Se acabó reparar por nuestra cuenta el coche. De un tiempo a esta parte, la posibilidad de reparar en casa nuestros coches, con poco más que una caja de herramientas, se ha convertido en algo inviable en la mayoría de los casos. Tareas en otro tiempo tan sencillas, como reparar un faro fundido, son cada vez más complicadas, ya no solo por un retorcido interés del fabricante para mantener la actividad en su red oficial, sino también por la complejidad que han alcanzado muchos sistemas presentes en un coche, dependientes cada vez más de la electrónica, o incluso en el caso de híbridos y eléctricos dependientes de sistemas eléctricos que requieren de un cuidado especial para evitar accidentes.
El polémico tornillo de BMW
Pero hay otros casos, como en el que nos ocupa, en el que es el fabricante el que se propone complicarlo todo, poniendo trabas que, si no impedir, sí complican cualquier tarea de mantenimiento. Y ese es el caso del polémico tornillo cuya patente ha registrado BMW, y que hemos interpretado con una recreación de inteligencia artificial, la que ilustra esta entrada.
Ahora bien, ¿de verdad quiere acabar BMW con las reparaciones caseras y en talleres no autorizados inventándose un tornillo?
Un tornillo a prueba de manitas
Un tornillo molón, un problema para el manitas. Eso es lo que conocíamos estos días después de que trascendiera una patente registrada por BMW, en la que nos mostraba una idea bastante curiosa. La patente nos presentaba un diseño de tornillo en el que BMW había aprovechado los cuartos de la bandera de bavaria – que no son las hélices de un avión – de su emblema, para disponer las muescas que encajarían en un diseño, también específico, de destornillador. Lo que impediría esencialmente emplear destornilladores estandarizados.
Como no podía ser menos, las reacciones en contra en internet no tardaron en llegar. Especialmente procedentes de una parte del público que hemos desarrollado nuestra afición por el automóvil abordando por nuestra cuenta tareas de mantenimiento y reparaciones del coche, de menor o mayor complejidad, y vemos en los derroteros que está siguiendo la industria del automóvil una amenaza para estas prácticas.
En cualquier caso, desde estas líneas me gustaría llamar a la calma y, sobre todo, matizar lo que realmente BMW se trae entre manos.
Efectivamente BMW quiere restringir el acceso a ciertas reparaciones, tal y como reconoce en la propia patente registrada (World Intellectual Property Organization), pero no a cualquier componente o accesorio, sino a elementos críticos o estructurales, en los que el cliente, según BMW, no debería intervenir por razones de seguridad, como son algunas fijaciones como las que anclan la consola central a la estructura del coche, el panel de instrumentos, o los asientos.
Por otro lado y no menos importante, el registro de una patente no implica en ningún caso que la patente vaya a hacerse efectiva, y la vayamos a ver aplicada en un producto final.
