Hasta finales de los años noventa, AMG era un preparador independiente, aunque la mayor parte de su trabajo estuviera dedicado a preparar coches fabricados por Mercedes. En 1993, Daimler y AMG firmaron un acuerdo de cooperación para el desarrollo de coches deportivos. El primer AMG oficial fue el Mercedes C 36 AMG, del que os hemos hablado en este artículo. En 1999, AMG pasó a ser propiedad íntegra de Mercedes, integrándose en su estructura corporativa. El Mercedes SL 70 AMG fue uno de los últimos coches de la AMG independiente, y posiblemente una de sus mejores creaciones.
Con permiso del superlativo Mercedes SL 73 AMG, claro está. En verdad, ambos coches están íntimamente relacionados, y son igual de exclusivos. Ambos nacieron como «simples» Mercedes SL 600, equipados con un brillante motor M120 de doce cilindros, un sedoso propulsor atmosférico de 408 CV de potencia máxima. La unidad que tenéis en pantalla es del año 1998, construida tres años antes del relevo generacional del Mercedes SL. En aquella época, era el absoluto buque insignia de Mercedes. Para muestra un botón: el precio de los 600 SL era sólamente un 5% inferior al de un Rolls-Royce Silver Spirit.
Para aquellos clientes que querían aún más, AMG estaba dispuesta a satisfacer sus deseos a cambio de un cheque de hasta seis cifras. La principal transformación de los Mercedes SL 70 AMG radicaba en su motor V12. AMG los desmontaba, reforzaba sus componentes internos y modificaba tanto admisión como escape. Incluso alteraban el cruce de válvulas. A todo ello le sumaban un incremento de cilindrada hasta los 7,0 litros, resultando en una potencia final de 500 CV. El coche retenía un cambio automático de cinco relaciones, convenientemente reforzado. El 0 a 100 km/h se completaba en unos cinco segundos.
Al igual que el SL 73 AMG, el carísimo y exclusivo SL 70 AMG era un misil en las Autobahn sin límite de velocidad. El ejemplar que tenéis en pantalla tiene el volante a la izquierda, pese a haber sido encargado originalmente por un cliente japonés. Además de un motor V12 atmosférico de 500 CV, este SL tiene todas y cada una de las opciones AMG que el Mercedes SL podía equipar en 1998. La transformación habría costado más de 100.000 marcos alemanes de la época. En su interior dispone de una consola central rematada en fibra de carbono, una instrumentación específica y asientos traseros suprimidos.
Su volante tiene un diámetro inferior y sus llantas de 18 pulgadas están envueltas en neumáticos deportivos de altas prestaciones. Sus faros son de xenón y su sistema de escape es deportivo, pese a ser estéticamente discreto. El coche fue adquirido en 2016 por un coleccionista, que lo devolvió a Suiza, tras comprarlo a su propietario japonés. Apenas tiene 32.000 kilómetros en el odómetro. El coche, en un estado completamente original, será subastado en Essen en abril, como parte de la espectacular «The Youngtimer Collection». Se espera que sea alcance un precio de venta de hasta 175.000 euros.
Mercedes-AMG SL Roadster 
