ESPACIOS
Cerrar CERRAR
Competición

6 MIN

La leyenda del Suzuki Escudo, 'Monster' y Gran Turismo

¿Quien no alucinó cuando, jugando al Gran Turismo 2, vio un espectacular coche de rallyes con casi 1000 caballos de potencia? Fabricando por Suzuki, el coche no entraba exactamente dentro de los cánones del WRC y para la mayoría de jóvenes jugadores era el primer encuentro con un «bicharraco» con un alerón trasero descomunal, unos splitters delanteros exagerados y una conducción no siempre idónea. Pero su salvaje potencia compensaba prácticamente todas sus carencias y se convirtió en uno de los coches más populares de la saga de videojuegos Gran Turismo. Mucho mejor, el Suzuki Escudo no fue sólo un icono del mundo virtual sino que existió y además es una de las máquinas con mayor historia en el Pikes Peak International Hill Climb.

Siendo justos, la historia de Suzuki con la subida de montaña más desafiante del mundo -por lo menos cuando no estaba asfaltada- no comenzó con el Escudo sino con su predecesor. La antigua versión del Swift, conocida en Japón como Cultus, se impuso en 1992 y 1993… y también puede encontrarse en el videojuego Gran Turismo 2. Al contrario que el Escudo, su popularidad fue menor y no volvió en sus secuelas, algo que sí hizo su hermano menor. Tras el éxito del Cultus Hill Climb, Suzuki Sport y Nobuhiro ‘Monster’ Tajima se pusieron manos a la obra para una bestia aún más radical, más agresiva. Debía ser algo que sólo el monstruo Tajima pudiera domar. Así, en 1995 el Suzuki Escudo Hill Climb se llevó su primera victoria en una subida con un recorrido recortado.

Empezó como leyenda de un día, con más carisma y notoriedad por su aspecto salvaje y el exuberante pilotaje de Tajima que por sus éxitos. De hecho, el nipón no volvió a ganar hasta once años más tarde. Fue con la última gran victoria del Escudo en la subida al Pikes Peak, puesto que el coche empezaba a mostrar su edad y si en 2006 se había logrado el triunfo, en 2007 se estrenaría una nueva máquina que a pesar de todo era heredera directa del Escudo, como lo evidenciaría el aspecto que lucirían en años venideros. De esta forma, el XL7 que ganó en 2007 y 2008 primero y el SX4 que aún se impuso entre 2009 y 2011 después -siempre con Tajima, el hombre más laureado del evento- bebían directamente del ya mítico Escudo. De hecho, desde ciertos ángulos se hace incluso difícil discernir de qué modelo se trata en ciertos casos.

Fuera del Pikes Peak, el Escudo tuvo una vida repleta de éxitos con una destacada participación en la Race to the Sky en Nueva Zelanda. Allí, el Escudo y Tajima ganaron las ediciones de 1998, 1999, 2000, 2004, 2005, 2006 y 2007: siete de un total de once disputadas aunque hubo una octava del japonés a bordo de un Suzuki Aerio, en 2003. El evento sirvió durante muchos años como prueba preparatoria para varios participantes del Pikes Peak, un lugar en el que poner a punto sus máquinas para que llegaran a su cita estrella lo más preparadas posibles. En el caso del Escudo y sus herederos, funcionó de maravilla y tanto en Estados Unidos como en Nueva Zelanda, Suzuki tiene el récord de victorias con más éxitos que ninguna otra marca.

Pero más allá de su aspecto monstruoso y a su vez cautivador, ¿qué era lo que hacía que el Grand Vitara, el Escudo, fuera tan único? Seguramente lo primero es tener en cuenta la particularidad de los coches preparados para competir en el Pikes Peak. Con pocas normativas aerodinámicas que limiten el tamaño de sus alerones y su evolución, los trabajos de las marcas tienden a ser simples pero efectivos. Además hay que tener en cuenta que al ser en su día un camino de tierra, elementos como los difusores traseros no podían complicarse en exceso por miedo a romperse. Un primer motivo sería el aspecto tan particular de los coches de esta competición en general y el Escudo en particular. Pero en su interior, la máquina japonesa albergaba una sorpresa aún más espectacular.

La versión más conocida del Escudo es la que debuta en 1998, el Suzuki Escudo V6 Pikes Peak Special con ese característico color rojo y las formas que se mantuvieron en líneas generales hasta el último SX4 a principios de esta década. Pero desde varios años antes Monster Sport había preparado un «bicho» salvaje cuya mayor particularidad era el hecho de contar con dos motores. La versión de 1998 cuenta con dos propulsores V6 de 2.500 centímetros cúbicos y prácticamente 500 caballos de vapor… a valor unitario. Esto daba un combinado de esencialmente 1000 caballos -el número se quedaba en 994- con solamente 800 kg de peso. Una relación de peso-potencia sólo al alcance de los coches de carreras más radicales.

Cada uno de los motores propulsaba uno de los ejes, de forma independiente. De esta forma, incluso si uno de los motores fallaba, el otro debería poder empujar con suficiente energía como para poder seguir peleando. Aún así, era una forma muy particular de lograr la tracción integral con una mentalidad bastante adelantada a su tiempo. Con semejantes entrañas -la primera versión del Escudo tenía dos motores de cuatro cilindros y 1.590 centímetros cúbicos-, era imposible que no enamorara por su su sonido, además de por su ya mencionado aspecto. El ligero peso hacía que fuera difícil de pilotar, dando una imagen de ser un coche nervioso, como seguro que los jugadores de Gran Turismo pueden corroborar. Pero todo ello sólo hacía que añadir a su mística.

La «herencia genética» del Escudo siguió compitiendo y triunfando hasta la edición de 2011, convirtiéndose Nobuhiro Tajima y el Suzuki SX4 en el primer piloto y máquina respectivamente en bajar de los diez minutos en la subida al Pikes Peak. Todo un hito que a pesar de haber sido superado en casi dos minutos por el Peugeot 208 T16 Pikes Peak y Sébastien Loeb se mantendrá en los libros de historia. Además, Tajima tuvo que pelear aún con casi tres minutos de tierra, algo con lo que no se encontró el francés. A partir de entonces, Tajima centró su participación en el Pikes Peak con sus propios coches eléctricos… pero la historia siempre encuentra la manera de seguir adelante y aunque sea sin Suzuki, Tajima revivió el ADN del Escudo en un espectacular Toyota GT86 que entre otras cosas compitió en la Race to the Sky en 2015…

Cargando...