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Cómo (no) cocinar una carrocería alta: antepasados fallidos de la moda SUV

Carrocería alta, bastidor de turismo, sensación de espacio interior y líneas agresivas. La fórmula para cocinar un éxito de ventas en los últimos años parece clara, hacer un SUV, pero sin embargo hicieron falta muchos fallos hasta que el Qashqai estableció la receta en 2007. Desde los años 90 muchos coches han nacido con varios de los ingredientes de un suculento crossover, pero en vez de llegar a estrella Michelín se han quedado en un «AARG» de El Comidista. En pleno éxito de los SUV os propongo un vistazo a algunos de esos que, con los ingredientes del éxito delante, fallaron en la receta.

Y como entrante, un carpaccio de historia reciente. ¿De dónde sale esta «fiebre de los SUV»? Pues resulta que no es algo nuevo, sino la etapa más reciente de una búsqueda que dura décadas: la del espacio interior a través de las carrocerías altas. Si te pregunto por el diseño de los 70 seguro que piensas en la «alta cocina» de los concept ultraplanos Cárabo, Módulo o Stratos.

La moda de las carrocerías altas dura más de 30 años, se cocinó en los años 70 y la popularizó el Renault Espace en 1984

Pero al mismo tiempo en los «fogones populares» la moda eran las formas cúbicas y sencillas para tener un buen espacio interior, como en la magistral receta del VW Golf de Giugiaro (1975). Algunos diseñadores fueron más allá reinventando la estructura misma del coche para conseguir ese espacio con menos volumen exterior, y en 1978 nacieron dos conceptos que definian la idea: el Lancia Megagamma del propio Giugiaro y el Matra P18 de Fergus Pollock. El Lancia nunca llegó a la producción pero el Matra, después de muchos avatares, se lanzó en 1984 como Renault Espace.

El resto es historia: el Espace con su carrocería alta inventó un nuevo segmento que ofrecía dinamismo, gran sensación de espacio interior y buena imagen exterior, y en la década las marcas llenaron sus gamas de monovolúmenes. Los nuevos SUV tienen más de monovolumen que de todoterreno, pero su estética aventurera y agresiva añade salsa picante a las carrocerías altas. Entonces si la fórmula era tan sencilla, ¿cómo no se le ocurrió a nadie antes? Algunos de los que lo intentaron están en este particular listado:

Toyota RAV4 (1994)

La receta genuina del «todocamino de ciudad» la tiene este pequeño bocado de sabor muy actual: una carrocería corta pero alta que facilitaba la visibilidad en ciudad, una conducción parecida a la de un turismo y una estética atractiva. A principios de los 90 pequeños todoterreno como Suzuki Vitara o Daihatsu Rocky se habían hecho un hueco entre los coches urbanos por su reducido tamaño y posición elevada. En Toyota cogieron la idea, quitaron los elementos más pesados (chásis de largueros, caja transfer y largas suspensiones) y crearon algo nuevo y original. Su precio, oferta de motores y consumos le impidieron compararse a los turismos pequeños, pero se puede decir que el RAV4 es un antepasado común para los todoterreno pequeños y la enorme nube de urbanos con estética de SUV.

Audi A2 (1999)

No tuvo tanta suerte como el RAV4 pero fue uno de esos conceptos que se adelantó a su tiempo. Con la misma longitud que un Fiesta de la época era 17 cm más alto (con la consiguiente ventaja de espacio), disponía de un maletero mucho mayor y además, gracias a su aerodinámica y motores de 3 cilindros, prometía consumos bajísimos. La respuesta de Audi al Mercedes Clase A (1997) renunciaba al frontal de cuña marcando dos volúmenes (como luego haría el Citroën C3) y daba mucho protagonismo a las aletas, en algunas versiones incluso recubiertas de plástico para añadir un aire aventurero. Ni era un crossover, ni consiguió ser un monovolumen, ni alcanzó muchas ventas, pero nuestros actuales SUV urbanos comparten ingredientes de partida con aquel A2.

Chrysler PT Cruiser (2000)

Espera ¿qué hace este coche aquí? Suena como a chorizo en una paella… pero abramos la mente a nuevos sabores. Los años de Bob Lutz en Chrysler nos dejaron una galería de diseños muy personales no siempre respaldados por las ventas. El PT Cruiser fue un intento de adentrarse en el efervescente segmento de las «minivan» con un aspecto completamente distinto que recordaba a los coches de los años 30. ¿Y qué tiene esto que ver con un SUV? Pues que comparte dos elementos clave: primero su silueta de dos volúmenes con línea de cintura muy alta y amplios pasos de rueda le acercaba más a las rudas camionetas de entreguerras que a las civilizadas monovolúmen; y segundo introdujo una via nueva en el camino de los turismos de carrocería alta al abandonar el cánon fijado por el Espace. El PT Cruiser era una gran mezcla de ingredientes, interesantes y disparatados, con sabor a barbacoa.

Ford Fusion (2002)

«Todas las marcas hacen monovolúmenes urbanos pero nosotros haremos algo diferente«. Parece que alguien en Ford pensó así cuando, poco antes del lanzamiento de los Meriva, Modus, Idea etc, se descolgaron con esta especie de Fiesta Familiar sobreelevado. Sobre el papel podía ser muy sabroso, 10 cm más largo y 5 más alto que un Fiesta, y volúmenes más rotundos. Que los todocaminos pequeños habían hecho fortuna en la ciudad se sabía por el RAV4 y quizá en Ford quisieron darle a su no-declarado «Fiesta Station Wagon» un aire de aventurero, sin renunciar a los toques de monovolumen, y sin renunciar a ser un turismo… Mezclar muchos ingredientes es a veces el camino directo hacia un plato que no sabe a nada.

Renault Vel Satis (2002)

Este seguramente no os lo esperábais. Los diseños de Patrick Le Quement en Renault no dejan indiferente a nadie, y mientras que el Avantime está viviendo una merecida rehabilitación, el Vel Satis, que compartía parte del espíritu, no encuentra quién le de cariño. ¿Es un antepasado de los SUV? Desde luego que no, pero sí es un buen ejemplo de esa experimentación con el producto clave de esta historia, las carrocerías altas, la visibilidad y el acceso. El buque insignia de Renault no proyectaba el estatus de las berlinas pero con su 1’58 m era 14 cm más alto que el Clase E de su tiempo haciendo la maniobra de entrar y salir incomparáblemente más fácil. El coche nunca despertó pasiones pero Renault lo presentó con un ocurrente spot ambientado en las carreras de Ascott y los imposibles tocados de las asistentes.

La mezcla de elementos de Renault no debió de ser tan disparatada porque poco más tarde tanto Mercedes como BMW lanzaron sus propias versiones, pensando que quizá algunos clientes querrían coches más altos y espaciosos sin comprar mastodónticos todoterrenos de asfalto. El Clase R y el Serie 5 GT pasaron sin pena ni gloria pese a que incluso el primero ofreció un paquete «Off Road». El segundo fue rebautizado recientemente como 6 GT para horror de los «bimmers» más puristas.

Peugeot 3008 (2008)

Desde principios de los años 2000 Peugeot daba vueltas al concepto del espacio interior en su segmento B. Los 307 y 308 de Gérard Welter eran amplios coches con retrogusto a monovolúmen para tristeza de los nostálgicos del 306. Con el Qashqai ya acumulando listas de espera lanzaron al mercado su 3008, un coche en cuya receta estaban casi todos los ingredientes del Nissan sólo que en proporciones equivocadas. Tenía una carrocería elevada y espaciosa, una silueta diferenciada de la de un turismo, una gran facilidad de acceso y visibilidad… ¿Fue rival del Qashai? ni por 1 minuto. El 3008 podría haber sido uno de esos coches creados por el artista Tobias Rehberger con la única guía de dibujos hechos de memoria e instrucciones dadas por teléfono. Después del socarrado inicial, las virtudes prácticas de su concepto mantuvieron vigente al 3008 hasta que ha llegado su relevo con un ingrediente decisivo ¿cual? unas líneas agresivas y deportivas que recuerdan al coche del rally Dakar.

Los actuales SUV son básicamente turismos disfrazados de aventureros, con pocas o ninguna aspiración de adentrarse en el campo. Las virtudes que convencen a muchos usuarios son las mismas de las monovolúmen, sensación de espacio interior y facilidad de acceso, pero añaden un elemento aspiracional del que aquellas carecen gracias a sus líneas agresivas y dinámicas. Aunque la idea del «todoterreno de asfalto» estaba latente en el mercado desde mediados de los 90, muchas marcas han fallado al intentar cocinar esa fusión de de usabilidad, altura e imagen. Esta es sólo una de las muchas listas posibles, pero demuestra lo difícil que es llevar a cabo una idea sencilla. Y si no echad un vistazo a la hilarante falsa biografía del Conde Sandwich de Woody Allen.

Fotos:Italdesign Press | Toyota Prensa | Audi Media | Ford Media | FCA Press | Renault Media | Peugeot Press International
En Diariomotor: ¿Qué es un crossover?

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