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Curiosidades F1: Motori Moderni, un propulsor poco fiable y listo para surcar los mares

El nombre de Carlo Chiti es recordado por muchos como el de uno de los ingenieros italianos más importantes en ayudar al desarrollo de Ferrari y Alfa Romeo en determinados momentos. Pero parece que la historia de alguien así nunca está completa sin un sonado fracaso. El de Chiti fue el denominado Motori Moderni, uno de tantos esfuerzos privados que intentaron batallar con los constructores en la era turbo de los años 80… con poco éxito.

El debut del propulsor Motori Moderni -empresa fundada por el propio Chiti- en la Fórmula 1 se produjo en el Gran Premio de San Marino de 1985 con Pierluigi Martini al volante de un Minardi. A pesar de los más de 50 kilos de peso extra con respecto a los coches más competitivos, fue décimo noveno en parrilla. Parecía que el motor tenía una cierta promesa de futuro pero fue un espejismo y a lo largo del año estuvo a menudo entre ocho y diez segundos por vuelta por detrás. En todo el año sólo se vio la bandera ajedrezada en dos ocasiones.

Las cosas no mejoraron en 1986 a pesar de contar con dos coches del equipo Minardi y un AGS en dos carreras. La estructura francesa no logró terminar ninguna carrera y la italiana lo hizo en tres ocasiones, sólo dos de ellas clasificados. El mejor resultado fue un octavo puesto de Andrea de Cesaris en México. Fue un día especial, el único en que ninguno de los dos motores rompió. Aún así, dos años sin puntos se hacían notar y para 1987 las cosas tenían que mejorar. A fin de cuentas, en 1986 sólo en México se había completado la carrera con normalidad.

Al final, 1987 fue el último año del motor en la Fórmula 1 y en realidad los resultados no fueron mucho mejores. Con Alessandro Nannini repitiendo y Adrián Campos como nuevo piloto, se vio la bandera de cuadros en dos carreras antes de que la historia llegara a su fin al terminar el año. Los propulsores Motori Moderni habían estado faltos de potencia a lo largo de sus tres temporadas en la categoría reina, siempre estando alrededor de 750-800 caballos mientras los grandes constructores estaban cerca de los 1000 en carrera con un 40% más en especificación de clasificación.

Como curiosidad y a pesar de la falta de potencia que hace pensar que los trazados más rápidos deberían ser los peores para Motori Moderni, Mónaco fue la verdadera bestia negra del motor italiano. En 1985 y 1986 no se clasificó ninguno de sus coches mientras que en 1987 sí lo hicieron aunque sólo Nannini pudo tomar la salida, con un Campos que quedó fuera antes de arrancar. Una demostración perfecta de que su mayor problema no era la potencia sino la respuesta. ¡Y la potencia ya era un gran problema para el constructor de motores!

Para Carlo Chiti, su presencia en la Fórmula 1 no terminó allí ya que fue contratado por Subaru para desarrollar un motor bóxer de 12 cilindros. Técnicamente la compañía que desarrolló los motores Subaru fue la misma Motori Moderni aunque fuera la marca japonesa quien pagara por todo el trabajo. Pero un motor bóxer no tenía ningún sentido en la Fórmula 1 de finales de los 80 y el éxito fue imposible. El motor Subaru / Motori Moderni volvió a la vida en 1990 al competir en el Campeonato del Mundo de Resistencia de la mano de Alba Engineering… de nuevo sin puntos.

Tras desistir en el mundo de las carreras de coches, los motores fueron entregados a algunos equipos de competiciones motonáuticas aunque los éxitos o fracasos obtenidos allí se pierden en la historia de un deporte ligeramente distinto al de las carreras de coche. Pero para Motori Moderni aún quedaba algo de vida en el camino y la evolución final de este motor estuvo en el punto de origen de la marca Koenigsegg, con varias de las decisiones a nivel de chasis que aún se mantienen a día de hoy con el Agera siendo tomadas por la posición del susodicho motor.

¿La anécdota final? En 2015, el Red Bull Ring organizó una exhibición con varios coches clásicos de Fórmula 1 entre los que se encontraba un Minardi equipado con un Motori Moderni y Pierluigi Martini al volante. Era la reunión de tres elementos clásicos italianos de los años 80. El resultado, digno de la mejor comedia cuando apenas unas vueltas después de ponerse en marcha, el motor decidió hacer lo mismo que había hecho toda la vida… romperse de forma espectacular en medio de un incendio que afortunadamente fue apagado sin demora. ¡Vaya vida!

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