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Czinger 21C: lo increíble no es el hipercoche, sino cómo lo han fabricado

El Czinger 21C es un hipercoche fabricado en Estados Unidos cuya imagen podría recordarnos a cualquier modelo de competición, pero lo cierto es que tiene algo que lo convierte en un modelo único: las tecnologías que han empleado en su construcción y que serán las que den forma a las 80 unidades que fabricarán. Cada una de ellas tendrá un precio inicial de 2 millones de euros porque, efectivamente, se pueden personalizar.

Czinger fue creada por Kevin y Lukas Czinger (padre e hijo). La sede de la empresa está en California y no se parece a una tradicional compañía de coches: sus líneas de producción parecen un laboratorio sacado de una película de ciencia ficción.

Czinger 21c 06

Piezas fabricadas en impresoras 3D

El diseño y desarrollo de la mayoría de las piezas está automatizado: los ingenieros introducen los parámetros (cuánto debe pesar, cómo debe encajar, qué tipo de fuerzas G debe soportar, cuánto costará…) de cada componente en el ordenador y el software de IA genera el diseño después de realizar miles de simulaciones para optimizar la forma y la construcción de la pieza.

El siguiente paso se lleva a cabo en unas enormes impresoras 3D, que utilizan son algunas de las tecnologías más avanzadas: incorporan 12 láseres que pueden imprimir mucho más y mucho más rápido que otros sistemas. Incluso pueden crear elementos hechos con una aleación de aluminio. Actualmente, las únicas piezas que no están impresas son los paneles de fibra de carbono de la carrocería, los componentes interiores de cuero y tela, el tren motriz, las suspensiones y las ruedas.

Czinger 21c 08

Czinger está trabajando para adaptar muchas de esas partes a sus impresoras. No es de extrañar si tenemos en cuenta que el sistema sólo tarda unas horas en idear, perfeccionar e imprimir una nueva pieza cuando antes se tardaban días enteros.

¿Cómo se monta todo? Cada pieza está diseñada para encajar de forma orgánica y en lugar de una línea de montaje tradicional, Czinger utiliza una docena de robots dispuestos en círculo: cada uno sabe qué tiene que hacer y cuándo. El toque final lo ponen los adhesivos ultrarresistentes, diseñados también por los científicos de la empresa, que se aplican en un par de segundos y dan como resultado una unión más fuerte que los métodos actuales, según la compañía.

Czinger 21c 01

El resultado: el Czinger 21C

El resultado de todo este proceso es el Czinger 21C, un hipercoche diseñado para los circuitos aunque no en exclusiva para ellos: está completamente homologado para circular por carretera (al menos por las de Estados Unidos) ya que cumple con todos los estándares y con todas las regulaciones de emisiones.

El Czinger 21C pesa 1.315 kilos gracias, en parte, a una carrocería hecha en fibra de carbono. Su diseño exterior mezcla las curvas y los ángulos con los elementos aerodinámicos (tiene carga aerodinámica de 615 kilos a 161 km/h y de 2.500 a 322 km/h) y en él destacan dos elementos: la enorme luna delantera y el imponente alerón trasero. Tiene, además, llamativas soluciones como sus retrovisores que nacen en los pasos de rueda.

El techo es una cúpula semejante a la de un avión de combate y sus puertas, de ala de mariposa, dan acceso a un interior con una novedosa configuración: es un biplaza, pero los dos asientos son centrales así que el copiloto se ubica detrás del conductor en un asiento moldeado directamente en el chasis. Esta posición le permite mirar por las ventanillas, pero le impide saber qué ocurre por delante.

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Una potencia de 1.350 CV

El Czinger 21C está impulsado por un V8 de 2.9 litros biturbo diseñado, también, por la compañía: entrega 950 CV de potencia, pero no está solo. Le acompañan un tres motores eléctricos (uno en el eje delantero y dos en el trasero) y una batería de 2,8 kWh para desarrollar una potencia conjunta de 1.350 CV. Su pareja de baile es una transmisión secuencial de siete velocidades que envía esa fuerza a las ruedas traseras.

Con estas prestaciones, según Czinger, es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 400 km/h y puede pasar de 1 a 100 km/h en 1,9 segundos y llegar a 300 km/ en 8,5 segundos. A este ritmo sólo necesita 5,4 segundos más para detenerse por completo: para ello ha sido equipado con un sistema de frenos carbocerámicos con discos de 16,1 pulgadas y pinzas de seis pistones en la parte delantera y discos de 15,3 pulgadas con pinzas de cuatro pistones en la trasera.

Imágenes: Czinger a través de CNET

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