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¿Nuevo rumbo para la DGT? María Seguí sustituirá a Pere Navaro, que deja su cargo

Llega el fin de una era para la administración de Tráfico en España. Con la marcha de Pere Navarro se cierra un ciclo y todas las polémicas y críticas que como máximo responsable de la DGT recibiera este ingeniero industrial barcelonés en su persona, desde que en 2004 asumiera el cargo que ostentó hasta este año. Es por tanto un buen momento de hacer balance y analizar la línea a seguir por su sucesora María Seguí, así como los retos a los que se tendrá que enfrentar la seguridad vial española en los próximos años.

Es un hecho que desde su llegada a la Dirección General de Tráfico hace ocho años, las víctimas mortales en las carreteras han descendido considerablemente. Tan injusto sería responsabilizar a Pere Navarro de los éxitos como eximirle de su gratificación. Más allá de la aparente mejora en la seguridad vial, los más críticos en la gestión de los últimos años en la DGT lamentan el modo en que se ha criminalizado el ejercicio de la conducción, el temor que se ha inculcado en los conductores y una política que, lo fuera o no, al menos parecía enfocada a la recaudación.

La única certeza a día de hoy es que muy pocos le echarán de menos…

Sorprende que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy haya buscado sucesor raudo y veloz a Pere Navarro, puesto que ni era una de sus prioridades ni, según sus propias declaraciones, era el momento oportuno para este cambio. La seguridad de nuestros vehículos mejorará, se establecerán nuevas campañas y medidas para concienciar a los conductores, pero parece que en algún momento el descenso de los fallecidos en carretera tendrá que detenerse y el mayor reto al que se enfrentará María Seguí será el de asumirlo.

Hasta ahora María Seguí, doctora de Medicina y especializada en las lesiones causadas por los accidentes de tráfico, había trabajado hasta este momento como directora general de Salud Pública, Drogodependencias y Consumo en la Junta de Castilla-La Mancha.

Pere Navarro había abogado en las últimas semanas a proseguir en su plan de persecución de las infracciones y el trato personalizado de los problemas “menores” o no tan extendidos como la velocidad, el alcohol, el cinturón y el casco. Temas como los peatones, los motoristas, los ciclistas, los despistes o los ancianos.

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¿Qué le pedimos a María Seguí?

En los últimos años los conductores han aprendido a respetar los límites de velocidad o a conducir sobrios, con mano dura sí, pero en su mayoría la lección ha dado sus frutos. En mi modesta opinión es el momento de mirar a largo plazo, de inculcar cultura de la seguridad, de mejorar los conceptos que se adquieren en las autoescuelas en las que no se enseña a conducir sino a llevar un coche, de lavar la imagen del agente de seguridad que hoy en día es la del lacayo recaudador, el cobrador del frac, de guardias civiles que no sólo multan sino que también se juegan la vida en la carretera asistiendo a accidentes y resolviendo incidencias.

Y la última por supuesto apoyar una mayor inversión en infraestructura, algo que desgraciadamente parece que está fuera del alcance de la nueva directora de la DGT, y más en estos tiempos de crisis.

Fuente: El País
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