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Europa vs. EE.UU., o por qué el 4x4 extremo sigue vivo en América

Europa avanza de forma imparable hacia la electrificación, poniendo fin a segmentos tan queridos como el de los utilitarios deportivos, y en general, amenazando de muerte a cualquier vehículo pasional, políticamente incorrecto, y en general, cercano a la combustión interna. En esta lista negra también están los todoterreno puros, un segmento del que en Diariomotor somos muy fans, y que tendrá que adaptarse a una nueva realidad, o quedarse por el camino. Sin embargo, hace apenas unos días supimos del lanzamiento del Ford Bronco Raptor, una versión extrema y extremadamente deseable de uno de los todoterrenos que más nos duele no tener a este lado del charco.

En este vídeo vamos a tratar de averiguar por qué el 4×4 extremo está más vivo que nunca en Estados Unidos. Por qué pueden disfrutar de máquinas con apellido Raptor o TRX, y por qué en Europa sólo podemos aspirar a un aséptico y sensato futuro.

La gasolina es mucho más barata

Con un precio medio equivalente a menos de noventa céntimos de euro por litro, la gasolina sigue siendo muy barata en Estados Unidos. No nos va a doler tanto que nuestro 4×4 consuma gasolina con voracidad si el repostaje es barato. Además de tener unos combustibles muy baratos, también hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo del ciudadano de Estados Unidos es muy superior al del ciudadano medio español o europeo, mal que nos pese.

Todo es mucho más grande

Una RAM TRX no es un coche precisamente pequeño: mide casi seis metros de largo, más de dos metros de ancho, y dos metros de alto. Aparcarla en un garaje europeo medio sería poco menos que una tarea imposible. Lo mismo ocurriría si tratásemos de conducirla por nuestras ciudades o incluso de llevarla por nuestros caminos de campo. Sin embargo, al otro lado del charco todo es muchísimo más grande y todo está diseñado en torno al automóvil. No se sienten fuera de lugar, son sencillos de aparcar y nadie va a quejarse de que estás invadiendo su plaza de garaje porque la mayoría de gente vive en casas individuales.

Hay multitud de espacios públicos donde poder disfrutar un 4×4

Este es uno de los puntos clave. La densidad de población en Europa es muy elevada, y en muchas ocasiones, ni siquiera está permitido que los caminos públicos sean transitables por automóviles o todoterrenos, como ocurre por ejemplo en la Comunidad de Madrid. Por contra, en Estados Unidos existen millones de hectáreas de dominio público, perfectamente transitables de forma libre. Enormes espacios abiertos de naturaleza exuberante, prácticamente vírgenes. Son especialmente abundantes en el oeste del país, y son un verdadero parque de atracciones para los amantes de la naturaleza, del 4×4 y del overlanding. Cumpliendo unas reglas comunes, es posible conducir un 4×4 a través de ellas, además de estar permitida la acampada.

Prueba Ford F 150 Powerboost 90

Modificarlos es sencillo, barato y legal

Todos los factores antes mencionados tienen un efecto multiplicador en el apetito de Estados Unidos por los 4×4 extremos. Pero la guinda en el pastel, sin duda, la ponen la facilidad con la que estos todoterrenos pueden ser mejorados y modificados. En Europa, un 4×4 modificado debe superar un costoso y extenuante proceso de homologación. En EE.UU. no es necesario homologar las modificaciones, y gracias a ello, ha florecido una red de talleres e industria auxiliar capaz de llevar a sus todoterrenos a otro nivel.

Los coches que nos estamos perdiendo

Ahora que ya sabéis qué factores facilitan la comercialización de todoterrenos tan extremos, veamos qué nos estamos perdiendo a este lado del charco, y por qué EE.UU. ha ganado la partida.

Aunque en Europa podemos disfrutar de los Toyota Land Cruiser, Land Rover Defender o Mercedes Clase G, y pronto podremos encargar un precioso INEOS Grenadier, el futuro del segmento no es halagüeño y en muy pocos años podrían dejar de venderse a causa de las normativas anticontaminación. Mientras tanto, al otro lado del charco es posible comprar vehículos tan extremos como una RAM TRX o una Ford F-150 Raptor. Estos dos vehículos están basados en pick-up convencionales, pero equipan un tren de rodaje diseñado para soportar enormes abusos fuera del asfalto. En el caso de la F-150, su motor es un 3.5 V6 EcoBoost de 450 CV, pero en el caso de la TRX, hablamos de un 6.2 V8 HEMI sobrealimentado hasta los 702 CV.

2022 Ford Bronco Raptor

Por si te parece poco, se rumorea que la inminente F-150 Raptor R podría superar la cifra de potencia de la RAM TRX.

Además de estas pick-up, Jeep acaba de iniciar la comercialización del Wrangler 392. Es un Jeep Wrangler Rubicon bajo cuyo capó hay un motor 6.4 V8 HEMI de 475 CV de potencia. Un gigantesco motor atmosférico de ocho cilindros que lo convierte en el Wrangler más potente y extremo de la historia. Al ser un Rubicon, cuenta con triple bloqueo mecánico de diferenciales. Tampoco podemos olvidarnos del espectacular Ford Bronco Raptor. Que su motor sea un 3.0 V6 EcoBoost con más de 400 CV no es lo más importante. Es más relevante que tenga más de 30 cm de altura libre al suelo, que monte neumáticos de 37 pulgadas de serie o que tenga barras estabilizadoras desconectables, además de modos de conducción especialmente adaptados a la práctica del todoterreno extremo.

Por último, otro todoterreno fruta prohibida para el mercado europeo es la Rivian R1T. Una pick-up eléctrica que transforma las reglas del juego. Ya ha cruzado Estados Unidos sin pisar el asfalto, sus baterías le permiten hasta 505 km de autonomía según el ciclo EPA y cuenta con soluciones de almacenamiento muy interesantes, como un maletero frontal o huecos en los laterales de su carrocería. Sin embargo, la revolución está en que monta un motor eléctrico por rueda, eliminando diferenciales y ejes de transmisión.

Rivian R1t 1120 042

Fotos del Ford Bronco Raptor

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