran de emoción al ver a Mick Schumacher al volante de la unidad de exhibición del 190E 2.5-16 Evo2 que utiliza habitualmente Mercedes AMG en las carreras del DTM, finalmente unas inoportunas tareas de revisión de la mecánica no le permitieron rodar con él.

Ya en el C63, siguiendo los pasos de otros pilotos de la F3 que probaron suerte en el DTM como Joel Eriksson, Lucas Auer o Tom Blomqvist, Mick recibió los consejos cercanos de un Pascal Wehrlein al que este fin de semana le está costando sacar la sonrisa, tal vez conocedor del crudo panorama de los pilotos de la estrella en la Fórmula 1. Sin opciones de estar con Mercedes en el campeonato donde su padre hizo algunos de sus primeros pinitos, parece que todo indica a que el piloto de Prema podría dejarse ver en 2019 dentro de la competida Fórmula 2.

Me divertí mucho. Valió la pena la experiencia. Muchas gracias a Gerhard Berger por la invitación. El rendimiento del automóvil DTM es impresionante. En las condiciones climáticas, también estaba un poco más caliente que en el coche de Fórmula 3. Ser arrojado a la pista fría y húmeda es emocionante. El conocimiento previo de Pascal me fue útil y me dio un buen consejo sobre la presión de frenado, por ejemplo.

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