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El nuevo taxi de Londres es un eléctrico de autonomía extendida... con mucho ADN de Volvo

El coche que tenéis en vuestras pantallas es el nuevo taxi oficial de Londres, llamado TX. Es un coche fabricado por una empresa llamada LEVC (London Electric Vehicle Company), antes conocida como la London Taxi Company, fundada en 1948 y adquirida por Geely en 2013, tras su bancarrota. Las reglas dictadas por Transport for London exigen que todo nuevo taxi debe ser capaz de circular con cero emisiones. La propuesta de LEVC es la oferta tradicional en un mercado en el que han irrumpido empresas como Uber y fabricantes como Tesla, en un panorama legislativo agitado y muy cambiante. Esto es lo que nos ofrece.

Como es reglamentario, es un taxi adaptado, facilitando su uso a personas con necesidades especiales de movilidad: una silla de ruedas cabe perfectamente, y tiene una rampa motorizada de acceso. También posee ayudas auditivas y manillas adaptadas para pasajeros ciegos. Sus plazas traseras están enfrentadas y sus puertas son de tipo «suicida» – la bisagra está en la parte trasera de la puerta, como en los Rolls-Royce – y poseen unos impresionantes 90 grados de ángulo de apertura. El conductor está aislado por una mampara de los pasajeros, por motivos tanto de privacidad como de seguridad.

Geely es la propietaria de LEVC (London Electric Vehicle Company). Volvo ha tenido un rol fundamental en el desarrollo de este taxi eléctrico del siglo XXI.

El coche ha sido diseñado por Peter Horbury – diseñador de Volvo, que curiosamente aprendió a conducir con un taxi londinense propiedad de su padre – que se ha inspirado en los FX4 producidos por la London Taxi Company hasta el año 1984. Son los típicos taxis londinenses «de antaño», de ópticas redondeadas y aspecto clásico. El nuevo TX adopta esas ópticas redondeadas, con un bonito toque LED y un ligero aire retro, presente también en su calandra o en la luz sobre el techo, que indica la disponibilidad del vehículo. Es un diseño comedido, diferente de las cuadriculadas y futuristas propuestas iniciales de Horbury.

Como antes os decíamos, Volvo ha colaborado en gran parte del desarrollo de este vehículo, y es evidente en la instrumentación digital, volante o sistema de información del vehículo. Multitud de mandos parecen directamente sacados de un Volvo XC90 o Volvo S90. Volvo también ha trabajado en minimizar al máximo el peso del vehículo, usando paneles de aluminio – entre otras medidas – con el objetivo de compensar el peso de la batería. Porque este taxi es un eléctrico de autonomía extendida: su batería de iones de litio permite una autonomía de cero emisiones de unos 115 kilómetros.

El coche es un punto WiFi rodante, tiene varios puntos de carga para dispositivos móviles y un total de seis plazas. Es un coche que debe soportar 15 años de uso exigente.

Cuando la batería se descarga, un motor de gasolina de 1,3 litros suministra de nuevo energía a la batería. Este motor no está conectado a las ruedas del coche, simplemente extiende la autonomía de la batería. La autonomía total del taxi es superior a los 600 kilómetros. La recarga de su batería no debería demorar más de 20 minutos usando un cargador rápido, y Transport for London espera disponer de al menos 300 puntos de recarga rápida operativos en 2020. Un taxista medio recorre 200 km diarios, por lo que la mayor parte de su jornada se llevará a cabo sin emitir dióxido de carbono.

Ahora bien, toda esta tecnología tiene un precio. El taxi costará unas 50.000 libras esterlinas, y las quejas del gremio no han tardado en llegar: el al menos 7.000 libras más caro que una Mercedes Vito adaptada como taxi. LEVC (London Electric Vehicle Company) afirma que su esquema de leasing semanal permitirá a los taxistas reducir sus costes operativos, y que ahorrarán al menos 100 libras semanales en combustible con respecto a un taxi con motor diésel. Acostumbraos a su figura, será uno de los coches que más se verán por las calles de la capital de Reino Unido en los próximos años.

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