La sensación más extendida en el sector del automóvil es, a rasgos generales, de pesimismo, ante una etapa en la que la situación económica irremediablemente va a lastrar las ventas de coches que, sumándose al parón por el cierre de concesionarios que hemos vivido en los últimos meses, desencadena la tormenta perfecta sobre las propias concesiones y la industria. No obstante, también existen indicios que apuntan, con acierto, a un repunte del coche privado.

Queremos mantener el distanciamiento social, alejarnos de transportes públicos de masas, y por eso mismo habrá conductores que hasta hace unas semanas no tenían la menor intención de comprar un coche y ahora querrán tener un coche en propiedad.

Ahora bien, ¿qué podemos esperarnos en estas circunstancias? ¿por qué nos enfrentamos al peligro de caer en los coches mileuristas?

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¿Compraremos más coches? ¿Qué coches?

La compra de un bien de larga duración está muy ligado a la situación económica y, lo que es aún más importante, a la certidumbre. En crisis económicas profundas, como la vivida desde 2008, la precariedad económica arrastró las matriculaciones de coches bajo mínimos. De encadenar varios años superando, con creces, el millón y medio de coches nuevos matriculados, el mercado retrocedió hasta las apenas 700.000 matriculaciones de coches en 2012. Y jamás regresó a las cifras de aquellos años felices.

Por experiencia, sabemos que una crisis económica profunda, como la vivida en 2008, impide a muchas familias comprar un coche, y la incertidumbre hace que aquellos que pueden comprar coche no lo hagan

Cuando a una crisis económica se le une la falta de certidumbre, que precisamente es lo que estamos viviendo en estos momentos, los resultados pueden ser aún más dramáticos y especialmente en bienes duraderos. ¿De verdad que aquellos que, afortunadamente, no se hayan visto aún afectados por el parón económico van a cambiar su coche por uno nuevo?

Caída de coches nuevos, auge del coche mileurista

La incertidumbre ahora mismo es un problema tan importante como el propio hundimiento económico en el que se han visto inmersas muchas familias españolas. No obstante, si queremos ser optimistas, es recomendable pensar que no todo está perdido. La certidumbre depende de cómo se produzca la recuperación económica, de cómo se vaya reanudando la actividad, y si la recuperación es tan rápida como vaticinan los más optimistas, sabemos que habrá más potenciales compradores que habrán recuperado su economía hasta un punto en que sí comprarán un coche. Pero el problema es que eso aún no lo sabemos.

La crisis de 2008 no solo destruyó decisiones de compra de coche nuevo, también reanimó el mercado de ocasión de coches mileuristas, muy antiguos, con muchos kilómetros

Lo que sí sabemos es los que sucede cuando la economía familiar se hunde, y domina la incertidumbre. En 2008, el desplome de las ventas de coches nuevos provocó que la edad media del parque de automóviles en España ascendiera.

Pero también provocó otro efecto indeseable, que si no se remedia podría volver a suceder, la proliferación de coches mileuristas. Aumentó notablemente el movimiento en el mercado de ocasión de coches muy antiguos, y con muchos kilómetros, que cambiaban de manos por apenas unos miles de euros. ¿Y por qué este fenómeno de los coches mileuristas es un problema?

¿Qué es un coche mileurista?

Como amantes confesos de los automóviles no reprocharemos a nadie que compre coches antiguos. Nos encanta que muchos coches antiguos sigan vivos, en perfecto estado de funcionamiento. El problema está en que lo que entendemos por un coche mileurista no es la idea de un clásico, que se utiliza relativamente poco, y que está en manos de un friki de los coches, como nosotros, que se preocupa por mantenerlo en perfectas condiciones.

El fenómeno del coche mileurista surge impuesto por una necesidad, la de un conductor, o una familia, que necesita un vehículo privado para desplazarse y ha de conformarse por la opción más asequible, dentro de un presupuesto muy limitado. Recordemos en este punto que, como vaticinan algunos estudios, e incluso referencias de China, que vivió la pandemia y el confinamiento antes que España, apuntan a que cada vez más gente decidirá disponer de un coche privado y utilizarlo a diario. Conductores que en muchos casos hasta hace unos meses no se planteaban tener un coche privado.

¿De verdad queremos compartir las carreteras con un parque de automóviles cada vez más envejecido? ¿Queremos que cada vez más conductores utilicen a diario vehículos que, naturalmente, por su antigüedad, no son tan seguros, ni "limpios", como un coche moderno?

Coches más antiguos, inseguros, y contaminantes

El primer problema de un parque de automóviles envejecido es el lastre que supone para la seguridad vial. Los avances que se han producido en materia de seguridad en los coches en los últimos diez, quince, o veinte años, son apabullantes. No hablamos únicamente de coches que "frenan solos", o evitan que nos salgamos en una curva. Hablamos de sistemas de seguridad pasiva y activa que consiguen que un accidente que antaño era grave, o incluso mortal, ahora se salde en el peor de los casos con lesiones de poca gravedad.

El mayor problema de los coches mileuristas, muy antiguos, utilizados a diario, es que están muy lejos de ofrecer las garantías de seguridad de un coche moderno y además son mucho más contaminantes

Luego está el tema medioambiental. Mientras nuestro país, y la Unión Europea en toda su extensión, persiguen la reducción de emisiones de CO₂ y remitir el empobrecimiento de la calidad del aire de nuestras ciudades, la proliferación de coches mileuristas puede destrozar estos objetivos. Pensemos que las emisiones de un diésel muy antiguo, sin los sistemas de filtrado, recirculación de gases y post-tratamiento de gases de escape que empleamos actualmente podría contaminar como varios diésel modernos.

Insistimos en que la famosa forma de la recuperación económica será la que marque el devenir de la industria del automóvil y el parque de automóviles de nuestro país. Por desgracia, no sabemos si se recuperará en forma de U, de V, de L o de J. Lo que sí sabemos, por desgracia, es lo que sucede si la crisis económica persiste por mucho tiempo. Y eso, sin duda, nos abocará al desastre y al efecto indeseable de la proliferación de coches mileuristas.