Esta semana estaba previsto anunciar novedades en cuanto a la prohibición del motor de combustión en 2035, y aunque al final se ha pospuesto, algo se está empezando a mover en Bruselas. El veto al motor térmico ya no es intocable y seis líderes europeos han dado un golpe encima de la mesa para frenar, o al menos suavizar, la prohibición del motor de combustión en 2035 con una carta muy dura dirigida a la Comisión Europea.
Seis líderes quieren suavizar la prohibición del motor de combustión en 2035
La carta va muy al grano: piden que la revisión de las normativas europeas permita comercializar híbridos enchufables y eléctricos de autonomía extendida (que utilizan un motor térmico como generador de energía) incluso después de 2035. También incluyen la pila de combustible de hidrógeno, aunque en este caso hablamos de una tecnología diferente a la combustión interna.
Dicho de otro modo: piden abrir una vía de escape a la prohibición de facto del motor de combustión tal y como está planteada hoy. Algo que la propia Comisión Europea ya está replanteándose, al darse cuenta de que están poniendo en riesgo decenas de miles de empleos e industrias enteras.
Los primeros ministros subrayan que la industria europea está en un punto de inflexión y justifican su propuesta con una frase demoledora: «no hay nada verde en un desierto industrial». Señalan que la demanda de coches eléctricos, mucho más débil de lo que se calculaba cuando se aprobó el reglamento en marzo de 2023, y la presión de China, capaz de inundar el mercado con eléctricos más baratos, mientras Europa lidia con costes de energía y mano de obra cada vez más elevados, son dos factores clave para flexibilizar la norma actual.
Los autores de la carta son Giorgia Meloni, Donald Tusk, Robert Fico, Viktor Orbán, Petr Fiala y Rosen Zhelyazkov, primeros ministros de Italia, Polonia, Eslovaquia, Hungría, República Checa y Bulgaria, respectivamente.
Los fabricantes piden cambios y Bruselas no se decide
Con este escrito pretenden influir en el paquete legislativo que la Comisión Europea tiene previsto presentar este mes. Ese paquete debería dar más flexibilidad a los fabricantes, y su publicación estaba prevista para el 10 de diciembre, aunque se acabará retrasando.
Los grandes fabricantes como Stellantis, Volkswagen y Renault piden más certidumbre de cara a los próximos años. Las inversiones de un fabricante de coches se planifican con horizontes de unos diez años, con inversiones multimillonarias, y estamos en un momento trascendental. Con 2026 a la vuelta de la esquina, hay que saber ya si en 2035 habrá una prohibición total para el motor de combustión, si habrá hueco para tecnologías como los híbridos y cuáles serán las alternativas permitidas.
Lo que reclaman los seis líderes europeos mencionados anteriomente es neutralidad tecnológica, abrir el abanico y dejar que convivan distintas soluciones sin imponer el camino único de las ‘cero emisiones’ que hay establecido a día de hoy.
El consenso europeo hace tiempo que se rompió
Este giro político lleva tiempo en el imaginario de diferentes ejecutivos europeos. Italia y Alemania llevan meses presionando para suavizar la prohibición, intentando proteger a sus gigantes industriales en un momento delicado. Francia, por su parte, quiere darle prioridad a lo europeo para evitar la pérdida de empleos. Mientras tanto, el gobierno de Pedro Sánchez se opone a suavizar el veto europeo y defiende mantener el objetivo actual que prohíbe de facto los coches de combustión en 2035, sin prórrogas más allá de esa fecha.
Lo que está claro es que la Unión Europea diseñó y planificó la transición al vehículo eléctrico sin calcular bien las consecuencias económicas, industriales y geopolíticas en un mundo totalmente conectado. Y ahora estamos viendo en directo la falta de cohesión del bloque y hasta qué punto Bruselas puede provocar, en un momento dado, una crisis en potencia.







