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Cómo poner a punto un coche en 10 pasos y hacer que vuelva a funcionar como el primer día

Imagina la situación. Acabas de adquirir un coche de segunda mano y estás tratando de devolverlo a su estado original. Quizá es un clásico que ha pasado unos años parado, un coche que ha empezado a dar problemas, o quizá un utilitario de batalla al que apenas se le hacía mantenimiento. Sea el coche que sea, una buena puesta a punto obrará maravillas en la mecánica de cualquier coche, con efectos inmediatos en su rendimiento y sus consumos. En este artículo te enseñaremos en qué debería consistir una buena puesta a punto.

Antes de meternos en harina, tened en cuenta que una puesta a punto no es una reparación. El coche puede haber desarrollado problemas serios cuya solución pasa por una visita a un taller especializado. Cuidado con los vendedores de coches que dicen que “solo necesita una puesta a punto”. Una puesta a punto nunca es la solución a todos los males de un coche, pero puede ayudarnos a identificar con más certeza otros problemas. Incluso si tu coche funciona razonablemente bien, lograrás un mejor funcionamiento, alargando su vida útil.

Vibraciones, arranques complicados, consumos elevados… todos pueden solucionarse fácilmente con una puesta a punto.

 

1. Aceite y filtro de aceite

El aceite es la sangre del motor, la que lubrica todos sus componentes internos y evita que la fricción acorte su vida útil en exceso. Un cambio de aceite debería ser el primer paso de una puesta a punto. Asegúrate de usar el aceite recomendado por el fabricante de tu coche – o consulta un foro especializado en el modelo, muy ricos en información al respecto – así como un filtro de calidad. Un cambio de aceite y filtro apenas te costará 40 euros (en materiales, no en mano de obra), y te asegurarás una buena base sobre la que continuar la puesta a punto.

 

2. Filtro de aire y filtro de combustible

El filtro de aire es uno de los elementos más descuidados de un coche. Debería cambiarse cada 30.000 km aproximadamente, o antes si conducimos por zonas muy polvorientas. Con un nuevo filtro de aire el coche respirará mejor. El motor no tendrá que compensar este cuello de botella en su admisión inyectando más combustible: el coche andará más y consumirá menos combustible. Además del filtro de aire, todo coche tiene un filtro de combustible – especialmente importante en coches alimentados por gasóleo – en muchas ocasiones olvidado por sus propietarios.

Un filtro de combustible muy obstruido restringe el flujo de combustible al motor. Arranques costosos son un síntoma de un filtro de combustible en mal estado.

He llegado a ver coches con 30 años y el filtro de combustible original. Ese filtro se encarga de atrapar en su interior las impurezas del combustible, asegurándose que no llegan al interior del motor, donde podrían causar daños a la mecánica. Un filtro de combustible muy obstruido hará que al coche le cueste arrancar. En casos muy graves, el flujo de combustible al motor estará tan restringido que no podrá entregarnos toda su potencia. El recambio cuesta entre 10 y 30 euros, y en muchas ocasiones tú mismo puedes cambiarlo, sin necesidad de ir a un taller.

 

3. Bujías (o calentadores)

En los coches de gasolina, una bujía se encarga de encender la mezcla de aire y combustible. Su duración no es infinita. Unas bujías con núcleo de cobre durarán unos 30.000 km, mientras unas de platino podrían rondar los 80.000 km. Sea como fuere, su reemplazo es necesario en el intervalo recomendado. Una bujía en mal estado fallará de forma intermitente, haciendo que el motor funcione de forma áspera, incluso llegando a dar petardazos. En el peor de los casos, uno o varios de los cilindros dejarán de funcionar. El motor podría ni arrancar.

Las bujías no son caras, y su reemplazo es una de las primeras tareas de toda puesta a punto. Si tu coche es diésel, no tendrás bujías, pero sí calentadores. Son resistencias que se encargan de calentar la cámara de combustión, preparándola para el arranque del coche. Los calentadores pierden efectividad con los años y los ciclos de funcionamiento. Si los calentadores están en mal estado, al coche le costará horrores arrancar, o lo hará humeando y vibrando en exceso. Incluso podría no arrancar. No son caros, pero su instalación puede ser costosa en mano de obra.

 

4. Bobinas, cableado y distribuidor de corriente

Este epígrafe sólo aplica a motores de gasolina. En coches entrados en años, las bujías están conectadas a cables de alto voltaje, conectados a la tapa del distribuidor de corriente. Estos cables no duran para siempre: si nunca se han cambiado, tu coche agradecerá la renovación. Asegúrate que la pipa de la bujía está limpia y no presenta corrosión, si tu cableado está en buen estado. Revisa que las conexiones de la tapa del distribuidor estén en buen estado, y renueva la tapa si es necesario. La diferencia en el funcionamiento del motor puede ser abismal.

La tapa del distribuidor es un elemento especialmente delicado en coches de gasolina entrados en años.

En coches de gasolina más modernos, cada bujía está montada en una bobina. Estas bobinas no suelen fallar – o funcionan o no funcionan – pero pueden ensuciarse, provocando un funcionamiento errático del motor. Una buena limpieza con limpiacontactos y un poco de grasa dieléctrica les vendrán de maravilla. Repasa el resto del cableado del sistema de encendido, vigilando que todos los componentes estén en buen estado. Presta especial atención a conexiones corroídas o zonas quemadas.

 

5. Descarbonización y limpieza de EGR e inyectores

Si tu coche sigue funcionando de forma errática o el motor vibra más de la cuenta, prueba a verter en el depósito un producto de limpieza de inyectores. Suele ser una forma efectiva de mejorar el funcionamiento del motor y en dosis concentradas, funcionan. No obstante, tampoco son capaces de obrar milagros – no reparan un inyector en mal estado. Personalmente, no han marcado una gran diferencia, pero sí han logrado que un motor diésel con casi 20 años a sus espaldas funcione de forma más refinada, limitando su nivel de vibraciones.

Una EGR limpia será la mejor amiga de tu motor diésel. Recuerda que la conducción urbana a bajas vueltas es su peor enemiga.

En coches diésel, una limpieza de la válvula de recirculación de gases (la famosa EGR) solucionará problemas de arranque en frío, tirones o vibraciones. La EGR se puede desmontar y limpiar con líquido para limpiar carburadores, si es de fácil acceso. Una descarbonización profesional del propulsor, turbo y admisión es recomendable en un coche diésel entrado en años, o cuyo uso no ha sido el adecuado. Si esta descarbonización profesional es complicada o costosa, siempre nos quedará la “puesta a punto italiana”.

Consiste en llevar el propulsor alto de vueltas y conducir de forma alegre – respetando las normas de circulación, y una vez esté a temperatura de servicio. De esta manera, parte de la carbonilla acumulada en los componentes del motor se irá quemando, fruto de las altas temperaturas alcanzadas en este proceso. Además, la “puesta a punto italiana” te ayudará a reducir el nivel de emisiones de tu coche en las pruebas de gases de la ITV.

 

6. Revisa el estado de la distribución

¿Cuál es el estado de la correa de distribución del coche? Si el intervalo de kilometraje recomendado ha vencido, cámbiala lo antes posible. Aunque estemos dentro de los márgenes recomendados, si la correa tiene más de 10 años, no es mala idea reemplazarla – puede haber perdido propiedades y podría romperse más fácilmente. Si la distribución del motor es por cadena, no tendremos que preocuparnos. Con todo, nunca está de mal revisar el estado del tensor de la cadena, y asegurarse de que no emite ruidos extraños. Toda precaución es poca con la distribución.

 

7. Anticongelante y termostato

Abre el bote de expansión del anticongelante y comprueba su nivel. Si está bajo, es la evidencia de que existen pérdidas o consumo del mismo. Asegúrate de que el color del anticongelante es vivo y llamativo. Si su color es grisáceo o marrón, necesita un reemplazo, pues ha perdido parte de sus propiedades y se ha contaminado con óxido. Si el refrigerante está en mal estado tampoco es mala idea reemplazar el termostato del coche: apenas cuesta 20 euros y se asegura de regular con precisión la temperatura del anticongelante.

Si hay «mayonesa» en el vaso de expansión o en el tapón del aceite, hay un problema de culata en el motor.

 

8. Líquido de frenos y fluido hidráulico para la dirección asistida

No afectan al rendimiento del motor, pero sí a la seguridad del coche. Si nadie sabe cuando se ha cambiado el líquido de frenos por última vez, posiblemente es necesario su reemplazo. Un líquido «añejo» no ofrecerá la misma efectividad de frenado y puede llegar incluso a dañar algunos componentes del sistema de frenado, como cilindros maestros o latiguillos. El fluido no debería ser negro como el petróleo. Lo mismo ocurre con el fluido hidráulico de la dirección asistida. El coche frenará mucho mejor y la dirección tendrá un tacto muy superior.

 

9. ¿Cómo está la batería del coche?

La batería es un elemento relativamente olvidado, pero muy importante en nuestro coche. La batería debe mantener un nivel de carga adecuado con el coche desconectado, y no desfallecer en arranques en frío. Los polos deben estar limpios y libres de corrosión. Con el tiempo las baterías pierden su capacidad, y se estima su vida media en unos 6 años. Pueden durar más tiempo, pero estaremos en “tiempo de descuento”. Una batería en mal estado puede dejarnos tirados en el momento más inconveniente.

Si la batería no está sellada y permite un mantenimiento, revisa el nivel de electrolito y rellena con agua destilada si es necesario.

 

10. Recuerda revisar el tren de rodaje del coche

Aunque la puesta a punto del tren de rodaje no influye en el funcionamiento del motor, sí influye en cómo el coche nos responde y en nuestra seguridad al volante. Sin entrar en detalles, recuerda que los neumáticos de tu coche deben estar en perfecto estado, así como los amortiguadores. Las rótulas, bieletas y trapecios no deberían tener holguras. Rodamientos y tacos de motor también influyen de forma notable en cómo nuestro coche se comporta. Un buen saneamiento del tren de rodaje puede marcar una enorme diferencia en el comportamiento y rendimiento del coche.

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