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Por qué los diésel modernos disfrutan de la misma etiqueta de emisiones DGT que sus homólogos de gasolina

Estos días se está hablando largo y tendido acerca de contaminación, de emisiones, y diésel. También se habla mucho acerca de las posibles restricciones que puedan sufrir los diésel. Pero lo único cierto, en estos momentos, es que un diésel moderno recibe el mismo tratamiento que un gasolina moderno y que las restricciones que sufrirá, en ciudades que limiten el tráfico en episodios de alta contaminación, será exactamente el mismo. Y la razón no es otra que el modelo que rige para determinar cuán contaminante es un coche, el del etiquetado de emisiones de la DGT, los distintivos ambientales. Veamos por qué los diésel modernos disfrutan de la misma etiqueta de emisiones de la DGT que sus homólogos de gasolina.

Etiqueta de emisiones C para diésel y gasolina modernos

Todos aquellos coches modernos equipados con motor de combustión interna que no sean híbridos, que no cuenten con soluciones micro-híbridas – algunas de las cuales reciben etiqueta ECO – y que no sean bifuel, alimentados por gas natural o GLP, reciben la etiqueta de emisiones C.

El distintivo C se aplica a los diésel matriculados a partir de enero de 2014 y a los gasolina matriculados a partir de enero de 2006. En otras palabras. La etiqueta de emisiones C es la que reciben los coches de gasolina que cumplan las normativas Euro IV, V y VI y los coches diésel que cumplan la normativa Euro VI.

Cualquier diésel comprado a partir de 2014 (Euro VI) recibe el mismo etiquetado de emisiones que un gasolina moderno, comprado este mismo año

El etiquetado de emisiones y las restricciones a diésel y gasolina

A día de hoy, cualquier restricción al tráfico que se establezca estará basada en este etiquetado de emisiones. El distintivo ambiental es el instrumento que ha ofrecido Tráfico, sobre todo a los ayuntamientos, que serán los que legislen al respecto, para poder regular el tráfico y establecer restricciones, ya sea temporalmente, en episodios de alta contaminación, o permanentemente, como es el caso de Madrid Central / Madrid 360, y el área al que podrán acceder vehículos ECO, CERO, y aquellos exentos de la restricción.

De aquí podemos extraer varias conclusiones. La primera, que un diésel moderno, equipado con sistemas de reducción de emisiones de NOx como los basados en AdBlue, tiene el mismo tratamiento que un diésel de 2014, que podría no equipar este sistema. También vemos que un diésel moderno, matriculado a partir de 2014, tiene la misma clasificación que un gasolina moderno, el que podamos comprar como nuevo hoy mismo. Aunque también es cierto que los diésel más antiguos son los más agraviados. Un diésel adquirido en 2013, o antes, tiene una etiqueta de emisiones B, con más restricciones que la C que recibe un gasolina adquirido en 2006.

¿Y qué pasará de ahora en adelante?

El distintivo ambiental de un diésel actual es también el mismo que el de un diésel comprado a partir de 2014, o un gasolina comprado a partir de 2006

Cuando se presentó el distintivo medioambiental nos sorprendió que la nomenclatura no respondiera a la lógica natural que habitualmente se aplica a las etiquetas de eficiencia energética, en las que la A identifica a un aparato más eficiente que la G, que identificaría a un aparato poco eficiente. Las etiquetas empleadas en neumáticos también siguen esta lógica, donde la A representa el mejor neumático en características como eficiencia (consumo de carburante), agarre (según su distancia de frenado) y ruido generado.

¿Es justo el distintivo ambiental?

Es evidente que al aplicar el distintivo C como el menos contaminante, tras los distintivos ECO y Cero, se deja abierta la puerta a que en el futuro exista un distintivo D en el que se agrupe a los coches que sean aún menos contaminantes que los actuales. Desde el punto de vista técnico, por ejemplo, un diésel actual equipado con sistemas anticontaminación basados en AdBlue emite unas emisiones de NOx significativamente más bajas que un diésel de 2014 que no cuente con un sistema de este tipo. Pero ambos reciben el mismo tratamiento.

De hecho, estas cuestiones ya han llevado en numerosas ocasiones a asociaciones ecologistas a solicitar un etiquetado más estricto con los diésel más antiguos, en el que incluso los diésel anteriores a 2015 se quedaran sin etiqueta, y sufrieran las restricciones más severas. En cualquier caso, no parece que la calificación oficial vaya a cambiar a corto plazo, lo que no solo afectaría a la mayor parte del parque de automóviles español, sino que además sería un tanto caótico, si tenemos en cuenta que vehículos que ya han recibido un distintivo, tendrían que quedarse sin él.

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