Cuesta imaginar el motor de un coche eléctrico sin cobre, un elemento fundamental para muchas de las piezas de un propulsor este tipo de vehículo. Sin embargo, una empresa surcoreana ha elaborado un prototipo exento de este material y que puede suponer una fuerte revolución en la industria del automóvil.
Los autores han sido investigadores del KIST (Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología), muy conscientes de que los coches eléctricos aún tienen mucho potencial de mejora en términos de eficiencia y que gran parte de ese perfeccionamiento pasa por aligerar los componentes clave del vehículo.
Importante reducción de peso
El prototipo creado por estos investigadores sustituye las bobinas metálicas propias de un motor de coche eléctrico por cables fabricados con nanotubos de carbono, uno de los materiales más ligeiros que existe. La densidad de los nanotubos es de 1,7 g /cm³ respecto a los 8,9 g/cm³ del cobre, un salto considerable. Teniendo en cuenta que el motor de un coche eléctrico puede tener entre 10 y 25 kilos de cobre según su tamaño, la reducción del pelo sería considerable aplicando esta tecnologia del KIST. De esta manera, estos vehículos optimizarían bastante su rendimiento, por ejemplo su potencia o su autonomia.
Aunque hay otro factor por el que los nanotubos de carbono pueden revolucionar la industria del automóvil. Pueden ser elaborados a través de materiales reciclados y, por tanto, su producción es bastante más sostenible que la del cobre. Pero existe una contraprestación, el coste de desarrollar esta tecnología es mayor, principal desventaja que puede evitar que se generalice entre los fabricantes.
Primeros tests modestos
En el KIST ya están haciendo pruebas de este motor sin cobre en pequeños coches y sin grandes pretensiones. El único objetivo es demostrar que, efectivamente, con más trabajo y atención por parte de la industria sería posible desarrollar propulsores sin cobre para vehículos eléctricos que recorran las calles.
En el principal test realizado hasta ahora consiguieron que el coche recorriese 10 metros en 25 segundos, siendo el motor alimentado por una batería de 3 voltios. En definitiva, se trata de una etapa muy inicial de este proyecto y de una tecnología que podría suponer un antes y un después en la producción de los vehículos eléctricos. Y si reunimos las distintas investigaciones que se están realizando alrededor de los transportes electrificados, resulta que bastantes no terminarán por aplicarse, pero las más decisivas formarán parte de nuestro día en día en pocos años. La revolución ya está aquí, y puede ser que haya llegado desde Corea del Sur.





