Siete años después de que BMW diera a conocer al mundo su primer monovolumen acaba de anunciar la segunda generación del Serie 2 Active Tourer, una clara alternativa a los tan de moda SUV compactos, más práctica y con sólo al Clase B de Mercedes como único rival en el segmento de los monovolúmenes premium compactos.
A nivel estético BMW lo ha dotado con una imagen que sigue los rasgos básicos de sus modelos compactos (Serie 1 y X1), en la que destaca la parrilla de grandes dimensiones que se prolonga hacia el capó, sin ser meramente vertical, así como la nueva firma lumínica de la luz diurna integrada en unos faros full LED de serie.
Asimismo, dispone de unos pilares A más inclinados que acuñan la vista lateral y los tiradores de las puertas se han enrasado con la carrocería, llegando a firmar un Cx de 0,26. En la zaga se ha apostado por unos pilotos LED más finos y unos pasos de rueda más marcados con el objetivo de ganar una mayor agresividad. Para completar este apartado los alemanes ofrecen dos acabados, M Sport y Luxury Line, que además de un mayor equipamiento, terminan de redondear la imagen exterior.
Más amplitud y equipamiento para el nuevo Serie 2
Una vez en el habitáculo nos encontramos con un diseño general inspirado en el reciente BMW iX y con la sobriedad propia a la que nos tienen acostumbrados los de Múnich. Todo ello se traduce en dos paneles curvos de 10,25″ y 10.7″ para la instrumentación y el sistema multimedia que dominan el salpicadero, llamando la atención la ubicación la posición adoptada para el selector del cambio y otros mandos a continuación de reposabrazos en una posición flotante.
Sin embargo, lo más importante de un monovolumen como lo es este nuevo Serie 2 es la practicidad y el espacio. Obviamente, todas las cotas han crecido, dando cabida sus 4,39 metros de longitud a una batalla de 2.670 mm y a un maletero que va desde los 470 litros (415 en el 220i) hasta los 1.495 litros, cifras propias de cualquier SUV compacto «normalito». A ello se suman soluciones como una banqueta trasera deslizante, asientos abatibles en proporciones 40:20:40, multitud de huecos portaobjetos o el práctico alojamiento para dejar el móvil en en la consola central.
Además, BMW hace gala de un mayor equipamiento de serie, destacando elementos como el portón trasero eléctrico, el climatizador bizona, los sensores de luces y lluvia, la cámara de marcha atrás con control de estacionamiento o el navegador, poniendo a disposición del cliente una larga lista de opcionales con extras como sistema de sonido Harman Kardon, la iluminación ambiental o el techo panorámico de cristal, entre otros, sin olvidar el amplio catálogo de asistentes y ayudas a la conducción.
Escasa oferta mecánica, pero extremadamente adecuada con hasta 326 CV
Respecto a la oferta mecánica, no ofrece un abanico especialmente amplio, pero sí que dispone de las motorizaciones más adecuadas y equilibradas. En un primer momento llegarán las versiones gasolina y diésel, sumándose más adelante los híbridos enchufables con etiqueta CERO de la DGT, recurriendo todos ellos a un cambio automático de doble embrague Steptronic con siete relaciones.
En gasolina se ha optado por un bloque de 1,5 litros de cilindrada y tres cilindros con potencias de 136 CV (218i) y 170 CV (220i), este último con tecnología microhíbrida gracias al uso de un motor eléctrico de 19 CV incorporado en el propio cambio, desarrollando el diésel (218d) una potencia de 150 CV, el cual recurre al conocido dos litros de cuatro cilindros de la marca.
Así pues, esas versiones PHEV llegarán para el próximo verano, con una batería de 14,9 kWh netos que promete una autonomía en modo eléctrico de hasta 80 km según el ciclo WLTP junto a un cargador embarcado de 7,2 kW. En concreto, se pondrá a las venta dos variantes distintas, el 220e con una potencia total combinada de 245 CV y el 230e de 326 CV, ambos con tracción total xDrive.
BMW Serie 2 Active Tourer 
