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¿Qué ocurre cuando juntas a uno de los mejores pilotos de Pikes Peak con uno de los SUV más rápidos del mercado? Récord asegurado

Romain Dumas no fue el único que no tuvo que cambiar de marchas durante el pasado domingo para recorrer los casi 20 kilómetros que componen la Subida a Pikes Peak. Rhys Millen fue uno de los encargados de completar el fin de semana redondo del Grupo VAG en Estados Unidos, llevando hasta la cumbre al Bentley Bentayga y cumpliendo con el objetivo de superar el récord para un SUV de producción en la carrera de Colorado Springs. Su tiempo de 10:49.9 era la mayor diferencia entre dos marcas absolutas, incluso superando las diferencias que se produjeron en Time Attack 1 o en la categoría Open.

El neozelandés, hijo de Rod Millen, aceptó un nuevo reto después de saber perfectamente que para optar a la victoria absoluta iba a necesitar batir al proyecto oficial de Volkswagen Motorsport. La opción de Bentley le permitía a Rhys no perderse su cita con la carrera de la que es un apasionado desde hace décadas, cuando precisamente veía a su padre pelear mano a mano con Monster Tajima por saber quién de los dos era el Rey de la Montaña y cuál de los ellos estaba en disposición de bajar de la barrera de los 10 minutos.

Finalmente, el SUV de los británicos sí se vistió con una discreta decoración conmemorativa (mantenía la pintura Radium Satin y se le había instalado el paquete especial con acabado de fibra de carbono), optando además por un diseño de llantas específico para esta carrera que finalmente se podrá también adquirir en la versión de producción después de anunciarse que habrá una edición limitada del Bentayga inspirada en la consecución del récord, casi dos minutos por debajo de lo que rodó en 2013 el Range Rover. El propio Millen no perdía la oportunidad para recordar que prácticamente había sido el único que no había utilizado neumáticos de competición, estando su Pirelli bajo el DOT, o lo que es lo mismo, aprobados por el Departamento de Transporte estadounidense para su uso en la vía pública.

A su favor, un W12 con 600 CV de potencia y 900 Nm de par máximo, suspensión neumática adaptativa, frenos cerámicos, sistema eléctrico de 48 V y una caja de cambios automática de 8 velocidades que permitió a Rhys concentrarse en elegir la trazada más limpia posible en cada una de las 156 curvas. Su tiempo no sólo le permitía convertirse en el SUV de producción más rápido de la subida norteamericana, sino que además conseguía terminar segundo entre los competidores de la categoría Exhibition, dominada por el Chevrolet Sedán de 1936 apodado como ‘The Ghost’.

El lanzamiento de las 10 unidades de la edición especial fabricadas a mano por Mulliner son la guinda del pastel a un reto que ha tenido unos más que marcados fines comerciales y que parece haber sido todo un éxito para Bentley. Récord, promoción y oportunidad para presentar la edición limitada. Para el resto, nos sirve para ir acostumbrándonos a ver a los SUV participando en carreras lejos de los caminos y de la arena, terrenos que en teoría deberían centrar la competición de dichos modelos que poco a poco han adoptado una filosofía más apropiada a una conducción total por carretera. No es el único ejemplo para un segmento cada vez menos interesado en demostrar su capacidad off-road en los grandes rally-raids.

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