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El anuncio más duro para recordarnos por qué no debemos avisar de los controles policiales (vídeo)

Dar una ráfaga a otros coches, para avisarles de un control policial, ha sido tradicionalmente un hábito muy común en las carreteras españolas. Es probable que gracias a esas ráfagas muchos, entre los que me incluyo, nos hayamos librado de alguna multa por exceso de velocidad. El primer problema está en que esa práctica puede costarnos una multa, aunque el hecho de avisar de un control de velocidad no sea ilegal en según que términos. Y el mayor problema, el que denunciaba precisamente la Guardia Civil estos días con un vídeo que compartieron miles de personas en Twitter estos días, está en las consecuencias que puede tener avisar a otros conductores de un control policial.

¿Cuándo está prohibido avisar de un control policial?

El anuncio alerta del peligro de avisar de los controles policiales, que no siempre persiguen infracciones de conductores.

Desde los años noventa, se prohibió expresamente la práctica de emitir una ráfaga para avisar a otros conductores de un radar. El uso de la ráfaga, por otro lado, también está prohibido salvo en situaciones justificadas. Avisar de los controles policiales por las redes sociales, o aplicaciones y dispositivos similares a Coyote, sí está permitido. Obviamente, manipular nuestro teléfono móvil mientras conducimos para hacerlo sí nos puede costar una multa. Como también nos puede costar una multa compartir una imagen de los agentes, o del control policial.

¿Por qué denuncia la Guardia Civil que sigamos compartiendo la localización de los controles policiales?

Antes de seguir, os recomendamos ver el vídeo.

La Guardia Civil compartía un vídeo de las autoridades francesas, en el que se nos recuerda que los controles policiales no solo tienen como objetivo captar infracciones de los conductores, sino también tareas de seguridad ciudadana sumamente importantes.

Muchos controles de la Policía Nacional, o la Guardia Civil, se despliegan para la búsqueda de fugitivos, para detener a delincuentes que acaban de cometer una fechoría, o incluso para interceptar a secuestradores, o terroristas, problemas que en estos tiempos que corren, por desgracia, son muy habituales.

En cualquier caso, quizás habría que recordar a menudo las diferencias notables existentes entre un control policial para detener a un fugitivo, que a menudo bloquea por completo una carretera, y muchos de los radares «trampa» que nos encontramos escondidos entre arbustos, y sobre puentes, en nuestras carreteras.

Definitivamente no es lo mismo.

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