Los aranceles del presidente Donald Trump, que han agitado el tablero geopolítico y económico en los últimos meses, han sido declarados ilegales por un tribunal federal de Estados Unidos.
En un fallo emitido este miércoles, el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos, el órgano especializado en cuestiones relativas a leyes aduaneras y de comercio exterior, declaró ilegales los llamados «aranceles recíprocos» que Trump impuso a prácticamente todos los países, socios incluidos, en virtud de una ley de poderes de emergencia.
Donald Trump excedió sus competencias, según el tribunal
Los tres jueces del tribunal consideran que Trump excedió sus competencias e invocó de manera indebida la ley de emergencia para justificar dichos aranceles. El tribunal da 10 días a la administración Trump para retirar los aranceles. Si se acaba cumpliendo, será el primer gran revés al programa económico del presidente republicano.
«Las órdenes arancelarias impugnadas serán anuladas y se prohibirá permanentemente su aplicación. No se trata de una medida cautelar estrictamente adaptada a las circunstancias; si las órdenes arancelarias impugnadas son ilegales para los demandantes, lo son para todos», concluyen los tres jueces. El tribunal está formado por Timothy Reif, nombrado por el propio Trump; Gary Kazman, nombrado por Barack Obama, y Jane Restani, nombrada por Ronald Reagan.
El fallo da la razón a la organización Liberty Justice Center, que interpuso una demanda en nombre de cinco pequeñas empresas estadounidenses que importan productos de los países afectados por los aranceles. Hay seis grupos de empresas más que han presentado impugnaciones contra los aranceles, además de las impugnaciones presentadas por 13 estados gobernados por los Demócratas.
El fallo ahora puede ser apelado por el gobierno de Trump, que ya ha notificado formalmente que recurrirá. No obstante, las primeras reacciones públicas no se han hecho esperar. «No le corresponde a jueces no electos decidir cómo afrontar una emergencia nacional», ha respondido la Casa Blanca.
Los coches seguirán teniendo un 25% de arancel extra
Para justificar los aranceles a China y México, Trump puso como excusa el fentanilo y la inmigración. Luego decretó los llamados «aranceles recíprocos» a todo el mundo para intentar compensar, según Trump, la balanza comercial desfavorable para Estados Unidos con el resto de países. La Unión Europea tampoco se ha librado.
Después, Donald Trump ha ido rectificando y concediendo treguas de 90 días. Amenazar con más aranceles y luego retroceder un poco es su particular manera de negociar. Sin embargo, ha sido suficiente para poner patas arriba el comercio y las industrias.
La decisión del tribunal anula la gran mayoría de los aranceles decretados por Trump, incluidos los que interpuso a las importaciones de Canadá y México (25% adicional) y de China (20%). Sin embargo, los aranceles específicos a determinados productos no se ven afectados por el fallo del tribunal, pues se aplican en virtud de una ley diferente.
Es decir, los coches importados seguirán viéndose afectados. Hasta el pasado abril, Estados Unidos imponía un arancel del 2,5% para los coches importados, componentes y recambios. Pero luego Trump añadió un 25% adicional, sumando un arancel del 27,5% para los vehículos fabricados fuera de Estados Unidos, piezas y componentes.
Los aranceles que han puesto el mundo patas arriba
Alivia un poco la situación, pero los fabricantes de coches seguirán enfrentándose a unos aranceles mucho más altos que los que tenían hace sólo unos meses. Como consecuencia de las medidas de Trump, todos los fabricantes tomaron medidas. Land Rover anunció que pausaría las exportaciones a Estados Unidos, su mercado más importante por volumen. BMW y Audi tomaron la misma decisión.
Otros fabricantes como Mercedes-Benz, Honda, Hyundai, Kia, Nissan, Stellantis y Volkswagen han anunciado cambios para trasladar una parte de su producción a Estados Unidos y evitar así aranceles. Unos aranceles que también afectan de lleno a fabricantes estadounidenses como Ford o General Motors, que producen una buena parte de sus vehículos en su vecino México.
Stellantis también es muy dependiente de la producción en México y Canadá, hasta el punto de que el banco de inversión Jefferies vaticinaba una caída del 75% en los beneficios de Stellantis en Estados Unidos este año si los nuevos aranceles salían adelante.