Cuando la Segunda Guerra Mundial finalizó, Japón se encontraba sumido en la pobreza y la mayoría de sus habitantes no tenían la posibilidad de comprar un vehículo motorizado para sus desplazamientos diarios. Aquellos afortunados que podían permitirse esta clase adquisición, y no una simple bicicleta o mula, optaban por las motos, a pesar de sus limitaciones en cuanto a seguridad y practicidad, especialmente para grandes unidades familiares. Con el objetivo de reindustrializar la nación y fortalecer la industria automovilística, considerada estratégica, el Gobierno nipón implementó una nueva normativa que exig...