Movilidad a lo grande, eso es lo que promete el Aeroscraft. Hablamos de un vehículo capaz de elevar en el aire 20 Tm de carga con un consumo energético ridículo, apoyándose en el principio de Arquímedes. Su enorme carcasa puede llenarse de helio o de aire a voluntad, de forma que puede controlarse la altitud del vuelo y compensar las descargas de material sin salir disparado rumbo a la estratosfera, lo que lo convierte en un nuevo tipo de vehículo.
Lo más increíble es que con sus 82 m de largo y 23 m de altura, este vehículo es en realidad un prototipo a escala reducida del verdadero objetivo del proyecto: un futuro Aeroscraft de 150 m de largo y capacidad de elevación de hasta 66 toneladas de carga. Puesto que la flotabilidad está garantizada por diferencia de densidades (sin consumo energético) en realidad sería posible suspender esa carga en el aire durante muchísimo tiempo, o recorrer enormes distancias hasta lugares remotos o inaccesibles de otro modo.
Entrando en los detalles, el Aeroscraft cuenta con una cámara rígida con capacidad para unos 20.000 m3 de gas. El mecanismo para hacerlo más o menos denso que el aire está basado en la posibilidad de llenar esa gigantesca cámara con helio, que en principio permanece comprimido en unos tanques mucho más pequeños. Cuando el helio se expande, expulsa el aire de la cámara y el vehículo flota, con tanta más fuerza cuanto más helio y menos aire contenga. Los submarinos se basan en un principio idéntico, intercambiando agua y aire comprimido.
La menor densidad del helio con respecto al aire puede elevar el peso del globo y otras 20 toneladas de carga, y el mecanismo para recomprimir el helio y volver a llenar la cámara de aire permite descargar todo ese lastre sin necesidad de añadir un nuevo peso desde el exterior (como les ocurre a los globos aerostáticos). Este mecanismo proporciona autonomía de ascenso y descenso, carga y descarga, sin necesidad de infraestructura en tierra.
A partir de aquí, unos propulsores de hélices ayudan a elevar, descender, maniobrar y avanzar al vehículo, al ser orientados a conveniencia. El consumo de combustible es entre 1/3 y 1/5 el de un avión de carga, contando además con la ventaja de no necesitar aeropuertos. Su despegue vertical lo hace ideal para actuar en zonas devastadas y llegar a lugares remotos sin provocar ningún impacto ambiental. Hablan de unos 7.000 km de autonomía y más de 9.000 km en el futuro.
Los usos militares y humanitarios parecen las principales utilidades de este monstruo del aire, aunque las cargas extremadamente voluminosas y pesadas también son un buen candidato. En cuanto a su capacidad para enfrentarse a vientos fuertes o tormentas (posiblemente el punto más débil de esta propuesta) los diseñadores recomiendan rodearlas y no atravesarlas dejando esta duda en el aire, nunca mejor dicho.
Para todos aquellos que tengan grabada en la retina la catástrofe del Hindenburg, conviene recordar que el helio no es inflamable como sí lo era el hidrógeno que contenía aquella aeronave.
Fotografía: Copyright de Worldwide Aeros
Fuente: Translogic
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