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Triciclo volador PAL-V ONE: la navaja suiza de la movilidad

El PAL-V ONE es un coche volador, o al menos eso promete. Hablamos de un triciclo-girocóptero biplaza capaz de desplazarse por tierra o por aire hasta una velocidad máxima de 180 km/h, es decir, puede alcanzar esa velocidad tanto rodando como volando. No es una broma, las primeras unidades de serie esperan entregarse en 2014.

Es una especie de navaja suiza de la movilidad

Es una especie de navaja suiza de la movilidad, con una filosofía similar a la de un coche anfibio pero en este caso destinado al medio aéreo. En cualquier caso, una pieza de ingeniería de primer nivel en la que no pocos ingenieros habrán invertido muchas horas de pruebas y desarrollos. ¿Le echamos un vistazo?

El PAL-V ONE en tierra

Es una cabina de helicóptero reducida al mínimo con tres pequeñas ruedas que la soportan

Mientras se desplaza sobre el asfalto (tocando el asfalto) el PAL-V ONE es una cabina de helicóptero reducida al mínimo con tres pequeñas ruedas que la soportan. Con dos plazas en tándem, es un vehículo muy estrecho que se inclina en las curvas como lo haría una moto, para gestionar las fuerzas laterales sin volcar. La tecnología es la misma que utiliza el Carver (ver siguiente vídeo). Pero el Carver no vuela.

La transformación en aparato volador es un sencillo proceso manual que debería llevar alrededor de 10 minutos

La transformación en aparato volador es un sencillo proceso manual que debería llevar alrededor de 10 minutos, según el fabricante. Prácticamente se trata de desplegar las diferentes hélices y listo, aunque lo de poner y quitar la funda al rotor superior tiene pinta de llevar su tiempo.

El PAL-V ONE en el aire

Como artilugio volador, el PAL-V ONE es un girocóptero (también conocido como autogiro). La diferencia fundamental con un helicóptero, cuyo uso está mucho más extendido, es que el rotor superior que proporciona la fuerza de sustentación no está conectado a ningún motor, sino que gira por la propia acción del aire que incide sobre él.

Como ventajas, tendríamos un mayor silencio, menor consumo, no necesidad de incorporar un rotor anti-par en la cola, mayor simplicidad y, en determinadas circunstancias (fallo del motor) se supone que es un poco más seguro que un helicóptero y permitiría un aterrizaje suave.

El inconveniente fundamental es que no permite el despegue vertical, lo que nos obliga a encontrar una pista para el despegue y aterrizaje, si bien las velocidades implicadas en ambos casos son muy reducidas. Concretamente, puede mantener un vuelo horizontal a partir de 50 km/h y la pista de despegue necesaria ha de tener un mínimo de 160 m.

Eso sí, hay que aprender a pilotarlo, cosa bien distinta de conducir un coche

Otro detalle importante es que, puesto que el rotor principal gira por la acción del aire en movimiento que incide sobre él, teóricamente podría resultar difícil aterrizar con viento, e incluso existe la posibilidad de que se vuelva a elevar una vez en tierra mientras intentamos detenerlo suavemente. Muy divertido para verlo en YouTube, no tanto desde dentro.

Su ámbito natural es una altitud no superior a los 1.200m, territorio natural del vuelo deportivo, por lo que no necesitaremos cubrir un plan de vuelo y no interferiremos en las rutas comerciales en ningún caso. Eso sí, hay que aprender a pilotarlo, cosa bien distinta de conducir un coche.

El PAL-V ONE en la realidad

Aunar en un solo vehículo la capacidad de desplazarse con soltura por carreteras y volar no es algo que veamos a diario

Con una masa en vacío de 680 kg, una autonomía de 1.200 km en tierra ó entre 350 y 500 km en el aire y una potencia máxima de 217 CV de su único motor de gasolina, este invento danés no está exento de mérito.

Aunar en un solo vehículo la capacidad de desplazarse con soltura por carreteras y volar no es algo que veamos a diario. No obstante, dejando al margen la admiración que puede despertar desde un punto de vista técnico, parece evidente que no se trata de un vehículo demasiado práctico, ni creo que pretenda serlo realmente.

Y es que, como todo artefacto multiusos, su desarrollo está constantemente obligado a asumir restricciones muy importantes y soluciones de compromiso que limitan su eficacia en cada uno de sus facetas. Por poner un ejemplo, la liviandad extrema que le exige su vertiente voladora implica eliminar cualquier elemento de seguridad basado en una estructura deformable. Una vez en vuelo, estamos obligados a arrastrar un «tren de aterrizaje» mucho más grande, pesado y complejo que el que exigiría un autogiro puro y duro. Y así sucesivamente.

En definitiva, una curiosidad totalmente lúdica de enorme mérito ingenieril, que promete diversión ilimitada con usabilidad real por demostrar y un precio (no revelado) previsiblemente astronómico.

Se me olvidaba; también necesita un pequeño aeropuerto.

Fuente: PAL-V
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