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Música y conducción no siempre hacen buena pareja

Escuchar música mientras se conduce es para la mayoría de nosotros algo absolutamente normal, e incluso imprescindible. Independientemente del formato elegido, CD, MP3, iPod o similar, los propios fabricantes de coches hacen lo posible para que llevemos a bordo nuestro repertorio favorito. Pero conviene ser cuidadoso: en algunas circunstancias, la música puede aumentar el riesgo de accidentes.

Entre los excesos del tunero desmedido que convierte, lleno de incomprensible orgullo, su coche en una discoteca ambulante y el que solo usa la radio para escuchar noticias sobre fúrbol y poco mas, a la práctica totalidad de conductores nos gusta escuchar “nuestra” música mientras conducimos. Sin embargo, no siempre somos conscientes de hasta qué punto las canciones que suenan influyen en nuestras capacidades al volante.

Música y conducción

Sobre todo en los largos viajes nocturnos, la compañía de lo que consideramos buena música (o sea, la que nos gusta) puede ser incluso aconsejable, sobre todo si los pasajeros tienen la fea costumbre de aprovechar el ronroneo del motor para echar una cabezadita. La monotonía del trayecto por una autovía oscura y poco transitada se compensa con melodías de nuestro agrado, que nos hacen sentir bien y aumentan nuestra atención. Pero cuando nos sumergimos en el agobiante tráfico de la ciudad y sus extrarradios, la música puede actuar como un elemento distractor que aumenta el riesgo de accidentes.

Desde hace mucho tiempo se sabe que la música afecta no solo al estado de ánimo sino también a muchas funciones fisiológicas. El pulso cardíaco aumenta y la actividad cerebral se acelera; efectos que, manteniéndose dentro de unos márgenes razonables, favorecen la actividad de conducir un vehículo a motor. Pero que cuando sufren un aumento excesivo, afectan negativamente a nuestras reacciones al volante.

¿Existe una música ideal para manejar un automóvil? ¿Música clásica, country, heavy metal, copla española, rap, canto gregoriano o los grandes éxitos de Los Pitufos? Como siempre, todo es relativo y depende, por supuesto, de nuestros gustos personales, aunque sean de esos que merecen palos. Mientras nuestras canciones favoritas mejoran nuestras facultades al conducir, los estilos musicales que no nos van provocan el efecto contrario.

Música y conducción

En la Universidad de Dortmund llevan estudiando la influencia de la música en la conducción desde la década de los noventa. En todos estos años, han llegado a la conclusión de que los aficionados al pop suelen conducir más deprisa y de forma más agresiva que los amantes de la música clásica, más dados a una conducción defensiva. Sin embargo, la música sinfónica, con sus frecuentes cambios de volumen puede provocar más distracciones que los habituales éxitos de los 40 Principales.

Y un dato importante, que llevo años defendiendo contra viento y marea: en contra de la creencia mayoritaria, el Heavy Metal no aumenta la agresividad, ni siquiera a la hora de conducir. Mis venerados Deep Purple, Scorpions, Dio, Rush, Iron Maiden, Judas Priest y compañía no son los culpables de mis errores al volante.

El factor más importante es el volumen al que ponemos el equipo. Gastarse un pastón en meter chorrocientos watios de potencia musical en el coche tiene un efecto contraproducente para la seguridad vial. La música muy alta hace más difícil prestar atención a los demás usuarios de la vía, impidiendo a veces incluso escuchar la sirena de un vehículo de emergencias. Los estudios han demostrado que sacarle todo el jugo al amplificador circulando a 100 km/h puede aumentar la distancia de frenado (por aumento del tiempo de reacción) en unos 15 metros.

Una investigación llevada a cabo hace unos años en Canadá consideró las obras de Richard Wagner como las más peligrosas a la hora de conducir, en especial “La Cabalgada de Las Valkirias”. Los autores del estudio hacen especial incapié en el ritmo, independientemente del estilo. Cuanto más rápida sea la música, mayor es el riesgo de accidente. Siempre será preferible un “andante” que un “allegro ma non tropo”.

Los siguientes éxitos de esta lista negra son los para mí desconocidos “Firestarter” de Prodigy, “Red Alert” de Basement Jaxx e “Insomnia” de Faithless. Aún así, no hemos hablado del otro gran problema: lo molesto que puede resultar la música (sobre todo alguna) para los demás. Hay mucho gracioso maleducado empeñado en que todo el barrio conozca sus gustos musicales, especialmente durante las horas nocturnas. Pero eso se merece un artículo aparte…

Vía: Spiegel-online
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