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Crisis del automóvil en Alemania: 36 empresas han ido a la quiebra en 2025 y uno de los mayores proveedores despedirá a 7.600 personas de golpe

El mayor fabricante de transmisiones del mundo, el alemán ZF, recortará 7.600 empleos. No es un movimiento menor, pero es sólo el último episodio en la grave crisis que atraviesa la industria alemana de proveedores, atrapada en una espiral que combina la caída de la demanda de componentes de combustión, las dificultades por adaptarse al coche eléctrico y la competencia de los fabricantes chinos.

ZF pisa el freno con el coche eléctrico

ZF Friedrichshafen reconoce que la electrificación total llegará más tarde de lo que estaba previsto. Y como consecuencia, la compañía reducirá una cuarta parte de la plantilla en su división de transmisiones electrificadas, que era la mayor de todo el grupo.

Además, detendrá el desarrollo de productos dirigidos a vehículos 100% eléctricos para reorientar las inversiones hacia tecnologías como los híbridos enchufables. Su consejero delegado, Mathias Miedreich, reconoció que la electrificación llegará «más tarde de lo que se pensaba hace unos años» y defendió la necesidad de reposicionar a ZF en un mercado en plena transición.

Algunos analistas prevén la pérdida de casi 100.000 empleos en la industria alemana de aquí 2030

Este ajuste no es un caso aislado. Bosch prevé eliminar 13.000 empleos, Continental 3.000 en su división de I+D de automoción y Schaeffler un 3% de su plantilla global. A estos recortes se suman los previstos en Volkswagen, Audi y Porsche. Según Bloomberg, la industria alemana en su conjunto podría perder cerca de 100.000 empleos de aquí a 2030.

Este año habrá más empresas insolventes

Esos son los gigantes de la industria, pero afecta a todos los estratos. Según un informe de la consultora Falkensteg, 36 empresas del sector han quebrado entre enero y agosto, frente a las 33 en todo el año 2024. Para este 2025 se espera un incremento del 30% en las insolvencias.

Las que dependen totalmente del motor de combustión están en apuros, y las que apostaron todo al coche eléctrico, también

La crisis golpea con dureza a las empresas más ligadas al motor de combustión, debido a la caída de demanda, pero también a las que apostaron fuerte por la movilidad eléctrica. Muchas de estas están sobredimensionadas y ahora son incapaces de poner sus fábricas a pleno rendimiento. A esto hay que sumar la dificultad de atraer inversores dispuestos a asumir riesgos.

China innova, fabrica más barato y se adapta rápido

Históricamente la industria del automóvil alemana había sido el estandarte del país y un referente a nivel mundial. Ahora, sin embargo, con el avance del coche eléctrico, la balanza está cayendo hacia China. Los chinos no sólo tienen una industria potente y prácticamente autosuficiente, sino que además son muy rápidos innovando y adaptándose al cambio.

La tecnología avanza muy rápido y, además, juegan con una clara ventaja de costes. Tanto el precio de la energía como de la mano de obra en Alemania es muy superior al de China. Antes de la guerra de Rusia y Ucrania, Alemania se beneficiaba de un gas ruso abundante y barato. Ahora importa mucho gas natural licuado (GNL) por barco, que es bastante más caro. Y esto no sólo afecta a la industria del automóvil: el sector químico, el metalúrgico, el del vidrio o la cerámica necesitan grandes cantidades de gas.

El contexto es complicado y el futuro de muchos proveedores medianos y pequeños parece incierto. Según algunos analistas, la salida pasa por un cambio estructural y cultural que permita a los proveedores alemanes priorizar la inversión en software, electrónica de potencia y nuevas arquitecturas de propulsión. Sólo el tiempo nos dirá si la locomotora alemana es capaz recuperar posiciones frente a la industria asiática.

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Diego Gutiérrez

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