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Propietario descontento analiza en vídeo el deficiente software de su Fisker Karma

A perro flaco todo son pulgas… este es el refrán que más y mejor puede definir la corta vida de Fisker, y más concretamente la de su primera incursión en el mercado con el proyecto Karma. ¿Quién no ha oído hablar de alguno de los problemas que ha protagonizado este proyecto? pues obviando los relacionados con baterías, eternos aplazamientos y subidas de precios, existe un elemento que también guarda una creciente oleada de reportes en fallos, el software de control del sistema.

Brian Greenstone era un feliz propietario de un Fisker Karma hasta que su especial conocimiento en programación y diseño de software, de hecho desempeña el oficio de programador informático, le llevo de bruces con la interfaz que ejecuta el vehículo en su lujosa consola. Este descontento en el propietario le llevó a instalar una cámara de vídeo a bordo, que durante unos explícitos ¡41 minutos! de grabación, han servido para recoger los diversos fallos y pormenores que presenta la interfaz mediante la cual se configura y accede a la totalidad de los elementos del modelo eléctrico.

El extenso reportaje dedicado al uso y manejo de toda la interfaz a lo largo de infinidad de parámetros, nos muestra detalles que pueden variar su importancia según los usuarios que lo empleen, hasta aquí se pueden perdonar algunas licencias de ubicación de botones, tiempo de respuesta del sistema e incluso el diseño de la propia interfaz. Pero cabe recordar que estamos ante un vehículo de altas expectativas, y en este caso cabe recordar que su precio sobrepasa los 100.000 $, y eso en los EE.UU. es pagar mucho por un coche, aunque en este caso estemos comprando un eléctrico equipado con extensor de autonomía.

La interfaz pone al descubierto la necesidad de mejoras en su diseño y funcionamiento para ofrecer un entorno más eficaz

La conclusión más clara que obtenemos con solo visualizar unos pocos minutos es que el sistema adolece de una escasa maduración. Una vuelta de tuerca más que quizá Fisker no ha podido permitirse en un primer momento, o que realmente los costes de una mayor evolución harían inflar aún más la tarifa final del Karma. La solución de la amplia mayoría de los problemas viene dada por una contundente actualización de software, que entre sus artífices debería contar con la ayuda de un experto en ergonomía que sepa hacer prevalecer ciertos aspectos fundamentales de distribución y acceso intuitivo sobre la idea de conseguir un entorno sumamente atractivo.

Cuando hablamos de sistemas de infoentretenimiento abordamos uno de los aspectos donde los fabricantes más invierten al esbozar un nuevo modelo. La aplicación de las tecnologías en un vehículo requiere de una estudiada estrategia que ofrezca simplicidad en el acceso y su uso, una correcta ubicación de los elementos de visualización y control y una interfaz lo suficientemente pulida para evitar la aparición de fallos que desemboquen en actualizaciones o llamadas a revisión. Por ello no es menos reseñable el esfuerzo del fabricante para ofrecer una interfaz «todo en uno», aunque en este caso queda claro que el sistema revela mejoras de mayor o menor importancia, pero donde se hace más que recomendable una actualización de elevada repercusión.

Fuente: AutoblogGreen
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