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Los tecnológicos coches modernos son ya un serio problema para las aseguradoras

Podemos decir sin ningún tapujo que cuando te compras un coche moderno tu aseguradora se pone a temblar, y es que ese arsenal de equipamiento en seguridad y asistencias a la conducción está disparando los costes de reparación hasta límites preocupantes. El mismo golpe en un coche «viejo» no conlleva las mismas consecuencias que en un tecnológico coche moderno, y por ello las aseguradoras llaman a reflexionar sobre la reparación de los coches inteligentes.

Un leve golpe en el paragolpes supone a día de hoy una abultada factura de reparación por la gran presencia de sensores, cámaras, radar…

El problema al que aluden las aseguradoras es bastante sencillo de entender. Aunque sabemos que ya no se hacen coches tan duros como los de antes, un coche con entre 5 y 10 años sufre un pequeño golpe frontal, golpe que es reparado sustituyendo el paragolpes frontal y alguna pieza auxiliar como faros o radiador a lo sumo. Un coche moderno equipado con sensores de proximidad, radar para el control de crucero y cámaras para la visión de 360º, no sólo hace más compleja la reparación, sino que eleva muy sensiblemente los costes de reparación por el mismo golpe.

A día de hoy es muy normal ver que incluso pequeños y más asequibles coches urbanos vienen ya equipados con sensores por ultrasonidos y cámaras, sobre todo en su zona posterior. Los costes de reparar un golpe en las zonas donde están ubicados estos dispositivos son bastante elevados, no sólo por la necesidad de sustituir estos elementos que ya de por sí son bastante costosos, sino por la necesaria mano de obra para calibrar el funcionamiento de los dispositivos de nuevo.

Según el Chicago Tribune, la aseguradora norteamericana State Farm ha incrementado los costos de los seguros de automóviles en un 5,9% con motivo de la elevada presencia de tecnologías, un aumento causado por el gasto extra de la reparación de coches cada vez más “inteligentes”. Del mismo modo otras aseguradoras líderes en EE.UU. como Allstate y Geico han confirmado un aumento de los costes repercutidos a sus asegurados de un 6,9 y 3,5% respectivamente. El problema de estas subidas es que todo apunta a que no se quedarán ahí, sino que seguirán en auge conforme siga aumentando la presencia y exposición de sensores en zonas tan sensibles del vehículo.

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