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Así es como Francia pretende acabar con el diésel (y a lo que nos podríamos enfrentar en España muy pronto)

Una vez más volvemos a decir aquello de “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Y nuestro vecino, Francia, ha anunciado que por las buenas y por las malas van a acabar con el diésel. Francia ha reconocido que promover el uso del gasóleo en todos estos años ha sido un error y que todos sus esfuerzos se centrarán en emplear mano dura con los vehículos más contaminantes, primero, para acabar con el uso del diésel en los transportes privados en última instancia. ¿Por qué toma Francia una decisión tan drástica? ¿Cómo llevarán a cabo su objetivo? ¿Hemos de preocuparnos porque suceda algo parecido en otros países de la Unión Europea, en España?

Francia y el diésel

13 de diciembre de 2013, la concentración de partículas en suspensión en el aire de la capital francesa, en París, es tan alta que algunos investigadores aseguran que pasear por los Campos Elíseos equivale a estar encerrado en una pequeña habitación, sin ventilación, con ocho fumadores empedernidos. En marzo de este mismo año vimos restricciones al tráfico por matrículas pares e impares, una medida de choque que se toma cuando la contaminación ha alcanzado un grado insostenible, entraña peligros directos y muy claros para la salud de los ciudadanos y el resto de medidas para atenuar esa contaminación no han funcionado.

Francia y el diésel

Todas las acusaciones apuntan directamente al diésel, y más concretamente al diésel de los automóviles. Obviamente sabemos que no es el único responsable, que las partículas en suspensión PM10 no solo se generan por el gasóleo de nuestros turismos, que habría que tener en cuenta a los sistemas de calefacción, a la industria, a vehículos con motores térmicos con otros combustibles. Pero evidentemente a nadie se le escapa que los diésel, especialmente los más antiguos, generan un volumen insostenible de partículas que en última instancia producen graves problemas para nuestra salud. Es entonces cuando Francia decide declarar la guerra al diésel.

Francia y el diésel

¿Qué hacer para acabar con el diésel? La primera solución pasará por endurecer el gravamen del gasóleo, hacer que su uso no sea sostenible. Francia ya ha anunciado que endurecerán los impuestos a los vehículos diésel, con lo cual de paso conseguirán aumentar notablemente la recaudación de las arcas públicas. Pensad que hasta 2012 en Francia un 70% de los turismos de nueva matriculación eran diésel. Ahora mismo la cuota de mercado de los diésel ha caído ligeramente y estaría en torno al 65%. Son cifras más parecidas a las de España.

Francia y el diésel

Hacer que el diésel no sea rentable, encarecer el combustible. Manuel Valls, el Primer Ministro francés, nacido en Barcelona, por cierto, ya ha anunciado que el gasóleo se encarecerá con la introducción de nuevos impuestos (ver noticia en Reuters). De momento sabemos que el precio del gasóleo se incrementará en 2 céntimos por litro, aunque eso sería solo un primer paso para que las tarifas del diésel aumenten aún más, hasta el punto de hacer que la rentabilidad frente a la gasolina se vaya reduciendo progresivamente. Esos 2 céntimos de euro por cada litro harían que las arcas francesas ganasen otros 807 millones de euros adicionales.

Francia y el diésel

Cerrar las ciudades a los diésel más contaminantes. Tener un diésel antiguo en París será cada vez más complicado. Francia identificará a los automóviles más contaminantes de su parque automovilístico, y no solo los diésel, y se les prohibirá el acceso al centro de las ciudades con mayores problemas de contaminación.

Francia y el diésel

Abogar por la reconversión del parque automovilístico y por emisiones locales nulas. Ya os preguntábamos hace unas semanas si cambiaríais vuestro diésel por un gasolina si a cambio recibís una subvención de 2.500€. Francia quiere ofrecer ayudas lo suficientemente cuantiosas a aquellos que sustituyan su viejo diésel por un modelo moderno, eficiente y limpio, como para que sus ciudadanos se olviden del diésel. Esas ayudas llegarían hasta los 10.000€ (ver noticia en Le Figaro) para aquellos que opten por un eléctrico en sustitución de un diésel con más de trece años de antigüedad.

Francia y el diésel

¿Hemos de preocuparnos en España? Deberíamos. Aunque aún no hayamos al nivel de ruido mediático que está generando la contaminación y las restricciones en Francia, eso no quiere decir que en España no hayamos sufrido problemas medioambientales en nuestras ciudades. Al problema de las partículas en suspensión se le une otro que aún afecta más en nuestro clima cálido y muy expuesto a la iluminación solar, el del ozono. El ozono es muy importante en esa capa de la estratosfera, a más de 15 kilómetros de altitud, que absorbe la radiación ultravioleta. Pero una concentración alta de ozono en el aire que respiramos puede provocar graves problemas de salud, especialmente a personas con problemas respiratorios. El ozono aumenta su concentración bajo el coctel formado por los NOx (uno de los residuos de la combustión del diésel) y una radiación solar elevada.

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