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Adiós al único V12 japonés: el Toyota Century se renueva con potencia híbrida y aún más refinamiento

El Toyota Century ya ha sido protagonista de un artículo en Diariomotor, en el que lo bautizamos como el Rolls-Royce japonés. Y a todos los efectos lo es: es un coche construido de forma completamente artesanal, una carísima berlina de representación de corte clásico, la preferida de los presidentes de las grandes empresas japonesas y sus misiones diplomáticas. Toyota presenta en el próximo Salón de Tokyo la tercera generación del Century, coincidiendo con el 50 aniversario de su lanzamiento. La gran noticia es que abandona el motor V12 atmosférico por un sistema Hybrid Synergy Drive construido en torno a un V8.

Lo cierto es que aunque se trata de un coche completamente renovado, a nivel estético es una evolución muy conservadora con respecto a su predecesor. Un detalle que seguro que los futuros propietarios valoran positivamente. Sigue presumiendo de una enorme calandra cromada, con unas líneas absolutamente clásicas y unas proporciones clásicas, sin los detalles ultramodernos que podemos encontrar en coches como el nuevo Lexus LS. A nivel tecnológico, sus ópticas son ahora LED y su aerodinámica ha mejorado de forma sustancial. También ha aumentado su batalla y su longitud, hasta los 3.090 mm y 5,33 metros respectivamente.

El objetivo de Toyota es que ser llevado en un Century sea tan placentero y agradable como lo es en todo un Rolls-Royce.

El Toyota Century sigue siendo un cuatro plazas estricto, y los pasajeros – que siempre recurren a un chófer – pueden disfrutar de unos asientos reclinables, con reposapies de ajuste eléctrico. Curiosamente, los asientos del coche son de tela, y no de cuero. Aunque esto nos pueda chocar en el mundo occidental, en Japón consideran que los asientos de cuero provocan ruidos molestos cuando nos sentamos en ellos, y transpiran menos. Así que Toyota ha optado por unas lujosas butacas de tela, tapizadas en tela de lana natural, que se suman a la madera natural y cuidadísimos acabados de esta berlina de representación.

Los pasajeros disponen de masaje en sus butacas, y pueden controlar a través de una pantalla LCD la climatización o el sistema de infoentretenimiento – con nada menos que 20 altavoces. Si lo que necesitan es trabajar, cuentan con una pequeña mesa e iluminación a dicho efecto. Además, el acceso a estas plazas es más cómodo gracias a modificaciones en las puertas traseras, la larga batalla y un ligero aumento de la altura del techo. El puesto de conducción – que sólo ocupará el chófer – es algo más moderno, con una instrumentación acorde con la nueva motorización híbrida de esta lujosa berlina.

Si, sus cortinillas parecen los visillos con los que nuestra abuela adorna el salón. Es un coche de regusto absolutamente conservador.

Toyota ha optado por un tren híbrido probado, el mismo que empleaban los Lexus LS 600hL, compuesto por un V8 2UR-FSE de 5,0 litros, asociado a una batería de níquel-hidruro y un motor eléctrico, para una potencia final de 445 CV. Una potencia más que suficiente y unos consumos mucho más reducidos que los del V12 saliente – que por otra parte, tenía mucho más carácter y era el único V12 japonés. Toyota ha mejorado el aislamiento acústico del Century, así como la puesta a punto de suspensiones y tacos del motor. Los neumáticos son de baja resistencia a la rodadura, con un perfil generoso para absorber sin problema los baches.

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