Hubo una época en la que un todoterreno no era un SUV para subir bordillos ni un comodín para llevar el carrito del niño. Eran máquinas duras, sencillas y casi industriales, pensadas para sobrevivir a la piedra, al barro y al campo sin pedir disculpas. En ese mundo de 4×4 auténticos, el Nissan Patrol fabricado en España se ganó un respeto propio, un respeto que aún hoy se nota cuando uno aparece por el retrovisor.
Conviene recordar que los primeros Patrol construidos en la Zona Franca de Barcelona no llevaban un motor diseñado por Ebro, sino el bloque diésel británico Perkins MD27, empleado en múltiples vehículos industriales de la época. La asociación con la marca Ebro llegó por la integración industrial con Motor Ibérica y porque algunas versiones se comercializaron bajo ese nombre, pero su mecánica inicial era importada, robusta y muy lejos del refinamiento.
Evolución mecánica: la llegada del motor A4.28
- El primer motor español real llegó después: el A4.28, evolución del Perkins adaptada y fabricada localmente.
- Supuso más suavidad, mejores prestaciones y una identidad mecánica propia para el Patrol español.
Con la llegada de la Serie 260, el Patrol español dio un paso importante al adoptar el motor A4.28 desarrollado por Motor Ibérica a partir del Perkins MD27. Con 2.821 cm³, 76 CV y una construcción sencilla, era un propulsor hecho para durar. Su evolución, el A4.28T, añadía turbo y alcanzaba los 95 CV, lo que aportaba un empuje muy necesario en carretera. También existió una versión revisada, el A4.28 II, con 84 CV, montada en los últimos 160/260.
La producción española se mantuvo entre 1983 y 2001, con unas 196.000 unidades ensambladas en la planta de Barcelona. El salto al motor A4.28 permitió ofrecer un Patrol más coherente con las exigencias del mercado europeo, sin perder el carácter rudo que lo definía.
Del Patrol Ebro al icono clásico
- Las primeras unidades se vendieron como Ebro Patrol antes de adoptar plenamente la marca Nissan.
- Hoy forman parte del pequeño círculo de 4×4 clásicos que han ganado valor con los años.
En sus primeros años de comercialización española, varios Patrol se vendieron bajo la marca Ebro, con su logotipo visible en el frontal. Esa etapa breve, previa a la estandarización como Nissan, refuerza su aura de vehículo nacional. Tanto los modelos con motor Perkins como los posteriores A4.28 se distribuyeron con esa denominación, y no existen cifras oficiales claras que separen cuántas unidades correspondieron a cada mecánica. Aunque lo más curioso es que el aterrizaje oficial de Nissan en España hizo desaparecer la denominación Ebro en nuestro país, mientras que este siguió presente en aquellos países donde Nissan no distribuía oficialmente y se importaban los Ebro. Así, la marca Ebro siguió presente más tiempo en el extranjero que en España.
Encontrar hoy un Patrol con motor Ebro no es fácil, en parte porque es más habitual toparse con unidades equipadas con el mítico seis cilindros Nissan SD33. Aun así, las versiones A4.28 han pasado a ser piezas muy apreciadas entre aficionados al 4×4 clásico. Sus precios oscilan entre unos 4.500 euros para ejemplares en estado correcto y más de 13.000 euros en unidades bien conservadas.
Un superviviente de la era analógica
- El Patrol español representa una filosofía mecánica ajena a la electrónica actual.
- Sigue siendo un recordatorio de cuando un 4×4 se medía por su capacidad real fuera del asfalto.
En un mundo lleno de SUV repletos de pantallas, asistentes electrónicos y automatismos, el Patrol Ebro encarna lo contrario: mecánica pura, sencillez y la sensación de que todo lo importante está hecho de metal. Un recordatorio de aquella época en la que un todoterreno se valoraba por lo que era capaz de hacer en el campo, no por cómo quedaba en la puerta del colegio.







