Los franceses dicen tener miedo en la carretera y buena parte de ese miedo se debe, precisamente, al comportamiento de los propios franceses, según un reciente estudio. Y Louis Sarkozy no ha tenido otra ocurrencia para solucionarlo que dinamitar buena parte del Código de la Circulación y propone eliminar semáforos, señales y marcas viales para que la gente vuelva a conducir «a la antigua».
Una propuesta que lleva la responsabilidad vial al extremo
Un nuevo estudio de la Fundación Vinci Autoroutes, realizado entre febrero y marzo, revela que el 95% de los usuarios de la vía teme el comportamiento de los demás. También pone al descubierto otra cosa preocupante: el 67% de los automovilistas, 70% de los peatones y 40% de los ciclistas admiten saltarse un semáforo en rojo.
Poco de eso parece importarle a Louis Sarkozy, hijo del expresidente francés y candidato a la alcaldía de Menton, ha hecho una propuesta drástica: suprimir los semáforos, las líneas blancas continuas y las señales de tráfico. Su argumento es que el exceso de regulación «mata» la responsabilidad individual de los conductores y cree que devolver el control al ciudadano haría las calles más seguras.
Según Sarkozy, cuando no hay aceras, ni semáforos, ni líneas blancas continuas, «todo el mundo presta más atención». Y para reforzar su posición cita el caso de Drachten, en Países Bajos, donde la eliminación de la señalización habría reducido un 40% los accidentes, dejando el cruce principal con un solo siniestro grave al año frente a los ocho anteriores.
«Carreteras desnudas», un concepto con menos señales
La idea se basa en las llamadas naked roads, o carreteras desnudas: espacios y vías sin señalización en los que, según sus defensores, se produce una especie de negociación implícita entre usuarios. En teoría defienden que, cuando nadie te dice cómo debes conducir, conduces más despacio, más atento y más prudente.
Louis Sarkozy defiende que estas zonas fomentan la cortesía y obligan a anticipar los movimientos de los demás, aunque reconoce que no funcionan igual de bien para personas mayores o con alguna discapacidad visual, algo que sin duda complicaría su implantación general. Aun así, Sarkozy propone probarlas en Francia en áreas piloto: «Empecemos poco a poco y veamos qué ocurre».
El estudio hace un retrato poco amable del conductor francés
Teniendo en cuenta los datos del estudio, resulta complicado apelar a la responsabilidad individual que quiere Sarkozy. Según la encuesta, el 58% de los conductores franceses admite no usar el intermitente, y tres de cada cuatro automovilistas usan el móvil mientras conducen. Entre los peatones, el 57% reconoce usar el teléfono mientras cruza la calle o camina por la vía.
El estudio también señala una «utilización abusiva de los aceras» por parte de ciclistas y motoristas: el 60% de los ciclistas circula por ellas y un 76% de los motoristas confiesa aparcar sobre el espacio destinado a peatones. Según esta encuesta (realizada por franceses), Francia es el país europeo donde menos seguros se sienten los ciclistas, con solo un 57% de usuarios habituales indicando comodidad, frente al 81% de la media europea o el 93% de Países Bajas.
¿Una propuesta real o solo una forma de hacer ruido?
Teniendo en cuenta los datos, como decíamos antes, tiene bastante poca sensatez -a nuestro juicio- apelar a la responsabilidad individual para mejorar el caos circulatorio. Con el tráfico de las grandes ciudades, hoy en día es sencillamente impensable. Pero la propuesta de Louis Sarkozy quizá sea una manera más de hacer ruido en medio de su estrategia política.
La campaña de Sarkozy está buscando hacer ruido mediático. En los últimos días, el político francés, también ha sugerido otra medida polémica: que Francia envíe a inmigrantes legales y pequeños delincuentes al ejército mediante un sistema de «lotería», al azar, con la idea de reforzar la cohesión nacional y «fabricar franceses», del mismo modo que las carreteras desnudas deben fabricar conductores más responsables.







