No deja de hablarse de coches eléctricos, de baterías, de hidrógeno, de energías renovables, de acumuladores de energía en los hogares, de descarbonización y de todas esas cosas. Y se dice que España tiene mucho potencial para liderar la producción de hidrógeno verde e incluso para ser la «pila» de Europa. Pero, ¿por qué es todo esto así?
España y las energías renovables
Aunque históricamente la generación de energía se ha centrado en buscar sus materias primas bajo el suelo en forma de petróleo, y eso ha hecho riquísimos a los países que contaban con yacimientos petrolíferos, lo cierto es que el mayor potencial energético podría venir de arriba. Para generar energía renovable necesitamos hoy por hoy luz solar, y viento. Y en España nos sobran ambas fuentes de energía.
Nos sobra luz solar, porque vivimos en un país que disfruta de una gran cantidad de días soleados en gran parte de su superficie. Y nos sobra viento, porque por la ubicación de nuestro país estamos en un lugar donde podemos obtener energía del aire casi en cada rincón de nuestras fronteras. Y si no, solo hay que ver el proyecto de energía eólica marina.
Así que tenemos sol y tenemos viento, y tenemos un sistema de producción de energía renovable que no está nada mal. Pero esta energía tiene un problema. Solo se produce en determinados momentos. Así que para no depender de estos horarios necesitamos poder almacenarla. Las baterías de litio no son lo más eficiente del mundo, desde luego. Pero el hidrógeno verde sí podría ser la mejor forma de almacenar energía.
Hidrógeno verde como una pila de combustible
El hidrógeno se puede utilizar como una fuente de energía. Pues al «quemarlo», libera energía como ocurre con la gasolina, con la diferencia de que el excedente resultante de la combustión es vapor de agua.
Ahora bien, para producir hidrógeno verde necesitamos realizar un proceso de electrólisis, donde utilizando electricidad separamos los átomos de hidrógeno y de oxígeno presentes en el agua.
Así que por un lado tenemos electricidad que «no sabemos» cómo almacenar, y por otro lado tenemos agua que queremos convertir en depósitos de hidrógeno. Claro como el agua, ¿no?
Si el auge del uso del hidrógeno en la industria como pila de combustible acaba por consolidarse, tal y como ocurrirá, al menos en lo que tiene que ver con el sector industrial, habrá una altísima demanda de hidrógeno, y será una magnífica forma de aprovechar toda la energía que podemos generar en nuestras fronteras.
El coste del hidrógeno verde
La clave está en el coste del hidrógeno verde. Si es posible conseguir hidrógeno gris, donde se utiliza el metano como base en vez del agua, y que genera emisiones de carbono a la atmósfera, por un precio muy inferior al del hidrógeno verde, difícilmente este útil tendrá una gran demanda.
Sin embargo, el paso del tiempo, las inversiones, las subvenciones, y una mayor demanda en la industria, ha hecho que el precio se vaya ajustando cada vez más. Aunque hace unos años podíamos hablar de un coste del hidrógeno verde de entre 6 y 7 euros el kg, y de un precio de entre 0,7 euros y 2,5 euros el kg para el hidrógeno gris, en Irlanda se ha conseguido alcanzar el precio más barato del hidrógeno verde hasta ahora: 3,5 euros por kilo, un 8% más barato del que se ha alcanzado en España.
No obstante, hay que tener presente que la tecnología de electrólisis no se ha desarrollado tanto como las tecnologías que ya estaban teniendo una aplicación industrial en un gran volumen, por lo que el paso del tiempo y la inversión serán las que determinarán a qué cifras se puede llegar. En cualquier caso, el hidrógeno verde siempre será una de las mejores formas de almacenar energía excedente proveniente de las energías renovables, y podría tener una salida maravillosa si más industrias se van sumando al uso de la pila de hidrógeno como fuente de energía, tal y como podría ocurrir con la industria del transporte.
