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Guía rápida de actuación en caso de riada e inundaciones

Nuestro país es un país de contrastes, y pese a lo sucedido ayer, en este caso no hablamos de política sino de meteorología. De hecho aunque la jornada electoral eclipsase el resto de la actualidad, una de las noticias más tristes del día se producía en Castellón, donde fallecieron cuatro miembros de una misma familia al verse sorprendidos por una riada de camino a casa.

El clima Mediterráneo y las peculiaridades meteorológicas de ciertas zonas de nuestro país hacen que tiempos de profunda sequía se alternen con lluvias copiosas e imprevistas que pueden causar multitud de destrozos o incluso costarnos la vida si nos sorprenden al volante de nuestro vehículo. En la autoescuela nos enseñan a llevar un vehículo (que no a enfrentarnos a las eventualidades que podamos sufrir como conductores), a aparcar y a respetar unas señales de tráfico. Pero lógicamente esta formación no contempla la actuación ante una riada eventual.

Tal vez alguno de los puntos que tratemos os parezca muy obvio, pero definitivamente no lo es tanto cuando año tras año tenemos que seguir hablando de noticias tan tristes como la de este fin de semana.

Es pura física

Una corriente de 10-20 km/h y 40 cm arrastraría a algunos vehículos, 60 cm de profundidad arrastrarían a la mayoría de los vehículos.

40 centímetros no son nada, pero cruzar con un turismo una riada con una profundidad superior es toda una temeridad. Por cada 30 centímetros de profundidad la fuerza de la corriente aumenta en 225 kilogramos y por cada 30 centímetros de agua sobre la altura de los bajos el Principio de Arquímedes y en definitiva de la flotabilidad, haría que nuestro vehículo fuese 700 kilogramos más ligero. En definitiva, 45 centímetros de profundidad sería suficientes para arrastrar a prácticamente cualquier turismo. La fuerza de la corriente sería superior a la del vehículo y este sería arrastrado.

En el caso de un vehículo todoterreno por sus cotas y su propia concepción aún tendríamos algo más de margen. La tracción a las cuatro ruedas también nos podría sacar de atolladeros mayores. Aún así 75 centímetros de profundidad podrían ser suficientes para que el todoterreno comenzase a flotar y fuese arrastrado sin control.

Lo dicho. Pura física.

Inundaciones

El riesgo de quedar atrapado en una riada, aunque conozcamos el terreno, es muy alto

Aunque conozcamos el terreno bajo el agua turbia de la riada puede haber obstáculos o calarse nuestro vehículo y quedar atrapados. En ese caso la única solución será desalojar el vehículo.

Prudencia y lógica. Si tenemos que circular por carreteras propensas a riadas, mejor quedarse en casa. Si la riada nos sorprende en medio de la carretera la prudencia debe ser lo primero. Incluso si nos conocemos el tramo de carretera por el que queremos cruzar si nos encontramos con una riada lo mejor es darnos media vuelta. La carretera puede estar obstaculizada por arboles caídos, piedras, grietas en asfalto, desprendimientos y demás impedimentos que puedan hacer que nuestro vehículo se quede atrancado.

Aunque aún controlemos el vehículo y ningún obstáculo detenga nuestra marcha, la probabilidad de que en cualquier momento el agua llegue al motor y este se cale, es muy alta. Si tenemos que cruzarlo, hacerlo siempre en primera velocidad y a ritmo lento pero constante. Hay que evitar a toda costa que el motor se cale (por eso no podemos emplear marchas mas largas), puesto que podría no volver a arrancar.

Si nuestro coche se detiene en medio de la riada es muy fácil que nos encontremos con dificultades para salir del vehículo y que la corriente y los escombros arrastrados por esta nos lleven también a nosotros por delante. Una buena idea es encender las luces de emergencia y accionar el claxon para que alguien se pueda percatar de nuestra situación. Por supuesto también es importante llamar a los equipos de emergencia y al 112. Pero en definitiva lo que realmente nos salvará la vida es desalojar y abandonar el vehículo.

Inundaciones

La riada nos ha pillado: ¿cómo desalojo el habitáculo?

Si la presión del agua es muy fuerte habrá que esperar a que el agua inunde el habitáculo para abrir una puerta, romper una ventanilla con un objeto contundente o desencajar la luna delantera.

Si el cauce de la riada aún no es demasiado profundo es posible que podamos salir por la puerta. No obstante si la cosa se ha puesto muy fea es probable que la presión del agua no nos deje abrir ninguna puerta y tengamos que desalojar el vehículo por una ventana. Para poder abrir una puerta la presión tendrá que igualarse con el exterior, es decir, habría que esperar a que el agua inunde nuestro vehículo (aprovechando para respirar la cámara de aire que se forma en la parte superior) para que las presiones se igualen y la puerta ceda.

Si el agua está ya cubriendo parcial o totalmente nuestro vehículo es probable que incluso tengamos dificultades para romper las ventanas. El procedimiento será romper con un objeto contundente una luna lateral o si no disponemos de este hacer fuerza con las piernas para desencajar la luna delantera. Siempre debemos intentar salir por el lado contrario al sentido de la corriente y encaramarnos al techo para buscar una salida a nuestra desesperada situación.

Nuestra vía de escape siempre será nadar en el sentido de la corriente (nunca luche contra ella) y buscando una orilla u objetos fijos (árboles, farolas…) a los que poder sujetarnos a la espera del rescate de los servicios de emergencia.

Inundaciones

Recapitulemos…

  • Evite siempre cruzar el cauce de la riada, aunque conozca el terreno
  • Si lo tiene que cruzar hágalo en primera velocidad y a ritmo suave pero sin detenerse
  • Si el vehículo se detiene. Activar luces de emergencia, accionar el claxon y desalojar el vehículo
  • Si la puerta no abre, esperar a que se inunde el habitáculo para igualar la presión con el exterior
  • Romper una ventanilla lateral con un objeto contundente es una vía de escape
  • Desencajar la luna delantera haciendo fuerza con los pies y la espalda en el respaldo del asiento es otra vía
  • Desalojar el vehículo siempre por el lado opuesto a la corriente
  • Nadar siempre a favor de la corriente y buscar una orilla o un objeto fijo

Fuente: DGT | La Voz de Galicia
Fotografías: DGT | On Public Speaking | Travel Shack
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