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¿Cuánto cuesta tener un Lamborghini en España? Lo descubrimos a los mandos de los Huracán y Urus

«Javi, el lunes tenemos una presentación de Lamborghini, ¿te apuntas?» Me preguntaba hace unas semanas mi amigo y compañero Juanma al mismo tiempo que casi no le dejaba terminar la frase con una absoluta y rotunda respuesta afirmativa por mi parte. Cogí mis bártulos y allá que me fui al antiguo convento de Boadilla del Monte, donde nos recibieron dos Lamborghini Urus y dos Huracán dispuestos a mostrarnos de lo qué son capaces. Aunque bien es cierto que no son coches aptos para todos los públicos, siempre resulta curioso saber cuánto cuesta tener un Lamborghini en España, y esa respuesta nos la dio la marca en la rueda de prensa y se encargaron de razonarla y corroborarla sus retoños mientras estábamos a sus mandos. Acompañadme en esta breve pero intensa aventura.

Pese a que este encuentro con las creaciones de los de Sant’Agata Bolognese fue antes de Navidad, he de reconocer que me levanté igual de emocionado que un niño cuando va a recibir sus regalos bajo el árbol. Llegué lo más rápido posible al lugar de encuentro, y allí estaba Juanma invitándome a subirme a bordo de un flamante Lamborghini Huracán EVO de color amarillo mate. No para mí pero sí que concuerdo en que un Lamborghini tiene que ser estridente. Levanto la tapa al más puro estilo caza de combate que se encarga de esconder el botón de arranque y el graznido del V10 atmosférico de 5.2 litros y 640 CV me alerta de que estamos a punto de despegar.

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Un Lamborghini Huracán no apto para todos los días

Los primeros kilómetros orquestando al Lamborghini Huracán suceden en entorno urbano. El modo Strada quiere hacernos creer que estamos ante un vehículo dulcificado y manso, incluso idílico para una localización llena de badenes como lo es Boadilla del Monte. Nada más lejos de la realidad. El Huracán, a diferencia de su más amigable primo hermano el Audi R8, es un vehículo duro, deportivo e incómodo, y te lo quiere recordar desde el minuto uno, pero forma parte de su encanto y personalidad.

Los asientos heredados directamente del Huracán Performante sujetan mi cuerpo con soberbia, pero no necesito avanzar demasiado para saber que me va a doler la espalda al final de esta intensa jornada. La visibilidad es nula, especialmente hacia atrás, aunque su pronunciada caída del techo no ayuda a que mirar hacia delante sea sencillo, y más cuando mides 1.90 como es mi caso. Los rotos y badenes de Boadilla se trasmiten con desdén y sin piedad al habitáculo del Huracán, lo que me hace comprobar en más de una ocasión que es el modo Strada el que está accionado. Me da igual, me gusta de todas formas, es la razón de ser del Huracán, es su esencia en todo su esplendor.

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Las miradas de los viandantes de Boadilla del Monte reparan en nosotros, así como sus teléfonos móviles, que quieren inmortalizar esa cabalgata de superdeportivos y SUV de altas prestaciones italianos. Nos dan señales de aprobación con el dedo; nos piden que hagamos rugir el V10; nos piden que satisfagamos sus necesidades de saber qué se siente a los mandos de esta mala bestia de Lamborghini.

Nosotros también queremos, así que, después de charlar amigablemente sobre el Lamborghini Huracán en algún que otro semáforo con los más curiosos, abandonamos el bullicioso pueblo y nos encontramos con el escenario idílico para el superdeporitvo: una carretera de curvas.

Prueba Lamborghini Huracan Urus 4

Hora de estirar «las piernas»

El Lamborghini Urus que ocupa la primera posición del convoy, conducido por un piloto del mismísimo equipo Squadra Corse de Lamborghini, es el encargado de dictaminar las reglas del juego. Engrano el modo Sport para que el Huracán y yo nos vayamos conociendo, con cariño y paciencia, no queremos hacer las cosas mal y rápido, ¿a qué no? La instrumentación del cuadro de mandos cambia para ofrecer una imagen más agresiva; la tonalidad del 10 cilindros en «V» cambia y se vuelve más aguda y estridente, adornada con unos petardeos que, bajo mi criterio, sobran; la respuesta del motor se vuelve más instantánea y el propio coche ya ha reducido unas cuantas marchas para dejarme bien claro que está listo para la acción.

Hundo el pedal derecho y el V10 atmosférico empuja con rabia y frenesí, dando la ansiadad libertad a sus 640 CV y 600 Nm de par. La respuesta es agresiva pero lineal y, después de unas cuantas embestidas por cortesía del Huracán, consigo recobrar un poco la compostura y analizar el comportamiento de su motor. Su condición de atmosférico es innegable y, aunque haya mucha potencia de golpe, es dosificable, dejando claro que es realmente en la zona alta del tacómetro, a 8.000 revoluciones, cuando el superdeportivo de Lamborghini da lo mejor de sí y donde más cómodo se siente.

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La caja de cambios y siete relaciones es rápida y precisa, respondiendo con inmediatez a las ordenes que encomiendo a través de dos grandes levas de fibra de carbono de tacto exquisito. No puedo evitar reducir marchas más de lo necesario no solo porque el propio recorrido así lo exija, sino porque también quiero jugar con la melodía de su motor, disfrutar de un cántico que, por desgracia, se perderá dentro de no mucho. Pero no es momento de lamentaciones, es momento de disfrutar.

La precisión del Huracán es quirúrgica gracias, en parte, a una dirección muy bien calibrada que transmite, tal vez no tan bien como la del Porsche 911 GT3, todo lo que sucede en el asfalto. La suspensión también está acompasada con la dirección, pero tal vez demasiado. Es muy dura y evita el más mínimo vaivén de la carrocería, pero también recoge todos los rotos del firme, haciendo que en una conducción deportiva nos encontremos con ciertos rebotes. «El mal endémico de los superdeportivos, supongo», pienso para mis adentros mientras prosigo devorando curvas a los mandos del Huracán.

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Pero todo me da igual cuando me encuentro con algo de lo que muchos coches carecen hoy en día: personalidad. Y es que resulta triste que tengamos que afrontar más de 200.000 euros para encontrarnos un coche con alma y, aunque sé perfectamente que estoy generalizando, pocos son los vehículos dispuestos a transmitir sensaciones.

Llegamos a Robledo de Chavela, a las instalaciones que tiene el INTA en colaboración de la NASA. Detenemos los coches y dedico un rato para no solo apaciguar el inminente dolor de espalda, sino también para sacar mis conclusiones. Está claro que Lamborghini ha querido diferenciar al Huracán del R8 convirtiéndolo en un vehículo más duro y radical, epítetos arropados también por sensaciones, un conjunto que transmite y personalidad.

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No, el Lamborghini Huracán no es un coche apto para el día a día; no es cómodo ni práctico, y ni mucho menos útil en ciudad pero, ¿qué mas da? Es un superdeportivo con todas las de la ley, y quien tenga dinero para ocupar su garaje con uno de estos también contará con otros vehículos mucho más apropiados para otros menesteres.

Hora de conocer al Urus, el superventas de Lamborghini

Lamborghini aprovechó la rueda de prensa previa al encuentro con el Huracán para hacernos saber que 2021 ha sido un año de éxitos. Esto ha sido posible al superar el ejercicio registrado en 2019, el cual se cerró con 8.205 unidades vendidas, siendo superado en este último año. ¿La clave? La calurosa acogida de uno de sus productos estrellas, el Lamborghini Urus.

Fue hace ya unos cuantos años cuando la firma del toro anunció sus claras intenciones de fabricar un SUV. Bien es cierto que la jugada podría haberse materializado con el Estoque, un prototipo que adelantaba una berlina, pero finalmente fue el Urus quien ocupó la línea de producción. «Qué le vamos a hacer» pensé cuando por allá en 2017 cuando Lamborghini anunció la llegada a las calles de su vehículo más versátil hasta la fecha.

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Allí estaba ante el SUV italiano, ante el Lamborghini Urus, ante el coche que ha ostentado el puesto de contar con las pinzas de freno más grandes del mundo, ante el coche que ha conseguido que Lamborghini registre cifras muy complicadas para una firma de superdeportivos. Imponente, agreviso, líneas musculosas… atributos propios de un vehículo al que le da cobijo la firma de Sant’Agata Bolognese.

Negro mate con detalles verdes fosforitos, desde luego no mi combinación a escoger si estuviera en la tesitura de comprarme un Urus, pero creo que encaja a la perfección con esa esencia llamativa de todo Lamborghini. Me pongo a sus mandos y rápidamente experimento un atmósfera completamente distinta a la del Huracán. La espalda ya no me duele, veo perfectamente por todos los ángulos y me han entrado ganas de recorrer miles y miles de kilómetros.

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Nos dan una breve explicación de cómo funcionan los mandos del Lamborghini Urus y enciendo al V8 biturbo por medio del mismo método que ofrece el Huracán. El bramido no es ni la mitad de estridente que el del V10, pero va a juego con las intenciones del Lamborghini Urus. Rápidamente me familiarizo con muchos de los comandos del SUV italiano por una simple y lógica razón: tiene mucho del Audi RS Q8.

La calidad de los materiales es intachable y ya en los primeros metros me encuentro con un coche mucho más amigable en todo en lo que el Huracán era incompatible. La suspensión neumática recoge los rotos del asfalto a la perfección, la insonorización es notoria y vislumbrar lo que nos precede no se convierte en un juego de adivinación. Pero, ¿qué diantres? Estoy sentado igualmente en un Lamborghini. Quiero mala leche, quiero rock&roll, quiero saber de qué está hecho el Urus.

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Modo Sport y el V8 biturbo sale a relucir de la misma manera que hizo el V10 del Huracán, aunque con menos espectáculo. El sonido es considerablemente inferior, pero hay fuerza, mucha fuerza. Son 650 CV y 850 Nm de par, es decir 10 y 250 más que en el superdeportivo respectivamente, aunque lastrados por un peso de 2.272 kilos. El encargado de erogar dichas cifras es un V8 biturbo de 4.0 litros que permite que el 0 a 100 ocurra en 3,6 segundos y que la velocidad punta sea de 305 km/h.

El peso y la aerodinámica mandan, pero eso parece darle exactamente igual al Lamborghini Urus. Sí, no es tan eficaz como el Huracán, pero nos olvidamos de que estamos ante un SUV de más de dos toneladas de peso cuando demandamos potencia y el coche nos pega al asiento sin contemplaciones. Las curvas se devoran con una facilidad pasmosa y a un ritmo frenético casi impensable en un vehículo de sus características.

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No obstante, aprecio rasgos propios de un vehículo que también ofrece una cara tranquila y confiable, ideal para ciudad, viajar o simplemente desplazarnos cómodamente. La dirección tiene un buen peso y es directa, pero no transmite demasiado, dejándonos algo vendidos en una conducción deportiva. Pese a que en el paso por curva nos topamos con un coche eficaz, la suspensión de dureza variable no puede evitar ciertos balanceos de la carrocería.

La caja de cambios es de convertidor de par en este caso, igualmente rápida pero no se acerca en efectividad a la de doble embrague de su hermano de gama. Yendo a ritmos tranquilos y afrontando el mundo urbano su comodidad es intachable, pero cuando demandamos eficacia no es tan rápida como me gustaría, encargándose así también de conformar un conjunto bueno, potente, rápido pero muy filtrado y que no transmite tanto como esperas de un Lamborghini.

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No es que no pueda concebir que un Lamborghini no sea duro, radical y con altas dosis de personalidad, puesto que el Urus es un vehículo ideal para aquellos pudientes clientes que quieran un vehículo igualmente rápido, que tenga la imagen de un Lamborghini pero cómodo y válido en una conducción diaria. ¿El problema? Que al igual que sí se han encargado de diferenciar considerablemente al Huracán del R8, no lo han hecho con tanta ímpetu cuando comparamos al Urus con el Audi RS Q8.

 

Pero, ¿cuánto cuesta tener un Lamborghini en España?

La pregunta del millón que tiene una respuesta muy clara: mucho. No, ni el Lamborghini Urus ni el Huracán son aptos para todos los bolsillos, pero eso no es ninguna novedad. Concretamente, para tener un Huracán EVO en nuestro garaje tendremos que desembolsar, como mínimo, 249.826 euros, una cifra que se puede alterar rápidamente con la infinita personalización que permite la firma italiana a sus clientes.

En el caso del Lamborghini Urus, la cifra se asienta en 240.294 euros. No, no es ni muchísimo menos poco dinero, pero son los precios a pagar por disfrutar de unos de los vehículos más eficaces, deportivos y rápidos del momento. Desde luego estas sensaciones se acentúan en el Huracán, y en el Urus nos topamos con esa comodidad que no encontramos en el superdeportivo. ¿La solución? Supongo que tener ambos si es que la economía lo permite.

Vídeo destacado del Lamborghini Huracán EVO

Imagen para el vídeo destacado del Lamborghini Huracán EVO Botón de play
Lamborghini Huracan Evo 2019 0119 015

El Lamborghini Huracán comparte mecánica y plataforma con el Audi R8, pero cuenta con una personalidad propia bastante marcada. Estéticamente es bastante más atractivo que su hermano el Audi, con un plus de agresividad e "italianidad", pero su interior se queda algo atrás respecto a la versión alemana por calidades, diseño e incluso confort de marcha. Deportivo de verdad, pero menos usable.

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